¿Cómo les fue a las Farc como actores políticos en estos cinco años?

Crédito: Colprensa / EL NUEVO DÍA
Para el senador de Comunes Carlos Antonio Lozada, la imagen que tiene el movimiento es producto de años de confrontación, pero, en su opinión, es posible cambiarla para convertirse en un actor político relevante en Colombia.
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El homenaje que esta semana un grupo de líderes de las antiguas Farc le hizo al ‘Mono Jojoy’, el jefe guerrillero muerto en un bombardeo en 2010 y recordado por liderar los secuestros de uniformados y políticos que llegaron a cifras escalofriantes por parte de esa organización, le hizo dudar a muchos colombianos si esa organización habría aprendido realmente la lección del proceso de paz.

Una situación que se presenta justo cuando se conmemoran, este domingo, cinco años de la firma de la primera versión del acuerdo de paz, que luego tendría que ser ajustada, luego de la victoria del No en el plebiscito.

En ese documento, que se firmó el 26 de septiembre de 2016, en Cartagena, luego de más de cuatro años de negociaciones, y se refrendó el 24 de noviembre siguiente en el Teatro Colón de Bogotá, básicamente el grupo guerrillero se comprometía a dejar las armas a cambio de promover sus ideas a través de la acción política.

Eso implicaba recibir cinco curules en el Senado y cinco en la Cámara, mientras se sometía a la justicia transicional, impartida por la JEP, y reparaba a las víctimas. Más allá de si se ha cumplido o no el acuerdo, ¿han aprendido las Farc a hacer política, dentro de las condiciones en las que se comprometieron con la sociedad?

Según datos de la Misión de Observación Electoral, MOE, las Farc arrancaron su ejercicio en la política con los espacios que les dio el acuerdo, porque no pudieron obtener ninguno adicional en las urnas.

En las elecciones para Cámara de Representantes del 2018, el partido Comunes participó en cinco circunscripciones, Atlántico, Antioquia, Bogotá, Santander y Valle del Cauca en los que alcanzó apenas 33.951 votos, no suficientes para obtener curules. En las elecciones de Senado obtuvo 55.400 votos, que tampoco le alcanzaron. Una muestra inicial del rechazo que tenían hacia ese movimiento los colombianos.

En Cámara, las Farc mantuvieron cuatro representantes de los que recibieron inicialmente. Perdieron uno por la silla vacía de Jesús Santrich.

Para las elecciones para la alcaldía del 2019 participaron en  24 municipios, 13 de manera individual y 11  por medio de coaliciones. Nuevamente no lograron ninguna victoria.

Curiosamente, los únicos exguerrilleros elegidos, Guillermo Torres, conocido como “Julián Conrado”, y Edgardo Figueroa Ramírez, no participaron a nombre de las Farc. Torres ganó la alcaldía de Turbaco, Bolívar, por la Colombia Humana, y Figueroa, la Alcaldía de Puerto Caicedo, Putumayo, por el partido ASI.

“Estos resultados evidencian que como organización política deben buscar mecanismos para propiciar diálogos con la ciudadanía para evidenciar un cambio de imagen frente a lo que se ve como una organización que dio un salto de la guerra a la política, es una reacción normal de la ciudadanía, apoyar el proceso de paz es una cosa, pero apoyar la representación política a través del voto de quienes hacen el proceso de paz es algo totalmente diferente”, manifiesta Alejandra Barrios, directora de la MOE.

Para Barrios, que este partido en un comienzo se haya dejado el nombre Farc no contribuyó a la imagen que tenían, porque le recordaban al país todo el daño que le habían hecho y porque lo seguían usando las disidencias.

Para el senador de Comunes Carlos Antonio Lozada, la imagen que tiene el movimiento es producto de años de confrontación, pero, en su opinión, es posible cambiarla para convertirse en un actor político relevante en Colombia.

“Hemos logrado hacernos a un espacio que poco a poco vamos a ir consolidando. Hemos tenido que enfrentar una situación muy compleja. Por un lado, la estigmatización que hay todavía en contra del partido impulsada desde el mismo Gobierno y de la bancada del Centro Democrático, tenemos también el tema de los asesinatos que nos ha limitado ese accionar político”, expresó Lozada.

El senador también afirmó que se les ha querido aislar desde diversos sectores, incluso algunos que apoyaron el proceso de paz, pero aun así destacó que Comunes está bien estructurado con presencia en 27 de los 32 departamentos del país.

Para la directora de la MOE, la participación que ha tenido Comunes en el Congreso ha generado gran incidencia en el control político, aunque existe una deuda en la equidad de género al interior del partido que era evidente desde la reincorporación en el 2016 donde esta guerrilla evidenciaba unas jerarquías y una visión patriarcal y conservadora en torno al liderazgo de las mujeres.

“En este momento hay unas divisiones muy fuertes dentro del partido pero esto es normal cuando se llega a procesos democráticos. Es muy diferente cuando se hacen transiciones políticas debido a unos mandatos dados por la jerarquía, y otros cuando entran al mundo de la democracia, la diferencia se pone de presente e implica adaptar otras formas de tomar decisiones”, explicó Barrios.

Lozada se queja de que el partido no ha tenido las garantías suficientes para ejercer su actividad política, no solo por el asesinato de más de 280 firmantes del acuerdo, sino porque no se ha creado el sistema integral de seguridad para el ejercicio de la política.

“El mismo presidente y su bancada generan una estigmatización y señalamiento permanente. El ministro de Defensa, Diego Molano, afirmó que el acuerdo le dejó a Colombia tres Farc. Nos pone una lápida en el cuello cuando nos sindica de manera irresponsable de tener nexos con los grupos que hoy en día se denominan disidencias”, expresó el senador Lozada.

Respecto a la división que tuvo Comunes en los últimos meses, el senador expresó que una cosa son las estructuras político militares donde primaba la disciplina y la necesidad de jugarse la vida, y otro es el escenario de la política legal abierta en donde los matices y las diferencias que podrían evidenciarse se hicieron visibles causando divisiones y otras posturas.

Aunque los miembros del partido defienden la transformación que han tenido al ejercer la política, hechos como el homenaje al ‘Mono Jojoy’ hacen que muchos colombianos sigan sin confiar en ellos.

“Los colombianos nos tenemos que acostumbrar a que ese relato único de la historia ya no es posible, hubo un acuerdo de paz que buscó integrar distintas visiones, sobre todo a que miremos con respeto, tolerancia y comprensión las otras perspectivas”, dice Lozada en relación con este hecho.

Para Barrios, en cambio, estos homenajes desconocen a las víctimas y alejan a la ciudadanía, lo que demuestra que se sigue manteniendo esa misma desconexión que estaba presente hace cinco años.

Credito
COLPRENSA

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