En Ibagué diariamente solo puede operar el 50% del servicio público colectivo, es decir, 478 busetas de las 956 que están habilitadas, y la ocupación máxima de cada buseta puede ser de hasta el 35% de acuerdo con su capacidad de pasajeros.

Estas condiciones de trabajo tienen en crisis a los propietarios de las busetas, por un lado, lo que ganan no les da ni siquiera para pagar el mantenimiento de los vehículos, siguen pagando la misma tarifa a las empresas de transporte y el sector estudiantil que dinamiza el negocio está paralizado.

Géferson Cruz Alonso, representante de pequeños y medianos propietarios de busetas urbanas, indicó que actualmente una buseta moviliza entre 80 a 100 pasajeros, lo que no les deja margen de ganancias.

“Estamos trabajando a pérdida, quedan por día 60 mil pesos, sacando el pago del conductor, porque a parte están los gastos de seguros, gasolina y revisiones.

“Lo más crítico es que las empresas no han descontado un solo peso de lo que se paga por planilla, que son en promedio 700 mil pesos quincenales”, explicó Cruz.

En este sentido, los propietarios son conscientes que la ocupación por buseta no se va a modificar en el corto plazo y habilitar el total de la flota por ahora no es viable.

Así las cosas, para el gremio la única solución es que la Administración municipal subsidie el transporte público.

Pedidos del gremio

De acuerdo con Cruz, la Alcaldía debe buscar la forma de financiar un porcentaje del servicio de transporte, “en el decreto 575 expedido por el Gobierno nacional se habla de las medidas para mitigar la afectación, es así que los entes territoriales pueden optar por medidas de subsidio o ayudas a las empresas y por ende a los propietarios, pero al Alcalde no le interesa el tema”.

El líder gremial se refiere al artículo 3 del decreto que dice, “los sistemas de transporte colectivo y masivo deben ser sostenibles basados en la calidad en la prestación del servicio y en control de ilegalidad y la informalidad por parte de entidades territoriales. Para ello las tarifas que se cobren por la prestación del servicio, sumadas a otras fuentes de pago de origen territorial si hubiere, deberán ser suficientes para cubrir los costos de operación, administración, mantenimiento y reposición los equipos”.

Para el vocero es necesario que se apliquen las medidas de mitigación y apuntó que se debe suspender o reducir el cobro por planilla que hacen las cooperativas de transporte y los aportes a fondos.

“Con la reapertura económica no es que empezamos generar ingresos porque el sector estudiantil mueve el 60% de la operación, y si hablamos las empresas no todas están abiertas o están con teletrabajo, entonces este negocio si no es subsidiado no puede seguir funcionando”, finalizó Alonso.

Propietario

José Saúl Torres, propietario de buseta, señaló que sumado a las pérdidas registradas durante el  tiempo en que estuvo paralizado el transporte, actualmente lo que ganan no da para el sostenimiento.

“En promedio el cambio de aceite cuesta $300.000, alcanza para 17 días, y la empresa nos cobra la planilla como si estuviéramos trabajando en un día común, además nosotros colocamos los implementos de bioseguridad. Y de los fondos de reposición, que es a donde aportamos, tampoco hemos visto un peso de esos dineros”, acotó Torres.

Conductor

Yeison Salazar, conductor, contó: “La situación es difícil tanto para los propietarios como los conductores, el trabajo no rinde, y las condiciones laborales también cambiaron, es decir, los porcentajes en los contratos. Realmente para muchos es mejor coger otro rumbo”.

Dato

Los conductores apenas ganan entre $30.000 o $35.000, mientras los propietarios dicen que el margen de ganancia es de apenas $60.000 diarios.