Cinco militares adscritos al Batallón de Contraguerrilla Pijaos, fueron enviados ayer a una prisión militar luego de que el juzgado Segundo penal con función de garantías de Ibagué encontró razones suficientes para considerar que participaron en la desaparición de un enfermo de epilepsia y de síndrome de Lennox-Gastaut, en Chaparral, el 7 de abril del 2007.  

El joven, natural de Barrancabermeja (Santander),  identificado como Rosemberg Ramos Rodríguez, de 22 años de edad, fue presentado por los sargentos Carlos Alberto Izeda y Florentino Ribera Moreno, así como a los soldados profesionales Otoniel Ruiz Yara, José Sandalio Alba Díaz y José Mauricio Ortegón, a sus superiores, el 9 de abril de 2007, como un temido explosivista de las Farc.  

Según recuerda Erick Ramos, padre de la víctima, su hijo salió del Puerto Petrolero de Colombia para asistir a una cita médica en Bogotá el 27 de marzo de ese mismo año, donde le recetarían unos medicamentos en el Hospital Militar, luego viajó a Chaparral a pasar un puente festivo en compañía de sus padres.  

“En Chaparral me lo hospitalizaron el 4, 5, 6, y el 7 de abril le dieron de alta (…) Estando en la casa (en Chaparral) fue a dar una vuelta por el pueblo y se me desaparece. Nunca más volvimos a saber  nada de él hasta el 30 de septiembre del 2008 cuando la Fiscalía nos cita diciendo que lo habían matado en combate y que era un guerrillero”, sostuvo el progenitor.  

Según informó para la época la Fiscalía, el joven había sido muerto de cinco disparos de fusil por un comando denominado Escorpión, del  Batallón de Contraguerrilla Pijaos, en combates ocurridos en la vereda San Isidro, en Cunday, al oriente del Tolima.   

Ahora los cinco militares implicados esperan a que la Fiscalía radique el escrito de acusación en los próximos meses, donde de hecho no les fueron indilgados los delitos de desaparición forzada y tortura, solicitados por la defensa de los familiares de las víctimas.