Una campaña marcada por cuestionamientos

En varias semanas de campaña, por cuenta de la lucha por el poder, fueron distintas las críticas que se hicieron entre los candidatos. En el Tolima también se reportaron casos de amenazas contra candidatos.

Aunque en este proceso electoral que hoy concluye no afloraron escándalos de gran magnitud que sacudieran una aspiración en particular, los cuestionamientos entre rivales políticos estuvieron a la orden del día, desde críticas por el pasado judicial y político hasta señalamientos por supuestos delitos.

Para muchos, esta campaña electoral ha sido de las más ‘frías’ que se han vivido. Esta vez se apaciguó el ambiente acalorado de otros años en los que abundaba la publicidad y las grandes concentraciones públicas que servían de indicador de cómo avanzaba una determinada campaña.

Como es natural, buena parte de la promoción de las candidaturas se trasladó a las redes sociales, donde los aspirantes emplearon cualquier arsenal de recursos para impulsar sus nombres. También fue el momento dónde más que nunca se vieron las ‘fake news’, que, en muchos casos, resultaban absurdas.

La lucha por el poder local se desarrolló entre inesperados acuerdos, otros que se ratificaron y unos más que se disolvieron. A nivel departamental, el partido Conservador buscará consolidarse como la primera fuerza política con la ampliación en el número de alcaldías y, sobre todo, manteniendo la Gobernación en representación de Ricardo Orozco, quien reunió los apoyos de la U, el Mira y la ASI.

Mientras tanto, el partido Liberal, su rival histórico, no sacó candidato propio, sino que coavaló la aspiración de la exsenador Rosmery Martínez. Es una alianza de vieja data que para estas elecciones se ratificó pero sin el liberalismo a la cabeza. La excongresista luego recibió las adhesiones de los partidos PRE y ADA, ambas colectividades con origen en el Pacífico.

El Centro Democrático, por su parte, aunque llegó a explorar la posibilidad de un acuerdo con el partido Liberal, decidió presentar a un candidato único: Mauricio Pinto, político de origen conservador y pasado ‘barretista’ que se quedó con el aval.

Finalmente, avalado por el partido Alianza Verde está el diputado Jorge Palomino, quien también cuenta con el respaldo del Polo Democrático y del movimiento Compromiso Ciudadano, de Sergio Fajardo.

Orozco Valero, quien es visto por algunos como el virtual ganador, ha sido señalado de tener el apoyo desde la Administración departamental, pues, como se sabe, hace parte del equipo político del gobernador Óscar Barreto Quiroga. Pero el mayor de los cuestionamientos que le hicieron tenía que ver con su pasado judicial.

Para el caso de la Alcaldía de Ibagué, llamó la atención la renuncia de José Barreto a diez días de las elecciones. Sin muchos detalles y en medio de rumores por supuestas presiones del gobernador Óscar Barreto, el aspirante se apartó de la carrera por la Alcaldía y dos días después, pese a las duras críticas que le hizo, terminó uniéndose a la campaña de Andrés Hurtado.

Otro hecho fue la denuncia pública de cuatro candidatos a la Alcaldía de Ibagué por supuesta compra de votos. Indignados por presuntos delitos electorales, Camilo Delgado, José Alberto Girón, Leonidas López y Alfredo Bocanegra solicitaron a la Fiscalía y la Procuraduría que dispusieran de un acompañamiento especial del proceso electoral. Junto a Hugo Ernesto Zárrate, quien se encadenó a la sede de la Registraduría, los candidatos señalaron las campañas de Hurtado y Rubén Darío Correa.

Frente a la situación de violencia electoral, no se registraron víctimas mortales de personas que participan en el proceso electoral, pero sí fueron numerosos los casos de candidatos amenazados. La Misión de Observación Electoral, la Defensoría del Pueblo, la Fundación Paz y Reconciliación llamaron la atención sobre el crecimiento de casos de personas intimidadas.

Según la MOE, el departamento recibe las elecciones con cinco municipios con riesgo por fraude y violencia. Las poblaciones señaladas en la medición son: Coyaima, que está en riesgo extremo; Ibagué y Rioblanco aparecen en riesgo alto, mientras que Líbano y Honda se encuentran en nivel medio. En las elecciones de hace cuatro años había siete municipios en riesgo, dos de ellas en estado extremo.

Credito
EL NUEVO DÍA

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