Reactivación del Tolima: gran desafío socioeconómico

El gran reto para cuando pase la pandemia será reactivar el empleo en la ciudad.
Crédito: ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
La llegada del Covid-19 ha despertado preocupación entre los gremios económicos del Tolima, debido a las repercusiones que esta pandemia tendrá en sectores como el turismo y la producción agrícola, que afrontan un desafío no menor al del resto del territorio nacional.
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Conclusiones como estas surgieron en una sesión de Diálogos sobre Desarrollo Regional, liderada por Jaime Eduardo Reyes, director del Instituto de Desarrollo Regional (IDR), y Carlos Alberto Salazar, director del programa Ibagué Cómo Vamos.

Del evento también participaron Alberto Montoya, exgerente de la Comisión Regional de Competitividad, y Alba Lucía García, directora de Fenalco seccional Tolima.

“La reactivación dependerá muchísimo del apoyo del Gobierno y de las inversiones públicas que se puedan hacer aquí; también, de los presupuestos locales y departamentales, y ahí hay una tarea: trabajar en la reformulación de los planes de Desarrollo, algo que se venía trabajando en estos primeros meses del año, y esta situación obliga a replantearlos”, explicó Jaime Eduardo Reyes.

“Se deben plantear estrategias que permitan volver a establecer las líneas de acción. Se necesita la consolidación de planes de acción para la generación de empleos, una nueva política de desarrollo económico en Ibagué y contribuir a normalizar la situación económica de la ciudad”, destacó Carlos Alberto Salazar.

Por su parte, Alberto Montoya señaló que uno de los retos de esta situación será “Cómo se puede dejar de perder el 25% de los alimentos, optimizar lo que hoy se convierte en la principal apuesta económica del Tolima y lograr que los jóvenes vean como oportunidad económica la vida y el trabajo en el campo o profesionalizar el campo”.

El llamado, según la Directora de Fenalco, es a “reconectarnos con el campo. La tecnología es transversal y debe ser tenida en cuenta en estos sectores (...). Se debe invertir en vías terciarias para que los campesinos puedan distribuir sus productos. Es la hora de reestructurar las políticas”.

En síntesis, añadió, la informalidad y el trabajo independiente son los de mayor repercusión negativa, ya que al menos 55 mil pequeñas unidades productivas se han visto afectadas, “y cuando uno habla de esas cifras se habla de que la afectación es grande”, puntualizó.

Credito
EL NUEVO DÍA

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