El drama de una familia al ver a su hijo en estado de coma

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
En la casa de una familiar debe vivir la familia del taxista embestido por la camioneta que conducía un menor en estado de ebriedad, esperando que se haga justicia.

Una semana después del accidente que dejó al taxista Cristian Camilo Triana Moscoso con heridas graves tras ser embestido por una lujosa camioneta conducida por un menor de edad, que además tuvo un grado de alicoramiento; la familia del afectado narra los duros días que han pasado tras el siniestro.

Yaneth y su hija Paola, hasta el momento se aferran a Dios para que su hijo resista las cirugías que le han practicado y también las que le falta; las oraciones son el único medio hasta el momento para sentir a su hijo, ya que está en una sala de cuidados intensivos, bajo un coma inducido.

En ese estado, su madre y hermana deben verlo y apenas recordar los sueños que unos muchachos irresponsables truncaron, pues Cristian Camilo había pedido prestado el carro a su padre para trabajar en la noche y ahorrar porque este semestre iniciaba estudios universitarios.

Su otra familia, la de los taxistas, no se ha despegado de su colega y la solidaridad los ha llevado a reunir dinero para que Yaneth y Paola puedan permanecer más tiempo en la clínica, ya que los Triana residen en la vía que de esta capital conduce a Rovira.

El drama

El domingo pasado, cuando eran las 2:30 de la mañana, sobre la avenida Pedro Tafur, sucedió lo que jamás imaginó una familia humilde de Ibagué; su hijo, quien decidió trabajar como taxista para pagar sus estudios universitarios, fue embestido por una camioneta que a gran velocidad saltó el separador y chocó contra el taxi.

Hace una semana, comenzaron los días difíciles de Yaneth, una madre que ahora se aferra a su creencia en Dios para que su hijo gane la batalla a la muerte, pues está en coma y le han practicado numerosas cirugías.

“La recuperación de mi hermano va bien, cuenta Paola; continúa en la UCI de Saludcoop en la calle 60, los médicos dicen que ya está en condiciones estables; en las últimas horas (noche del viernes) fue intervenido quirúrgicamente.

“La intervención fue en la clavícula, el brazo izquierdo y el fémur; esta última fue la más complicada, pues tenía destrozado el hueso en cuatro partes, fue la zona donde más demoraron en construir; asimismo, él perdió mucha sangre, fueron necesarios varios litros para una transfusión”, indica Paola Andrea.

Este joven de 19 años de edad, en días pasados tuvo que recibir una traqueotomía, todo bajo el estado de coma inducido. Su rostro también tendrá que ser reconstruido, ya que sufrió múltiples fracturas y, por ende, desfiguramiento facial.

“Los médicos sugieren que hasta que mi hermano esté más estabilizado, procederán a intervenir su cara. Siempre nos dicen que la recuperación es lenta, que debemos ser pacientes, que todo evoluciona lento, pero vamos de la mano de Dios, quien no nos desampara”, añade Paola.

¿Sin justicia?

El adolescente de 17 años, que protagonizó el accidente y según las autoridades competentes indicaron registró un grado en la prueba de alcoholimetría, fue llevado al Cespa, pero luego de un juicio salió libre, lo que generó molestia entre la ‘mancha amarilla’, que ha exigido justicia mediante marchas.

Yaneth Moscoso dice que debe hacerse justicia, le entristece saber que no hay leyes que prohíban las imprudencias, y más cuando se trata de menores de edad. Además, que se suma lo que podría llamarse falta de consideración desde la familia del menor borracho, pues ni el perdón les han dado.

“Hasta el momento no se han reportado para nada (padres del menor ebrio), no conocemos ni al muchacho, apenas sabemos el nombre”, asegura esta madre.

Con lágrimas, la madre de Cristian Camilo tan solo pronuncia sus últimas frases antes de ir a ver a su hijo.

“Dios bendiga a los taxistas que nos han apoyado en estos momentos”, esto, luego de la ayuda económica que un grupo de conductores le hizo a la familia.

Que no se frustre el sueño

Cristian Camilo, cuenta su madre, es una persona muy sociable y alegre, le gusta el fútbol y estaba trabajando para ahorrar y entrar este semestre a estudiar Ingeniería Civil.

“Empezó a trabajar para ahorrar dinero y poder entrar a estudiar; él le pidió prestado el carro a mi papá, para trabajar en la noche”, cuenta Paola.

Credito
EL NUEVO DÍA

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