“El sector de la minería está completamente estancado”

COLPRENSA – EL NUEVO DÍA
A nivel nacional se tiene un discurso de locomotoras jalonadoras del desarrollo, pero en lo local tenemos municipios que promueven medidas que prohíben ese desarrollo. Ese es el caso de la consulta popular de Piedras o la de Tauramena, que aunque no es minera, sino petrolera, sí son precedentes de rechazo la actividad minera o petrolera.

“Estamos estancados”. Así describe lo que está sucediendo con el sector minero según Claudia Jiménez, directora Ejecutiva de la Asociación del Sector de la Minería a Gran Escala (SMGE), un gremio que nació hace un par de años y que agrupa a las 13 empresas más grandes de minería en el país.

- ¿Qué lectura hace del sector minero?

En 2010 el sector minero colombiano estaba en su máxima expresión, había una expectativa de aumento importantísima. Y aunque Colombia no es un país minero, estuvo en el radar de los inversionistas hasta el año pasado porque teníamos unas expectativas importantes.

- Y ya no...

La expectativa de crecimiento de 2010 y 2011 cogió fuera de base al sector público y al privado. El primero no tenía una institucionalidad a la altura para acompañar el crecimiento de la industria; y el segundo, estaba mal organizado. Además había un entorno bastante por algunas políticas públicas. Quisimos aprovechar esa ventana de oportunidad que se abría en el país. Hoy, de ese cuarto de hora, ya pasaron 13 minutos, y se está cerrando.

Desde lo internacional nuestro sector está en un ciclo de precios bajos y, por lo tanto, hay menos demanda y más dificultades. Podemos decir que Colombia dejó pasar ese momento. Los comodities tienen una volatilidad bastante importante y la industria está acostumbrada a esa volatilidad de precios. Ahora, la diferencia la hace el entorno nacional; es decir, qué tan estable, tan amigable con la inversión y qué tanto acompaña el crecimiento de las operaciones.

- ¿Qué representan para el sector las 13 empresas que conforman la SMGE?

Cerca del 90 por ciento del carbón, el 100 de ferroníquel y el 60 del oro legal que se producen en el país.

- ¿Qué ocurre hoy?

Francamente, tenemos un entorno hostil, un mercado desfavorable, igual que el entorno nacional, razón de más para terminar bien organizados y alistarnos para cuando los precios vuelvan a subir. Ha habido momentos mejores. La SMGE nació en un momento en el que había una gran ilusión, hoy tratamos de hacer ese sueño realidad, aunque las circunstancias han cambiado bastante, aunque de forma desfavorable.

- ¿Siguen siendo una locomotora, como lo considera el Gobierno?

Creemos que las razones por las que el sector fue declarado una locomotora del crecimiento siguen siendo válidas y el país no puede desaprovechar esa ocasión.

- ¿Por lo dicho, a esa locomotora le falta carbón?

En Colombia hace más de 20 años no hay un proyecto nuevo de minería a mediana o gran escala. Mientras el sector de petróleo es una industria que lleva 20 años de desarrollo; en minas no ha arrancado. En ese mismo periodo no hay un proyecto importante que haya entrado.

- ¿Por qué se produce esta circunstancia?

Porque los ciclos en el sector minero son muy largos. Le resumo las fases en dos aspectos: La primera es de exploración, que puede durar entre cinco y 11 años; y la segunda, es de explotación, que puede durar entre 15 y 90 años. Hoy estamos hablando de unas inversiones que se decidieron hace ocho años y las que se definan hoy, se harán en los próximos años.

- Teniendo en cuenta esos plazos tan largos, ¿por qué invertir?

Por el potencial de los yacimientos. En Colombia sólo conocemos cerca del 50 por ciento del potencial de nuestro territorio geológico, y de los aspectos geofísico y geoquímico estamos en menos del 10 por ciento, somos un país inexplorado.

- ¿Cómo ve la seguridad en estos años?

La seguridad hoy es mucho mejor que hace 20 años, aunque se ha deteriorado un poco por el proceso que está viviendo el país, y no me refiero al proceso de paz, sino al social y de desarrollo…, las comunidades y los campesinos son muchos más activos. Todo esto ha hecho que el entorno para esta industria se vuelva mucho más difícil.

- ¿Por qué Colombia estaría en el radar de los inversionistas extranjeros?

Por el potencial del subsuelo, aún desconocido; por el retorno de la seguridad desde hace unos años, y por el manejo macroeconómico serio que nos distingue de otros países de América Latina.

- ¿Cómo les ha ido en materia de orden público?

El país ha ganado mucho en seguridad, y ha cambiado mucho frente a lo que era hace 30 ó 40 años. La seguridad democrática hizo que Colombia apareciera en el radar de los inversionistas mineros, y de muchos oros sectores más.

- En medio de ese panorama oscuro, ¿qué llamado hace al país?

Esta industria, hasta 2011, jalonaba buena parte de la economía y tenía sus indicadores en verde, con tasas de crecimiento del PIB minero del siete por ciento, de exportaciones al 38, la inversión extranjera era del 17, y demás. Pero hoy, a primer semestre de este año, nuestros indicadores están en rojo: el sector perdió dinamismo.

Esa es la verdad y hay que decirlo así. Hasta el año pasado crecimos de manera importante, pero hoy el sector de la minería está completamente estancado.

-¿Cómo entender el porqué de esos nubarrones?

Porque terminó el boom de precios. Y es que desde sus máximos históricos el precio del oro ha caído el 29 por ciento, el de carbón 61 y el de níquel 73 por ciento.

-Este año pareciera haber sido el año de los paros para su sector…

Sí. La conflictividad social y laboral nos ha tenido parados una buena parte del año. Se produjeron huelgas en el Cerrejón, en la Drummond y en CNR (Colombian Natural Resources), que han costado al país cerca de 375 mil millones de pesos. No vamos a ser capaces al terminar este año de recuperar las 10 millones de toneladas que ha dejado producir el país, y que se dejaron de exportar. Eso significa ingresos que dejaron de entrar, impuestos que se dejaron de pagar.

- Usted dice que el entorno nacional es adverso, ¿por qué?

Por cuenta de problemas como la tardanza en la regulación ambiental, los problemas con las CAR que son claramente opositoras a proyectos como ‘Eco oro en Santander’, además de los casos de Tolima (Piedras), y la falta de delimitación en las reservas ecológicas.

- Pero, tienen algo de razón los ambientalistas, no le parece…?

Nosotros no queremos hacer minería en páramos. Necesitamos claridad en las reglas de juego para saber dónde empiezan y dónde terminan los páramos, como el de Santurbán, que hasta la fecha no se ha delimitado y esa interinidad es la que crea todos esos conflictos.

- ¿Por qué el llamado a los alcaldes para que exista coherencia?

Al parecer las autoridades locales no comparten la declaratoria de la locomotora minera en el Plan Nacional de Desarrollo. Hay alcaldes que promueven acuerdos municipales que prohíben la actividad minera en su región. En el ámbito nacional se tiene un discurso de locomotoras jalonadoras del desarrollo, pero en lo local tenemos municipios que promueven medidas que prohíben ese desarrollo. Ese es el caso de la consulta popular de Piedras, la de Tauramena, que aunque no es minera, sino petrolera, sí son precedentes de rechazo la actividad minera o petrolera.

Además, contamos con el cuello de botella de las consultas previas, y de los licenciamientos ambientales, y tenemos un Congreso que tiene 46 proyectos de ley radicados que afectan la industria, 17 de los cuales son particularmente negativos, en 2012 fueron 56. A Colombia le hace falta un consenso sobre para dónde vamos con la locomotora minera.

- Y las regalías…

Un dato para tener en cuenta: entre 2010 y 2011 las regalías crecieron 37 por ciento, este año crecieron en 1.4. El país quiere las regalías, pero no la actividad que las genera, eso es absurdo.

Credito
COLPRENSA

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