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Superviviente del Holocausto, promulgó la ley que despenalizó el aborto en Francia, fue la primera mujer en presidir el Parlamento Europeo de Estrasburgo a finales de los años setenta y firme seguidora del proceso de integración europeo.
El pasado 30 de junio Francia conmemoró el quinto aniversario de Simone Veil, una de las mujeres más veneradas de Francia, considerada una de las más importantes feministas de la historia.
De la mano de Olivier Dahan su vida y obra, fue llevada al cine, convirtiéndose en un éxito en la taquilla francesa, y desde el 12 de enero comenzará su exhibición en distintas salas de cine de Colombia.
Dahan es director y productor de cine francés muy reconocido por su película ‘La vie en rose’ (2004), ganadora de dos premios de la Academia, cinco premios César y un Globo de Oro, principalmente a Mejor Actriz por la interpretación de Marion Cotillard.
En ‘Simone: la mujer del siglo’, Dahan logra presentar la excepcional vida de Simone Veil, luchadora, humanista y revolucionaria, ícono de la política del Siglo XX. El retrato íntimo de una mujer extraordinaria que desafió su época con la defensa de ideales humanistas y de derechos relevantes aún hoy en día.
Una lucha nada fácil de llevar y menos en la época convulsionada que le tocó vivir, pero la sabiduría del director, a la hora de plasmar su vida, está en exaltar la labor de aquellos que la acompañaron en sus interminables batallas, como Antoine Veil, su esposo, con una participación tan importante, que su cuerpo se encuentra junto al de Somone en el Panteón de París desde el primero de julio de 2018.
En la película, este personaje es interpretado por el actor belga Olivier Gourmet, reconocido por sus papeles en las películas de los hermanos Dardenne: ‘La promesa’ (1996), ‘Rosetta’ (1999), ‘El hijo’ (2002, por esta obtuvo el Premio a Mejor Actor en Cannes) y ‘El niño y la bicicleta’ (2011).
Detrás de una gran mujer
- ¿Qué fue lo primero que pensó al leer por primera vez el guión?
Me conmovió de inmediato. Me pareció que era un tema prometedor, que el proyecto escapaba al biopic tradicional y que, por encima de todo, había un material humano tremendo y una historia de vida extremadamente bien escrita.
- ¿Qué sabía de Simone Veil?
Aunque soy belga, por supuesto que conocía la ley sobre el aborto que ella promulgó. Me llamó mucho la atención que fuera la primera mujer presidenta del Parlamento Europeo.
Para mí fue un paso importante y esperanzador en nuestra historia. También sabía que era decidida y valiente y que había tenido una carrera difícil. Creo que ella encarna la fuerza de la libertad y de la esperanza. Aunque todavía quede mucho por hacer en materia de igualdad de género, Simone Veil sigue siendo una pionera.
- ¿Cómo se preparó para el papel del esposo de Simone Veil?
Olivier Dahan me envió algunos documentos, que prácticamente absorbí de inmediato, pero cuando los discutimos acordamos que no queríamos hacer una copia exacta del personaje. Así que no intenté hablar como Antoine Veil o cosas así. Y como había dos actores interpretando el papel, confié en su dirección para que hubiera una concordancia suficientemente fluida entre el Antoine joven y el Antoine mayor.
- Bajo el maquillaje está irreconocible…
Sí, desaparezco totalmente bajo el maquillaje, ese era el objetivo, aunque fuera muy tedioso: llegaba temprano por la mañana, la sesión de maquillaje duraba cinco horas y de nuevo, por la noche, tardaba una hora en desmaquillarme. Pero al mismo tiempo, esta transformación me hizo sentir bien, cuando veía a Antoine Veil en el espejo, mi cuerpo quería ser parte de ese rostro. Lo disfruté mucho, como un niño jugando a disfrazarse y tuve siempre la inquietante ilusión de meterme en la piel de Antoine Veil.
- ¿Cómo explica que un hombre de esa época hubiera animado a su mujer a construir semejante carrera, permaneciendo él en la sombra?
Era un hombre de gran inteligencia: comprendía que su mujer podía hacer cosas importantes, que él compartía, pero que pasaban por ella y no por él. Tuvo la generosidad y la fuerza de permanecer en la sombra y a su lado.
Una actitud así también se explica porque existe mucho amor y un respeto total, y una mente muy abierta al mundo.
También creo que había en él una vena feminista, tanto más notable en una sociedad patriarcal: aceptó mantenerse al margen de la vida pública renunciando a su propia carrera.
- Genera la sensación de que eran un solo equipo…
Era el hombre del fondo y el consejero. A menudo estaba en un segundo plano, como el ángel de la guarda de Simone. Olivier Dahan quería recalcar que Antoine se puso totalmente a disposición de su mujer. Tenía una visión de lo que ella era, de lo que podía lograr. La entrenó con sencillez, amabilidad e inteligencia. Le dio más confianza para superarse, al tiempo que le decía que lo tenía todo dentro y que sólo necesitaba más confianza.
- También es un polo de estabilidad para Simone Veil…
De hecho, sentimos que es un hombre sólido, que tenía una sensibilidad real, una fuerza tranquila, una determinación sobre lo que es el mundo. Era un hombre de gran estabilidad y sabiduría. También un erudito, que se cultivaba, que estaba presente en el mundo. Antes de la película no sabía nada de sus antecedentes, del sacrificio que hizo, de su renuncia a sus ambiciones políticas. Para mí fue todo un descubrimiento.
- ¿Cómo fue su trabajo colaborativo junto a Elsa Zylberstein?
Fue difícil para ella, porque perdió a su madre durante el rodaje, pero se notaba que había trabajado mucho, que estaba lista, que estaba totalmente disponible. Para ella fue necesario encontrar las entonaciones para apropiarse del lenguaje de Simone Veil, sin embargo trabajó su interpretación para no sonar artificial.
Fue fascinante verla actuar y apropiarse del personaje. Para mí fue un verdadero placer y una ayuda preciosa tener a mi lado esta ilusión perfecta.
- ¿Cómo dirige Olivier Dahan a sus actores?
Nos conocimos cuando me propuso un papel para una de sus primeras películas, Le Petit Poucet, pero finalmente no trabajamos juntos por razones de agenda. Me encantó poder filmar ahora con él: tiene un gran sentido de la imagen y del ritmo, y tiene toda su película en la cabeza.
Trabaja mucho, se pone totalmente al servicio de la escritura y tiene un increíble sentido del cine, de la elección de los planos, de los puntos focales. Nunca está satisfecho con nada. Es muy preciso en la dirección de actores. Puedes sentir lo que quiere, y lo que quiere oír, y lo transmite muy fácilmente. Estaba totalmente habitado por su guión y por su película.
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