‘Se debe apoyar la educación sin distinguir entre pública y privada’, Reyes

Crédito: Universidad de los Andes / EL NUEVO DÍAAlfonso Reyes es ingeniero de sistemas y físico de la Universidad de los Andes, máster en Computer Science de la Universidad de Maryland y doctor en Management Cybernetics de la Universidad de Humberside; además, cursó un posdoctorado en Organizational Learning en la Universidad de Lincoln.
El rector de la Universidad de Ibagué, Alfonso Reyes, manifestó que para disminuir el desempleo en Tolima, se debe trabajar en tres estrategias; formar más programadores, constituir una incubadora de empresas y apostarle a la bioeconomía.
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Alfonso Reyes dice que asumir la rectoría de la Universidad de Ibagué fue como volver a casa, sin embargo, al mismo tiempo un desafío, debido al difícil momento que atraviesan las universidades privadas del país. Una de las estrategias de la institución es apelar a la solidaridad de los tolimenses para lograr que más de 300 estudiantes continúen sus estudios.

En diálogo con EL NUEVO DÍA, Reyes habló del apoyo que necesitan las universidades de parte del Gobierno nacional, el presente y futuro de la educación y la forma en cómo Ibagué puede enfrentar el desempleo.

 

EL NUEVO DÍA: ¿Tras dos meses de haber regresado a la Universidad de Ibagué cuál es balance inicial? 

Alfonso Reyes: Han sido dos meses difíciles en general para la educación en el mundo y en particular para las universidades privadas, porque en gran medida sus ingresos totales dependen de las matrículas de los estudiantes. En el caso de la Universidad de Ibagué, un 85% de los estudiantes son de estratos 1, 2 y 3.

De esos estudiantes un porcentaje importante no pudo matricularse este semestre, en una universidad pequeña como la nuestra, cuyos ingresos dependen de matrículas, el impacto sobre las finanzas es muy grande. Ese ha sido el reto más importante, lograr el balance del presupuesto para el próximo año, pero gracias al apoyo de todos los profesores y administrativos finalmente lo logramos.

 

E.N.D.: ¿Cuál es el principal problema ahora?

A.R.: El problema es más de liquidez que de deserción académica, que es un problema más difícil de manejar. Cuando es por aspectos académicos usted siempre puede apoyar al estudiante, pero cuando es financiero es más complicado. 

La Universidad de Ibagué es una institución sin ánimo de lucro, es decir, nadie se beneficia con los excedentes a final de año, sino que todos se reinvierten. Pero ahora los recursos no alcanzan para 340 jóvenes que este semestre no pudieron matricularse. 

 

E.N.D.: ¿Cuál es la estrategia de la Unibagué para hacerle frente a esta situación? 

A.R.: Decidimos ir hacia fuera y creamos una campaña de filantropía, apelando al buen corazón de los tolimenses, que en este momento puedan darle la mano a estos jóvenes que les falta poco para graduarse. Nuestra meta es recoger a final de diciembre $700 millones, en este momento hemos recolectado un poco más de la mitad. En este sentido, hago un llamado a la solidaridad, en esta Navidad una beca para uno de los 340 jóvenes es una ayuda que les va a cambiar la vida. Nuestros estudiantes, aunque provienen de los primeros estratos, no son pobres, están temporalmente ilíquidos que es muy distinto. 

Por esta razón, en el fondo lo que estamos pidiendo no es un acto de caridad, es una inversión social que los tolimenses hacen en el presente de la región, que son los jóvenes.

 

 E.N.D.: Durante esta pandemia, la universidad se ha vuelto otra cosa, ¿en qué ha cambiado?

A.R.: La Universidad de Ibagué estaba bien preparada para enfrentar la pandemia a nivel educativo, porque hace 10 años tomó decisiones estratégicas, pensando en mover la universidad a un modelo híbrido, combinando virtualidad  y presencialidad. 

Primero, los profesores se han formado en el uso pedagógico de la tecnología en aula de clase, porque no es simplemente poner powerpoint. La segunda decisión fue entregarles un computador gratuito a todos los estudiantes. Años después de estar implementando esas dos acciones, el 80% de los profesores estaban preparados para la virtualidad y los estudiantes tenían un computador.

Es lo que hemos estado haciendo en estos últimos ocho meses, adaptando cada vez más la virtualidad a las expectativas de los jóvenes y a las dificultades que ellos tienen en sus casas.

 

E.N.D.: El que la educación sea virtual es un reto para las universidades regionales, puesto que entran a competir con las instituciones de las capitales, ¿cómo cree que está posicionada la educación superior del Tolima en el país?  

A.R.: Si uno toma los resultados de las pruebas Saber Pro, que es la medición estándar en el país para ver que tan bien están formados los estudiantes cuando salen de la universidad, el Tolima está en el promedio, no sobresale. Y hay diferencias muy grandes entre una y otra universidad a nivel regional. 

Las dos universidades en el Tolima que tienen la acreditación de alta calidad, la Unibagué y la Universidad del Tolima, la privada grande y la pública grande, puedan ofrecer sus programas acreditados a estudiantes de afuera, es una muy buena oportunidad. 

Sin embargo, esas posibilidades se pueden concretar a nivel de posgrados, no tanto de pregrados.

 

E.N.D.: ¿La falta de la clase presencial cómo afecta el proceso educativo?

A.R.: Los jóvenes que atendemos necesitan de la presencialidad en su proceso de formación, porque la universidad únicamente no entrena en habilidades, sino que forma el carácter, los guía y ayuda a identificarse como ciudadanos. Para esos fines la virtualidad no es suficiente, ellos necesitan del contacto estrecho. Por eso la Universidad de Ibagué aunque se va a mover a un modelo híbrido, no va a ser una universidad que ofrezca carreras virtuales. Sí vamos a combinar los esquemas, porque los jóvenes cuando terminen sus carreras seguramente van a realizar posgrados virtuales, entonces a ese punto llegarán preparados.

 

E.N.D.: ¿Es optimista sobre que la universidad vuelva a ser presencial?

A.R.: Soy realista teniendo en cuenta los datos que estamos obteniendo hoy en día, yo diría que es muy probable que en el segundo semestre del 2021 vuelva la presencialidad. La vacuna aunque ya empezó a aplicarse en varios países, a Colombia llegará hacia mitad del año entrante a un buen número de la población. 

 

E.N.D.: ¿Las universidades privadas también necesitan mayor respaldo del Gobierno Nacional?

A.R.: Se dio cierta inequidad en cuanto al apoyo del Gobierno a las universidades. La mitad de los jóvenes universitarios en Colombia estudian en instituciones privadas, la otra mitad acceden a la universidad pública. Pero de 6 billones de pesos que el Gobierno destinó para apoyar a las universidades, 90% se destinaron a las instituciones oficiales, por lo que muchas se movieron a un esquema de matrícula cero, lo que está generando un desbalance. La Asociación Colombiana de Universidades le ha enviado una carta al Presidente de la República, mostrándole que es importante un mayor apoyo. Así, lo que uno puede avizorar, es que muchas universidades privadas tendrán que cerrar, pero quién se hace cargo de los estudiantes que están atendiendo, si la pública no tiene la capacidad. 

Es algo de lo que hay que tener conciencia a nivel nacional, de que el apoyo tiene que ser para el servicio de la educación, no es una buena idea distinguir entre la pública y la privada.

 

 E.N.D.: ¿Cómo ve la economía del Tolima?

A.R.: Muy resentida, como la de todo el país, pero tal vez lo que caracteriza y hace más difícil la situación económica del departamento, es el desempleo. Si uno lo mira por rangos etarios, un desempleo juvenil de 37% es una bomba de tiempo social que hay que desactivar. No solo se puede generar una migración de estos jóvenes, lo cual le quita capacidad futura al departamento de desarrollarse, sino también provocar un aumento de informalidad y criminalidad.

 

E.N.D.: Hoy se habla de la necesidad de formar jóvenes en programación, ¿está de acuerdo con este pensamiento?

A.R.: Gran parte de las políticas para impulsar el desarrollo económico de Ibagué tienen que centrarse en la creación de empleo, ahí hay varias posibilidades a las que uno puede acudir. Por ejemplo, en temas de tecnología, formar a los jóvenes en herramientas de la computación, que es un tipo de formación rápida y permite acceso a buenos trabajos sin irse de la ciudad.

La Unibagué se está moviendo en esa dirección, acabamos de firmar un convenio con Amazon para empezar a ofrecer este tipo de certificaciones a nuestros estudiantes, además, vamos a empezar a llevar esta formación en programación a los colegios.

 

E.N.D.: El director del Dane dijo que los jóvenes preparados de Ibagué se están yendo de la ciudad por falta de oportunidades, ¿cómo impedir esa migración?

A.R.: Diría que hay tres estrategias para evitar esa migración de jóvenes. La primera ya la mencioné, es formarlos en habilidades tic. Lo segundo, es formarlos con una mayor capacidad emprendedora, de tal forma que cuando terminen creen empresa, pero necesitan apoyo gubernamental, serviría constituir una especie de incubadora de empresas.

La tercera es crear empresas localmente. Nosotros estamos planteando la posibilidad de que en Tolima se dé un proyecto piloto en un programa de desarrollo de bioeconomía, por ejemplo, a través de la acuaponía, que es una articulación entre el cultivo de peces en tanques y cultivos hidropónicos verticales. Ese tipo de integración puede multiplicar la producción de peces del departamento a una escala gigantesca, llegando directamente a las familias de los municipios e involucrando a jóvenes. Es una manera con la cual en un par de años se pueden generar muchos empleos.

 

E.N.D.: ¿Como docente le preocupa el rezago de la educación básica?

A.R.: En el mediano plazo el impacto más grande de esta pandemia más allá del económico, es el impacto en la formación de toda una generación en educación básica, fue prácticamente un año perdido para niños y niñas.

La formación en esos estadios de la infancia necesita del contacto físico, eso no se puede reemplazar nunca, así que ese vacío se va a empezar a reflejar en los siguientes años, por eso creo que la alternancia es un modelo muy necesario.

 

El regreso

E.N.D.: Decide asumir la rectoría de la Universidad de Ibagué en un momento complejo, ¿qué lo motivó?

A.R.: Tengo tres mujeres que amo, mi mamá, mi esposa y la Universidad de Ibagué. Cuando llegué por primera vez en 2009 me sedujo el sentido de pertenencia de las personas que trabajan aquí, y el sueño con el que la fundaron quienes la fundaron hace 40 años, brindar educación a estudiantes de estratos 1, 2 y 3.

 Esa combinación me llevó a enamorarme mucho más del proyecto educativo y quedarme seis años la primera vez. Pero cuando arrancó la pandemia y el doctor Vallejo tuvo que retirarse por temas de salud, pues se abrió la posibilidad de regresar, la decisión no fue tan difícil, era el momento de volver a casa, porque soy tolimense por adopción.

 

DATO

De cinco mil estudiantes que cursan sus estudios de educación superior en la Universidad de Ibagué, el 85% son de estratos 1, 2 y 3.

Credito
JUAN JOSÉ AGUIRRE Z.

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