Usted llegó a presidir el Concejo luego de la suspensión de los cabildantes. ¿Cómo cumplió esa labor con la incertidumbre jurídica del momento?
En efecto, asumimos la Presidencia del Concejo en el momento más oscuro. No había sentada jurisprudencia que nos indicara si estábamos o no habilitados para sesionar, pero con un estudio a fondo se determinó que sí podíamos actuar con los concejales que estuvieran legalmente habilitados. Y para ratificar que podíamos trabajar de esta manera, salieron a favor del Concejo unas 13 demandas que se presentaron. Luego empezamos a recuperar la identidad del Concejo a través del control político, fue así que hicimos seguimiento a los procesos de Jornada Única, escenarios deportivos, Acueducto Complementario, la Secretaría de Planeación, la Gestora Urbana y muchos más. 

Cuando el Concejo quedó reducido a cinco concejales, una conjetura que surgió fue que le quedaba el camino expedito a la Alcaldía para que se aprobaran sus proyectos. ¿La tuvo fácil la Administración?
No lo fue. Dimos debates álgidos y fuertes en los que primó el interés general por encima de cualquier cosa. Defendimos a Ibagué de todas las acciones del Alcalde que iban en contravía de esta premisa. Por ejemplo, se echaron hacia atrás proyectos de acuerdo nocivos como el endeudamiento por más de $40.000 millones, unas vigencias futuras por más de $110.000 millones y el cambio de destinación de recursos por más de $14.000 millones. Solo fuimos cinco concejales, pero tuvimos la suficiente responsabilidad para responderle a Ibagué. 

¿Cree que se recuperó la imagen de la corporación?
Claro. Logramos recuperar la credibilidad y la identidad del Concejo. Fueron sendos debates de control político, donde siempre se defendió el interés general y se le dio la oportunidad a la ciudadanía de participar.

¿Cuándo se reintegran los demás concejales?
A mitad de este mes. Estamos en sesiones ordinarias hasta el 30 de noviembre y veríamos si nos convocan a sesiones extraordinarias. En este momento se estudia el  proyecto de presupuesto y otro que busca dejar unos recursos permanentes para la manutención del Panóptico.

¿Cómo considera que entrega la ciudad el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo?
Endeudada y dejando duda ante lo público, porque ejerció acciones en contra del estamento departamental, los gremios, el Gobierno nacional y la ciudadanía. Quien debe darle las gracias a Ibagué es el doctor Guillermo Alfonso Jaramillo, porque fue la ciudad la que le dio todos los recursos necesarios para que ejecutara cada una de las obras, pero le faltó gallardía para dejar que la Gobernación hubiese intervenido en la zona urbana de Ibagué. Al alcalde le faltó mucho más para cumplir en frentes de obra del Acueducto Complementario, los colegios de Jornada Única o los escenarios.

Hasta hace unos meses era crítico del gobernador Óscar Barreto. ¿Qué lo hizo cambiar de opinión?
Siempre he dicho, reconozco en el Gobernador a un gran político, ejecutor y líder que hoy está llevando a un gran cambio al departamento. Creo que hoy el departamento le está reconociendo su trabajo, porque así ha quedado refrendado en las urnas. Cuando había unas diferencias tenían que ver con el trato de él con la militancia, pero ya hemos podido hablar de manera respetuosa y pudimos llegar a una conciliación. Y como conservador que soy, siempre me daré a las directrices del Partido.

A pesar del trabajo en el Concejo, los votos no le alcanzaron para salir elegido. ¿Qué pasó? 
Como conservadores independientes hicimos un proceso franco y abierto. Ese es el ejercicio de la democracia. Lo importante es que ratifiqué que soy una persona con más de 1.700 votos hechos a pulso, trabajo y tesón por parte de un grupo de amigos. Uno debe de seguir, porque tengo un compromiso con quienes creyeron en mí. 

¿Cómo ve la composición del nuevo Concejo?
Lo importante es que llega un Concejo renovado en su gran mayoría por gente joven. Ibagué mandó un mensaje de que quería nuevos concejales y así ocurrió. Son ellos mismos los que se tienen que unir para lograr el poder absoluto de las mayorías, para que elijan a un presidente y apoyen el Plan de Desarrollo del nuevo gobierno, porque pararlo significaría frenar el beneficio de la ciudad. Parar lo que no le sirva a la ciudad es otra cosa.