Crónica de un alza anunciada

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Es bien sabido en estos días que el precio del dólar anda “por las nubes”, que el precio de los bienes y servicios con un componente importado suben de precio, prueba de ello es que si vamos a la tienda o al super esto se ve reflejado en los precios del pollo, de las harinas, granos, frutas cítricas, embutidos, electrodomésticos y muchas cosas más.

El colombiano corriente, y hasta personas con algún nivel de estudio se preguntan ¿Por qué sube todo cuando sube el precio del dólar?

Lo anterior es tal vez la pregunta de moda entre ciudadanos, inversionistas, banqueros, empresarios y muchos otros a los que el bolsillo nos ha golpeado esta alza. ¿Pero cómo entender este proceso?

Todo comienza por identificar el régimen cambiario colombiano, el cual actualmente es de libre flotación (o flexible), es decir, el tipo de cambio o precio de una divisa, en este caso el dólar, se comporta como cualquier mercancía, su precio sube o baja dependiendo de la oferta y la demanda. Cuando el precio de la divisa (tasa representativa de mercado, TRM) sube se dice que el peso colombiano se deprecia y cuando baja se dice que se aprecia.

Empíricamente se ha demostrado que el precio de una divisa puede variar por diversos factores económicos como el comportamiento del PIB de la economía local y la externa, la tasa de interés y los niveles de precios de los mismos, las relaciones de intercambio de los países relacionados, el precio de los commodities, comportamiento económico de otros países, las expectativas de los mercados en general entre otros factores. Hechos de carácter sociopolítico como el proceso electoral, la seguridad nacional, el régimen político y factores psicológicos como la especulación o el arbitraje pueden incidir en estos movimientos.

La depreciación actual es cercana al 27%, ya que el primero de enero de este año se encontraba en $2.392,46 por dólar llega hoy 20 de agosto de 2015 a $3.053,94 por dólar.

Anteriormente el valor más alto históricamente de la TRM se ubicaba en $2.968,88 el 11 de febrero de 2003, seguido de un máximo valor posterior de $2.561,21 para el 31 de marzo de 2009, desde entonces y hasta el último trimestre de 2014 había descendido.

¿Qué factores han generado este hecho? En primera instancia el precio internacional de petróleo que al día de hoy se ubica a US$41,14 el barril crudo ha presentado una caída pronunciada desde junio de 2014 cuando llegó a estar cercano a los US$120 el barril. Un segundo factor, es la devaluación del Yuan por parte de China en un 2% (pasa de 6,1162 a 6,2298 yuanes por dólar) con el propósito de impulsar las exportaciones que cayeron a julio un 8% lo cual estaba dificultando la economía de ese país. Como tercer razón están las expectativas de un incremento para septiembre de las tasas de interés de referencia en los Estados Unidos (Prime Rate) el cual no se hacía desde 2006 según lo anunció Janet Yellen presidente de la FED. Adicionalmente este año el dólar se ha fortalecido frente al euro debido a la falta de confianza frente a este zona económica a raíz de la problemática en Grecia y otros de los socios. Finalmente dos asuntos locales se suman a la pérdida del valor del peso colombiano frente al dólar, la reducción pronosticada del PIB para este año y la pérdida de confianza de los colombianos frente al ambiente político del proceso de paz.

¿Qué efectos tiene este comportamiento del dólar para la economía local? Los efectos positivos son claros, incremento de los ingresos en moneda local por exportaciones (café, petróleo, banano, flores, carbón etc), por turismo y por remesas, esto sumado a una ganancia “mágica” de competitividad de los productos colombianos en el exterior.

Del otro lado de la moneda, los principales efectos se aprecian directamente en la pérdida de bienestar social por reducción en el consumo y encarecimiento de los bienes de la canasta familiar que dependen de insumos importados o que son objetos de comercio internacional (bienes transables) como la carne, el pollo, el arroz, las pastas, las frutas, derivados del maíz, lácteos y muchos más, es decir, nuestra dieta alimenticia. Adicionalmente, se encarece el servicio de la deuda externa, el costo de financiación de nuevos talentos (manutención de becarios por estudios en el exterior, alzas en la inflación y por ende de la tasa de interés, y la importación de bienes y servicios en general.

¿Qué lección queda? El Gobierno nacional debe crear estrategias de revisión e intervención sobre los efectos positivos y nocivos para la economía en conjunto, del cual estoy seguro, siempre estarán peligrando los colombianos de menores ingresos que superan el 70% de la población total.

Todo lo anterior se veía venir desde principio de año, es la crónica de un alza anunciada, no se entiende porque el gobierno Santos en manos de su Ministro de Hacienda no llevó a cabo planes de contingencia para mitigar los efectos, que en este momento aún no se manifiestan fuertemente, pero muy seguro brillaran para la temporada decembrina y comienzos de 2016.

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