Ibaguereño murió en México

Crédito: Tomada de Facebook Jefferson Arteaga / EL NUEVO DÍA. Jéfferson Enrique Arteaga tenía 28 años. Desde el 2019 estaba en Cancún, donde trabajaba en un restaurante bar.
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Durante tres meses, Jéfferson Enrique Arteaga, un tolimense radicado en México, luchó contra el Covid-19 pero no pudo salir victorioso. Con tristeza, su progenitora Marisol Candil, informó su fallecimiento.
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La mujer contó los duros momentos que vivió con su hijo en tierras lejanas y con una enfermedad que lo atacó muy fuerte. 

Ella llegó a México a mediados de mayo y desde ese momento vivió en el Hospital Central de Cancún cuidando a Jéfferson. 

Agregó que al principio de la enfermedad, el muchacho estuvo 25 días intubado. Luego fue llevado a piso donde mostró una leve mejoría, pero el virus no solo afectó los pulmones sino también el hígado, el páncreas y los riñones, complicaciones que lo afectaron mucho. 

“Cuando estuvo en piso caminaba, hablaba y tenía ánimo. Ya no tenía el virus, pero sí las secuelas. El Covid dañó los pulmones y se le llenaban de agua. Tuvieron que practicarle cinco cirugías. En cada una le quitaron un pedazo de pulmón. Los médicos decían que con la mitad de uno podía vivir, pero no resistió tanto dolor”, expresó. 

 

“Muy doloroso”

Jéfferson tenía oxígeno permanente y, además, en el tórax una sonda pleural, un tubo flexible y hueco que le permitía la salida de sangre, líquido o aire que tuviera alrededor de los pulmones, corazón o esófago. 

“Eso era muy doloroso para él. La última cirugía fue el 9 de Julio. Los médicos estaban esperando a ver cómo reaccionaba. Nos habían dicho que a finales de julio, si todo salía bien, podíamos viajar a Colombia y continuar aquí la recuperación, pero el lunes en la mañana cuando llegué a la habitación lo vi muy mal”, señaló. 

En palabras de la señora Marisol, ese día Jefferson estaba muy hinchado. Ya no hablaba ni abría los ojos, solo movía la cabeza. Ella para motivarlo, le dijo que los médicos estaban estudiando la posibilidad de intubarlo de nuevo a lo que él con la cabeza le dijo no. 

“Yo le pregunté: ¿Hijo, se quiere morir? y él me dijo que sí. El sábado habló con los amigos y familiares y se despidió como si supiera que se iba a ir para siempre. Me dijo: tranquila mamá que pronto todo va a terminar. Ya pronto nos vamos para Colombia. Todas las personas que trabajaban en el restaurante con él se contagiaron. Todos superaron el virus, menos él”, puntualizó. 

Este artículo es de nuestro periódico impreso.

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Credito
Redacción Judicial

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