El drama de los vendedores ambulantes en medio del toque de queda

La mayoría de los vendedores ambulantes no cuentan con seguro médico.
Crédito: JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
Cientos de vendedores informales en Ibagué no saben qué futuro tendrán como consecuencia de las restricciones que son necesarias para frenar el avance del Covid-19. En medio de la preocupación, dicen entender la importancia de acatar las recomendaciones y mantenerse aislados por estos días.
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Los vendedores ambulantes son uno de los grupos sociales más afectados por el toque de queda total que inició ayer viernes a las 7 de la noche y el cual irá hasta el próximo martes 24 a las 6 de la mañana.

Algunos de ellos explican que se enfrentan a dos adversidades. Por un lado, si salen a trabajar corren el riesgo de resultar contagiados con el Covid-19, pero, si no lo hacen y se encierran en sus casas, no van a tener con qué alimentarse porque su sustento depende de lo que produzcan durante el día a día.

Según el último informe, solo en la carrera Tercera de Ibagué trabajan normalmente 1.500 vendedores informales.

Hasta el momento, las autoridades no han presentado un plan de atención a los vendedores ambulantes.

Muchos de ellos entienden la complejidad de la situación y lo importante que es la medida para prevenir la propagación del virus. Sin embargo, no dejan de pensar en cómo sobrevivirán estas medidas continúan.

En su mayoría pagan arriendo, compran los alimentos que consumirán el mismo día. Su capacidad de ahorro es limitada debido a sus pocos ingresos y difícilmente pudieron conseguir previsiones para enfrentar estos primeros tres días de aislamiento.

“Las ventas ya venían en caída desde que la gente dejó de salir. Yo vivo de vender tintos y pago una pieza todos los días de lo que vendo. Yo soy de Cúcuta y acá no tengo a nadie. Hace semanas que solo produzco para pagar la pieza y para la comida. Cada día Dios provee”, dijo Percy Díaz, vendedora de tintos en el centro de Ibagué.

Sobre cómo se ha preparado para enfrentar los tres días de toque de queda programados por los gobiernos departamentales y municipales dice que no ha tenido forma, que está sin provisiones.

“Qué va a ahorrar uno para comprar y guardar si nosotros vivimos del día a día. Para mí es muy dura la medida, y nadie ha venido a decirme qué puedo hacer para que no me dé tan duro. Aunque unas personas en una camioneta vinieron y me dejaron algo de mercado, con eso voy a poder comer por lo menos”, dijo.

“Nos toca encerrarnos porque, por lo menos con la compañía con la que yo trabajo, no va a funcionar durante todo este fin de semana. Las pérdidas para nosotros van a ser muchas, porque nos pagan un porcentaje según nuestras ventas”, dijo Alcibíades Díaz, vendedor de Vive 100.

“En la casa somos varios los que trabajamos y hemos podido comprar las cosas más necesarias. Sabemos que lo mejor es seguir las recomendaciones y encerrarnos para tratar de contener la propagación”, dijo.

“Ojalá no se tenga que extender esa medida por muchos otros días porque no sabemos qué vamos a hacer, seguro pasaremos muchas necesidades. Como la mayoría de los ibaguereños nosotros vivimos en arriendo y vamos a tener que sacrificar ese pago de arriendo para comprar la comida para estos días, ya después volveremos a la calle a trabajar”, finalizó.

“Nosotros vivimos siete personas y nos vamos a encerrar como lo mandaron. Entre todos hemos comprado y esperamos que no nos vaya a hacer falta nada durante estos días de encierro. El problema que tenemos es que no nos van a dar plazo para pagar el arriendo porque nos gastamos esa plata comprando para comer estos días”, afirmó Gustavo Toro, vendedor extranjero de repuestos para celular.

“Nosotros en nuestra casa hemos tomado medidas para protegernos porque un compañero tiene problemas respiratorios, entonces compramos antibacterial y esas cosas más que todo por él, que es más vulnerable”, agregó.

“Tenemos que pedirle a Dios que nos alcance con lo que hemos ahorrado en estos días. Yo he vivido de las ventas hace 20 años y nunca había pasado por una situación parecida a esta. No sabemos qué hacer junto con mi familia”, dijo por su parte Arsenio Pérez, quien vende dulces y padece una discapacidad motriz.

“En mi casa vive mi papá y él ya es muy mayor y sufre de los pulmones y por eso lo estamos cuidando y no lo dejamos salir a la calle por lo que hemos visto en las noticias. Nos hemos cuidado como hemos podido, dentro de las posibilidades”, finalizó Arsenio Pérez.

 

Opine

Carlos Eduardo Cubillos, vendedor informal.

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Estos días voy a estar encerrado con mi familia porque qué más hace uno. Cinco personas dependen de lo que yo venda y de aquí en adelante quién sabe qué vayamos a hacer si esto sigue así.

 

Alcibíades Díaz, vendedor de Vive 100.

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El pánico de la gente hace que las cosas se acaben o que cuando vaya uno a comprar esté muy lleno. Ojalá las personas se preocuparan, pero no se asustaran, y se comportaran de otra manera.

 

Percy Díaz, vendedora de tintos.

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En las últimas semanas las ventas han estado tan malas que si consigo para la pieza no tengo para la comida. Pero uno entiende y por eso no voy a salir para ayudar en lo que se pueda.

Credito
EL NUEVO DÍA

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