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Los hechos.
En septiembre del 2015, el niño de dos años y medio fue llevado a un centro asistencial del municipio de Cáqueza, Cundinamarca, por su progenitora y su padrastro, aparentemente el menor habría sufrido un accidente en la finca.
Según la versión entregada por la madre al médico, unos bultos de papa habrían caído sobre el pequeño.
Tras la gravedad del supuesto accidente el niño murió, sin embargo, al momento de realizar la inspección del cuerpo el galeno halló varios signos de maltrato, por lo que dio aviso a las autoridades.
La investigación
La pareja no logró explicar las lesiones del menor, por lo que el caso fue remitido a la fiscalía. Según el reporte de medicina legal tras realizar la necropsia se pudo determinar que el pequeño de 32 meses tenía un trauma craneoencefálico debido a la multitud de golpes que recibió, asimismo, se evidenció que el cuerpo tenía marcas de lo que serían mordiscos humanos y concluyó que su descenso fue una muerte violenta generada por múltiples agresiones.
Este dictamen fue la prueba en la que se basó la Fiscalía para vincular al caso a la madre biológica y el padrastro del niño.
Sin embargo, el proceso se dilató y el juicio contra la pareja se suspendió, dejando a la pareja en libertad.
Finalmente, cinco años después se retomó el juicio oral. Gracias a las pruebas y algunos testimonios un juzgado penal de Cáqueza halló culpables a los padres del menor.
Durante la diligencia el ente de control aseguró que las agresiones que había sufrido el menor eran a causa de que la pareja “no soportaba al niño” y era sometido a crueles vejámenes por su hiperactividad.
La condena.
El juez determinó que tanto el hombre como la mujer eran responsables del delito de homicidio doloso agravado y tendrán que pagar una pena de 60 años de cárcel.
El padrastro ya fue capturado, pero la madre del menor escapó y es buscada por integrantes del CTI.
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