Tela aérea: La danza de las alturas

Crédito: Jorge Cuéllar / EL NUEVO DÍAKaren Ducuara, maestra de tela aérea.
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Fuerza, telas, cuerpo y mente para hablar el lenguaje de la danza aérea.
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Guiar el cuerpo y la mente es una de las faenas que Karen Ducuara, artista plástica y visual durante ocho años, a pesar de los contratiempos, con constancia al igual que pasión, logra dominar e instruir a quienes se interesan por fluir en medio de la tela aérea.

Esta danza acrobática, proveniente del arte circense, también es un deporte en el que se fortalece el ‘core’ y la relación de cada individuo con su cuerpo, así pues, todo movimiento tiene una razón de ser.

La conexión con las telas, la polifonía, las emociones y los movimientos en las alturas, plasman un sentir, por ello, independientemente de la baja estatura de Karen, esta se eleva y entrelaza con las telas para expresar desde lo contemporáneo, la fragilidad y la fuerza de lo que implica ser mujer, la búsqueda de la libertad, las problemáticas que aquejan la sociedad, asimismo, a través de este arte refleja los lados oscuros de la vida.

De los golpes y moretones de esta práctica aérea, la que por poco y la deja fuera de las alturas para siempre, fue cuando se le corrieron seis vértebras. Una prueba física pero más emocional, donde contó con un proceso de recuperación amoroso, comprendido por el yoga restaurativo, fisioterapia y natación paralímpica, que le permitieron sanar, aprender del tiempo y reconocer la importancia de los silencios como el descanso.

Reafirmando su pasión, Karen sigue aprendiendo y trata de cuidarse, cuidar a las personas que tiene a su cargo para que no vayan a pasar, en lo posible, por una afectación como la que vivió ella.

Además, su pequeña hija sigue sus pasos y aunque aún no se sabe si en un futuro decida convertirse en maestra de tela aérea, de lo que sí se está segura es que aprecia el arte.

Primeros escalones 

Durante su proceso formativo y con el apoyo de sus padres, esta ibaguereña siente el arte como un aliado de la vida que le permite anclarse a la tierra, pero también, desconectarse de ella, así pues, estudió un técnico en diseño y más adelante Artes Plásticas y Visuales. 

Con su espíritu joven y entusiasta, en su paso por la universidad con unos compañeros empezó a practicar las diferentes disciplinas que comprenden las artes circenses en algunos semáforos de la ciudad, y con el dinero que reunía se pagó parte de sus estudios.

También, tuvo la oportunidad de recorrer Sudamérica y estudiar en la escuela de Trivenchi de Buenos Aires, Argentina, gracias a los aportes de su maestro trajo unas bases más sólidas a la ciudad para instruir a toda la comunidad esta práctica.

Pender en la ciudad

Las prácticas de tela aérea en Ibagué hace poco no existían, por ello, los artistas como Karen, que empezaron a gestar esta danza sortean muchas dificultades y accidentes, pero, como indicó la artista, toma tiempo como cualquier otra relación y en esta es importante esa afinidad con la arquitectura al igual que la comunidad.

Por lo tanto, las terrazas de artes de la Universidad del Tolima le abre las puertas a este arte y la maestra Karen Ducuara seguirá acompañando a quien desee en el proceso de formación en telas aéreas, asimismo, continúa con su aprendizaje constante para abrir otros escenarios que lo ayuden a visibilizar, valorar e invitar a las personas a practicarlo, sin importar la contextura o estado físico.

"Las telas se convierten en unos brazos, en otra piel, o un objeto que presiona y recuerda ese dolor que se lleva por dentro", Karen Ducuara. 

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Credito
Redacción Cultural / EL NUEVO DÍA

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