Todo sucedió a un día del fin del semestre, cuando los estudiantes llegaron a la alma máter con el fin de marchar como reproche ante los recortes económicos que sufría la universidad, el proyecto del presidente Juan Manuel Santos de privatizar la educación superior en Colombia y, al parecer, los malos manejos administrativos que hoy padece el centro universitario.

“Todo estaba listo, cuando de repente unos estudiantes encapuchados llegaron y leyeron que no habría marcha, comenzando un ataque con papas bombas, piedras, palos, situación que conllevó a la presencia del escuadrón antidisturbios y funcionarios de la Defensoría del Pueblo”, dijo un docente del claustro.

Ante la amenaza de los encapuchados, 80 uniformados y una tanqueta se enfrentaron por tres horas con ellos, dejando la zona totalmente aislada, el comercio cerrado, tres locales averiados, congestión en la movilidad y varias personas afectadas por los gases lacrimógenos.

El comandante de la Policía Metropolitana de Ibagué, coronel Carlos Hernán Camacho, afirmó que el enfrentamiento no dejó personas heridas, ni capturados.

“Solo unas personas afectadas por los gases y hubo captura de un estudiante de Comunicación Social. Fueron cerca de 200 los encapuchados los que dañaron la convivencia del sector y las clases en la universidad”.

De otro lado, el defensor del Pueblo regional, Miguel Ángel Aguiar, se mostró inquieto y dijo a EL NUEVO DÍA que los estudiantes los llamaron para que la entidad se hiciera presente.

“Acudimos por solicitud de estudiantes y directivas para que se levantara la protesta y que circularan los alumnos. Había un cilindro en la parte de atrás de la universidad, pero al verificar se tornó una situación difícil porque fuimos agredidos. Algunos universitarios que antes nos pidieron ayuda luego nos agredieron”, aseveró.

UniTolima se pronuncia

 Ante los disturbios presentados en la universidad, las directivas mediante un comunicado a la opinión pública sostuvieron que rechazan los actos de violencia, el uso de artefactos explosivos y los comunicados intimidantes.

Según las directivas, estas acciones van en contravía de la construcción de las salidas pacíficas que hoy se tejen en el país.

Los hechos además pusieron en riesgo la vida y la integridad de la comunidad universitaria. A la vez, los disturbios afectaron la movilización pacífica que organizaban los estudiantes, con el propósito de hacer visible la necesidad de un presupuesto legal y justo con el fin de financiar la e ducación superior pública.

El comunicado recalcó el uso de un cilindro de gas cargado con explosivos, ubicado en una de las porterías, situación que generó pánico, lo cual demandó el acompañamiento de la Defensoría del Pueblo.