El peso del desarrollo está sobre Cajamarca

SUMINISTRADA– EL NUEVO DÍA
La población que es conocida como ‘la despensa agrícola de Colombia’, está en medio de una disyuntiva, porque debe elegir cómo será el paso de la doble calzada que promete traerle desarrollo, pero a un precio que aún se desconoce.

Don Antonio Cárdenas es uno de los comerciantes que reside al lado de la carrera Séptima de Cajamarca, la cual es la vía principal del municipio y que hace parte de la carretera Panamericana, que conecta el centro con el occidente del país.

Él, como otros habitantes, conoce el proyecto de doble calzada que prevé ejecutarse entre Ibagué y Cajamarca y sabe, además, que entre las alternativas para llevarlo a cabo, está el desbaratar su casa y muchas otras a lo largo de la vía para construir la segunda carretera.

En medio del mostrador de la tienda de abarrotes, ubicada hace más de 60 años al frente del Parque principal del pueblo, Don Antonio aseguró que si la doble calzada atraviesa Cajamarca, se perjudicará porque su negocio tendrá que ser removido de esa acera.

Sin embargo, afirmó que si la carretera se construye afuera del pueblo, como una variante, la cual es la opción licenciada por el Invías, las ventas de otros establecimientos del municipio mermarán.

Restaurantes, hoteles y distribuidores de repuestos, que dependen del paso obligado de viajeros y transportadores por la carrera Séptima, podrían quebrar y generar un remezón en la economía local.

Esa es la disyuntiva a la que se enfrentan hoy los más de 18 mil habitantes de Cajamarca, quienes en los últimos años han estado en medio de continuas exposiciones de proyectos de minería a gran escala y de infraestructura vial.

Ahora deberán decidir entre un par vial que podría dejarlos lejos de los bolsillos de los viajeros, o una doble calzada que atraviese el centro del pueblo, con las implicaciones que una obra de esa magnitud puede traer.

Sin marcha atrás

Sea cual sea la decisión que en el municipio se adopte, es una certeza que la segunda calzada entre Ibagué y Cajamarca se construirá, porque la obra corresponde a una necesidad de la infraestructura nacional.

A pesar del costo que puede sobrevenir para Cajamarca, es un proyecto que involucra 403 municipios y unos 12.5 millones de personas a lo largo del corredor Cúcuta – Buenaventura.

Francisco Javier López, representante de APP Gica, el proponente del proyecto, recordó que solo entre Ibagué y Cajamarca se transporta el 17 por ciento del total de la carga terrestre del país.

Por lo que agilizar los desplazamientos a lo largo de los 32 kilómetros que existen entre las dos poblaciones, se convierte en una prioridad si se quiere impulsar la competitividad vial nacional.

Cerca de tres décadas antes de que la célebre compañía alemana Krupp construyera el puente sobre el cañón del río Anaime, en 1928, la meseta donde se ubica Cajamarca ya era un punto importante en la región.

Cuando se habilitó el gigantesco puente de 285 metros de longitud, el tránsito vehicular atravesó el pueblo y el rodeo que debían efectuar los viajeros por la Vuelta del Cinco, la antigua vía hacia Ibagué que cruzaba por Anaime, quedó abolida.

Asimismo, con el avance del túnel de La Línea que se construye y que prevé acortar el trayecto entre Calarcá y Cajamarca, la segunda calzada desde Ibagué se ha convertido en una prioridad para el Gobierno nacional.

El proyecto

En términos simples, el proyecto de la APP Gica tiene como objetivo la construcción de una segunda calzada entre Ibagué y Cajamarca, que inicia en el puente del Combeima (variante) y culmina en la entrada del túnel de La Línea.

Yaritza Cifuentes, directora del Proyecto en la Concesionaria San Rafael, explicó que no es una vía común y corriente porque de los 32 kilómetros de longitud que tendrá, 12 kilómetros serán de puentes y seis de túneles.

Es decir, que del trazado total el 56 por ciento, 18 kilómetros, contará con un esquema conformado por túneles y puentes, alrededor de seis veces la distancia que existe entre el Parque Deportivo y el aeropuerto Perales.

Según la Ingeniera, se construirán 37 puentes en total, cuatro similares al que se construye en la actualidad en Gualanday, de entre 80 y 120 metros de longitud cada uno.

Asimismo, se estima que se construirán entre seis y siete puentes que podrían tener más de 300 metros de longitud, similares al que existe hoy en Cajamarca, sobre el cañón del río Anaime.

La nueva carretera se construirá abajo, entre la vía existente y el río, con el objetivo de reducir las afectaciones sobre los usuarios de la carretera que hoy opera.

Con respecto a los túneles, la ingeniera Cifuentes afirmó que se necesitará construir siete a lo largo del trayecto.

Debido al uso de puentes y túneles, la nueva calzada es más corta que la que funciona hoy. La longitud de la carretera será de 32 kilómetros. La que existe, tiene alrededor de 42 kilómetros desde Mirolindo.

Se calcula que la duración de las obras será de cinco años. El desarrollo del primer sector que va del puente del Combeima (variante) hasta el alto del Cocora, tardaría tres años.

Entre tanto, el resto de la construcción de la vía demoraría alrededor de dos años más, de acuerdo con los cálculos de la APP Gica.

La Ingeniera explicó que en caso de que la ejecución del proyecto quede en manos de la APP Gica, luego de firmado el contrato, se necesitará de un periodo de un año para adquirir los predios que se requieren.

Entre las principales ventajas que ofrecerá la nueva vía, está un menor tiempo en los desplazamientos al contar con un trayecto más corto y mayores velocidades en los recorridos.

Asimismo, la reducción de la accidentalidad con la doble calzada y de los costos de transporte debido al ahorro de combustible, porque según la ingeniera, las pendientes tendrán una mayor continuidad y la vía será más recta.

Dos opciones, una elección

La representante de San Rafael, señaló también que de ser aprobado el proyecto, se prevé construir la vía tratando de reducir al mínimo las afectaciones en el ambiente.

Según ella, “el trazado se desarrolla por donde menos personas residen”, por lo que el impacto en los habitantes de las zonas de influencia de las obras será reducido.

Ese aspecto está ligado de manera directa con la gestión predial que se ha convertido en la piedra en el zapato de otros proyectos viales en el país, como fue el caso de la doble calzada Bogotá – Girardot.

No obstante, al lado del proceso de mitigación de las afectaciones al ambiente y de proponer un trazado amigable y tranquilo, está las implicaciones directas de las obras sobre Cajamarca.

Entre las preocupaciones que manifiestan sus habitantes y líderes políticos, está la posibilidad de que el pueblo quede partido a la mitad si la doble calzada atraviesa la localidad.

Según ellos, la movilidad de los habitantes al interior del pueblo y de quienes viven en veredas cercanas al casco urbano se limitaría, por el incremento del tráfico sobre la vía.

Además, dijeron que como está planteado el trazado, se ampliarían las distancias para los conductores que deseen cambiar de dirección a través de los retornos que ofrece la propuesta.

De acuerdo con el proyecto, uno de los retornos está planteado a la altura del viaducto La Cerrajosa, y el otro en la parte alta de Cocora, más arriba del corregimiento de Coello.

Otra de las preocupaciones son los efectos que pueda generar la desaparición de 184 predios, 164 urbanos y 20 del área rural, que requiere la APP Gica para construir la doble calzada en Cajamarca.

Uno de los habitantes, quien pidió la reserva de su nombre, dijo que los comerciantes que vendan sus predios, se marcharán de Cajamarca, lo que impactará los ingresos del municipio, porque se pagarán menos impuestos como predial o de industria y comercio.

“Los que viven en esa acera no pierden, los dueños de esas casas son ricos, ellos esperan vender y se van, los que se quedan en el pueblo son los pobres”, aseguró.

En contraste, varios de los comerciantes que serían afectados, coincidieron en decir, que la vía debe atravesar el pueblo por el centro, porque un par vial (variante) “lo dejaría muerto económicamente”.

Todos los que fueron consultados señalaron que no se irán de Cajamarca, porque el área de los predios donde viven tiene la amplitud suficiente para la calzada nueva y para construir de nuevo sus locales.

Otros, menos optimistas, indicaron que serán afectados, pero prefieren una doble calzada que “traiga desarrollo” que un “pueblo afectado, sin turismo ni visitantes” y dijeron reconocer que prima el bienestar general sobre el particular.

El futuro de la calzada

Varios de los cabildantes que opinaron acerca del proyecto, afirmaron que al trazado le faltan retornos, y que es “inaceptable” que se pretenda construir un peaje entre Ibagué y Cajamarca, como está previsto en la iniciativa.

“El costo del transporte entre el municipio e Ibagué es alto y la tarifa del viaje se aumentaría aún más, porque con un peaje, la empresa transportadora trasladaría el costo adicional a los usuarios”, explicó un Concejal.

Otros habitantes que participaron en la reunión, aseguraron que de construirse la doble calzada en la mitad del pueblo, se deberán crear bahías al lado de la carretera para no afectar el comercio.

También, se propuso que la ubicación de los retornos, el número de soluciones urbanas para peatones y conductores al interior del municipio, deberá ser concertado entre los habitantes del pueblo y sus veredas, y el consorcio que sea escogido para construir la vía.

La propuesta

Desde hace cuatro años, la APP Gica S.A., que trae su nombre de la doble calzada Girardot – Cajamarca, adelantó los estudios socio económicos, financieros, técnicos y ambientales del único proyecto que por ahora existe para construir la segunda calzada entre Ibagué y Cajamarca.

Es por ello, que el primer gran apostador y quien tiene la primera opción en la puja por la doble calzada es la APP Gica, la cual es una promesa de sociedad futura.

La APP Gica está conformada por la Constructora Colpatria, Mincivil, Latinco S.A., Termotécnica Coindustrial S.A., HB Estructuras Metálicas S.A., todas compañías socias de la Concesionaria San Rafael.

La iniciativa, que en su totalidad es de carácter privado, fue presentada a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) al finalizar 2012, y en 2013, el proyecto fue aprobado en etapa de prefactibilidad.

La ANI continuó la revisión del proyecto, y luego de solicitar varios requerimientos a la APP Gica, en mayo de este año aprobó el proyecto en su etapa de factibilidad.

Ahora, la iniciativa es analizada por el Ministerio de Hacienda, cartera que revisa sus implicaciones financieras. De manera posterior, deberá recibir el aval del Departamento Nacional de Planeación (DNP).

El DNP, deberá analizar los beneficios del proyecto y si es viable o no que se desarrolle mediante una promesa de sociedad futura, como lo plantea la APP Gica.

Francisco Javier López dijo que hasta ahora se conoce de manera oficial que “el proyecto será aprobado por el Ministerio y por el DNP”, lo que podría ocurrir, según dijo, en las próximas semanas.

Sin embargo, de ser así, aún no se sabría si el proyecto quedaría en manos del proponente, porque deberá ser analizado y aprobado por el Consejo de Ministros.

Si recibe ese aval, la propuesta tal como fue presentada a la ANI, será publicada en el Portal Único de Contratación (Secop), por un periodo de dos meses, tiempo en el cual, otra organización podrá presentar y mejorar la iniciativa de la APP Gica.

De no surgir otra iniciativa para construir la nueva calzada, el proyecto tendrá vía libre para ser ejecutado por la APP Gica.

Preguntas y respuestas

Frente a las dudas, inconformidades y falta de información de las dos alternativas que existen y del proyecto en sus términos generales, representantes de la APP Gica y de la Concesionaria San Rafael se hicieron presentes en el municipio la semana anterior.

En una reunión adelantada en la Alcaldía con los integrantes del Concejo municipal y representantes de la comunidad, se entregaron detalles del proyecto y las alternativas que tiene el pueblo.

Ezequiel Romero, gerente de la Concesionaria, explicó que el paso de la doble calzada por e l centro del municipio, contará con obras de urbanismo, amueblamientos urbanos y zonas peatonales, pensadas en los habitantes.

Con respecto a la movilidad de transeúntes y conductores al interior del pueblo, el ingeniero explicó que el proyecto prevé la construcción de un puente peatonal, y uno para el flujo vehicular.

Y agregó q ue con la propuesta de doble calzada la longitud de los retornos continuarán en las condiciones actuales, mientras que con el par vial (variante), se aumenta la longitud de los mismos.

El Gerente además advirtió, que con la alternativa del par vial (variante), se generaría una desconexión vial, problemas de transporte urbano y “una afectación comercial severa”.

De otra parte, dijo que los problemas para el comercio de Cajamarca con la elección de la doble calzada serían momentáneos y se mantendría el uso del suelo en las actuales condiciones.

De la misma manera, Romero se refirió a la adquisición de predios y aseguró que no habrá expropiaciones o procesos similares, sino que la compra de las viviendas se adelantará de manera concertada.

“Lo que debe tener claro la gente de Cajamarca es que nosotros no vamos a atropellarlos a ellos.

“No vamos a sacar a nadie por la fuerza y vamos a concertar y a comprar, nosotros compramos predios, no desalojamos”, afirmó la ingeniera Yaritza Cifuentes.

Par vial

La otra opción es un par vial, que consiste en una variante que funcionaría con flujo vehicular en la dirección Cajamarca – Ibagué, afuera del casco urbano y que tendría una lon gitud de tres kilómetros.

Para construirla, se requiere la adquisición de 203 predios, 19 más que los que necesita la otra alternativa y además se deben efectuar varias obras debido a las condiciones geográficas de la zona.

Entre las obras, está la construcción de dos viaductos y un túnel, la estabilización de taludes, entre otros trabajos que se deberán efectuar.

Así como la alternativa de la doble calzada, el par vial tiene simpatizantes y detractores entre los cajamarcunos, porque dicen, aparte de asumir el riesgo de que el pueblo quede aislado, la movilidad de los pobladores también sería afectada.

Y es que si un viajero requiere viajar a Ibagué, ya no podría abordar un bus en el centro del pueblo como ocurre hoy, si no tendría que trasladarse hasta un retorno de la nueva variante que conduciría a la Capital del Tolima.

En contraste, sus defensores, argumentan que con la vía Cajamarca no sería partida a la mitad, y no se afectaría, según ellos, la movilidad de transeúntes y vehículos al interior de la localidad.

Credito
CRISTIAN ARROYO

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