Padece el drama de vivir invidente

REDACCIÓN – EL NUEVO DÍA
Una docente tolimense denunció que acudió al médico de urgencia para que le calmaran un dolor en la espalda y la dejaron totalmente ciega.

Los días de docencia de Azucena Zabala Mendoza, de 35 años de edad, terminaron hace cuatro meses, luego de que asistiera por urgencia a la clínica Minerva, en Ibagué. 

La mujer aseguró que quedó totalmente ciega luego de que médicos le suministraran dos potentes inyecciones contra el dolor. 

El drama fue contado a EL NUEVO DÍA por esta ciudadana, quien asegura ser una víctima más del sistema de salud que regula el país, y que recurre a la denuncia pública para que, al igual que ella, otros denuncien la gravedad por la que atraviesa la salud en Colombia. 

A causa de que perdió su visión, esta madre cabeza de hogar dejó de ser autosuficiente y vive a la merced de otros familiares en Ibagué.

Además de que perdió la vista, lo que más le duele es que reside lejos de sus dos hijos, de 11 y cinco años de edad, quienes están a cargo de su madre, en Purificación. 

Impotente, ahora Zabala Mendoza piensa demandar a la clínica que la intervino, así como a la EPS Emcosalud, a la que está afiliada, para que respondan por su salud, puesto que el daño que ella sufrió el pasado 16 de agosto en la Capital Musical ahora es irreversible.

Finalmente, la maestra de  43 niños, de la escuela Guillermo Angulo Gómez, sede Castilla, dijo que paradójicamente una ida al médico volvió su vida un martirio.

Conozca su versión

De los viajes en moto que habitualmente hacía todas las mañanas, desde su casa en Purificación hasta la escuela Guillermo Angulo Gómez, en el corregimiento Castilla, en Coyaima, la ‘profe’ Azucena ha tenido que olvidarse.

El 15 de agosto un fuerte dolor lumbar la obligó a salir de su ‘tierra’ para ir al médico a buscar ayuda. 

“Ingresé a la clínica con un dolor lumbar en la parte derecha. La doctora de turno ordenó que me hospitalizaran porque supuestamente tenía cálculos renales...

“Al día siguiente, o sea el 16 de agosto, persistía el dolor y se hizo más intenso. Tuve que llamar al médico que estaba de turno y este al verme  dijo que me iban a inyectar unos medicamentos. Inmediatamente oí cuando ordenó a la enfermera aplicar Tramadol y Dipirona. Al inyectarme estas inyecciones me quedé dormida...

“Luego cuando me desperté me encontré con la ‘grata noticia’ (en sentido irónico) de que no podía ver. Perdí mi visión de manera súbita.

“Grité con angustia y el médico se me acercó y me decía que tuviera paciencia, que me calmara, que eso era una reacción de lo que me habían aplicado. Me insistió que cerrara los ojos por 10 minutos y que los volviera a abrir, para ver si ya había recuperado mi visión”, dijo con algo de llanto. 

“Después, cuando me vieron hacer un escándalo dieron la orden de subirme al cuarto 202. Allá me hospitalizaron y me practicaron una gran cantidad de exámenes  hasta el 3 de septiembre. 

“Pero unos días antes, el 26 de agosto, me hicieron una resonancia de órbitas visuales en contraste, donde la conclusión del radiólogo fue que tenía una neuritis óptica bilateral irreversible y que eso me lo había provocado el sistema inmune.

“Pero yo me pregunto: Si nunca padecí de ninguna enfermedad, y menos de los ojos, ¿por qué después de ir al médico termino con pérdida total de mi vista?”, señaló Azucena Zabala. 

Denuncia irregularidades

Como si la tragedia de haber perdido su visión ya no fuera poco, la especialista en docencia señaló que fue víctima de irregularidades, la más grave de ellas:“Que me cambiaron la historia clínica.

“Hace cuatro meses no hago más sino buscar que me ayuden (...) El medicamento que me aplicaron alteró mi sistema nervioso y este repercutió en un infarto del músculo que da la orden a la visión, o sea que afectó el nervio óptico”, señaló. 

“Ellos cambiaron la historia clínica y dicen que no me aplicaron Dipirona y Tramadol, pero lo cierto es que sí me los aplicaron. Igualmente ellos se quieren salir de su responsabilidad hablando con términos científicos que no entiendo”, concluyó.

Sin respuesta

Aunque esta redacción habló con Gustavo Enrique Rodríguez Cote, director médico de la clínica Minerva,  el galeno explicó que por motivos legales y por disposición de la gerencia del centro asistencial, solo hasta hoy hará un pronunciamiento.

Credito
REDACCIÓN JUDICIAL

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