Vamos Tolima se puso manos a la obra

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
Durante las primeras jornadas de Vamos Tolima, voluntarios provenientes de la empresa privada, la ACR, el Ejército Nacional y otras entidades gubernamentales se unieron para crear terrazas de cultivo, reforestación y construcción de pozos sépticos y así mejorar la calidad de vida de la comunidad

Desde las primeras horas de luz del día jueves, más de 300 voluntarios que probablemente jamás habían usado un azadón en su vida, se ensuciaron las manos con todo el gusto del mundo para poner en marcha el proyecto Vamos Colombia.

Sobre las laderas de la vereda Santa Bárbara, los voluntarios empezaron a construir con llantas llenas de tierra terrazas de cultivo en donde hace no mucho tiempo primaban los combates entre el Ejército y las Farc.

“En este momento tenemos más de 500 personas conviviendo y trabajando por un mismo propósito”, comentó en medio de la jornada Víctor Manuel Sánchez, presidente de Asohermosas. “Es la primera vez en la historia que algo así es posible con ayuda de la Fuerza Pública, la Policía, los cabildos indígenas y los desmovilizados… ¡al mismo tiempo!

“Es algo que hace solo meses parecía una locura y que, además, estamos haciendo de una manera absolutamente amable, mostrando que el cambio es una realidad posible e inmediata”, anotó.

Las actividades también atrajeron a muchas personas de las veredas más altas del Cañón y sus respectivas asociaciones, que consolidaron una oferta de productos locales.

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Así mismo, se abrieron espacios para que los miembros de la comunidad, las personas en proceso de reintegración, la fuerza militar y los participantes se encontraran en un espacio lleno de optimismo llamado Circo Colombia. Se trata de una carpa itinerante con la que el Ejército Nacional busca llevar dinámicas de integración y esparcimiento a los rincones más remotos del país.

Entre el público, mientras muchos de sus compañeros interpretaban canciones populares o contaban chistes, estaba sentado el dragoneante José Wílmer Riaño, quien ha pasado los últimos 14 años como integrante de las fuerzas militares, paseando los altos y bajos del sur del Tolima durante sus momentos más críticos de seguridad pública.

“El cambio se ve y se siente ya”, afirmó. “Yo nunca pensé andar por esta zona sin mi arma de dotación, todo el tiempo estaba con el fusil a la espalda, pendiente entre combate y combate. Hoy me preguntan cómo se siente hacer parte de un proyecto como este en el que uno se encuentra con gente que hizo parte de las Farc. Y creo que el sentimiento de ambas partes parece el mismo, armar equipos de trabajo para beneficiar a nuestros campesinos y darle mejores condiciones a la comunidad”, sostuvo.

Entre tanto, la jornada de este viernes estuvo marcada por nuevas visitas. En este caso las de los presidentes de la Andi y de muchas de las empresas participantes, que también aportaron su grano de arena junto a miembros del cuerpo diplomático y otras personalidades.

Voluntarios hablan de la experiencia

Los voluntarios en acción lograron formar trabajos de equipo que funcionaban como engranajes de reloj, sin importar sus diferencias en edad, oficio, estrato, convicción, procedencia o idioma. Literalmente. Fue el caso de Nicholas Marais Reyneke, un sudafricano involucrado con una pequeña comunidad de ecoturismo que vino a conocer Colombia y resonó con el proyecto Vamos Colombia. Tanto como para empuñar el azadón en medio del sur del Tolima, a miles y miles de kilómetros de su hogar.

“Una amiga mía, que trabaja para Nutresa, me explicaba que esta era una zona con un pasado violento y el proyecto tenía que ver con la reconciliación, así que tuvo sentido para mi apuntarme como voluntario; soy un ciudadano sudafricano común, sin muchas ínfulas políticas, pero he estado al tanto del proceso de reconciliación en mi país”, comentó el voluntario extranjero.

“Aunque allá ya no hay, sí quedan cicatrices del pasado y una gran brecha racial. Así que entendemos que la reconciliación es un proceso largo y continuo. No puede pretenderse que situaciones como estas, estén resueltas 100% de la noche a la mañana, pero no detenerse y trabajar es el aporte real que todos podemos hacer”, agregó.

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Otro voluntario con sus manos sumergidas en la tierra es Carlos Andrés Osorio, asesor de asuntos públicos de Cemex Colombia. “Cuando supimos del programa de la fundación Andi en la compañía, fui el primero en levantar la mano para participar”, comentó. “Llevo 30 años escuchando las historias de mi familia sobre el Cañón pero, de pequeño, aunque pasé mucho tiempo en Chaparral, jamás pude llegar hasta acá por el tema de la violencia”, refirió.

Su padre, Fernando Osorio Cuenca, exgobernador del departamento del Tolima, nació en el Cañón de las Hermosas y, al poco tiempo salió desplazado del lugar con su familia tras la primera ola de violencia que sacudió el país tras el 9 de abril de 1948. “Para mí este es un momento muy importante, conocer de dónde viene mi papá y mi familia, también poder escribir un nuevo capítulo de esta historia, hacer que la ciudad y lo rural se reencuentren en este escenario del posconflicto”. 

Dato

Vamos Tolima sucede en el marco de un programa nacional, pensado por la fundación de la Andi, financiado por Usaid (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) como parte del PAR (Programa de Alianzas para la Reconciliación) y operado por Acdi/Voca. Se trata de una iniciativa del sector privado que busca ejecutar proyectos de baja tecnología y alto impacto, con el fin de mejorar la calidad de vida de comunidades colombianas que han sido profundamente afectadas por el conflicto armado históricamente.

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Credito
CHAPARRAL

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