La paradoja del cambio

Jaime Calderón Herrera

He aprendido que para progresar hay que vencer la resistencia al cambio. La ciencia desde el siglo XIX nos enseñó que nada permanece, que la tendencia natural es hacia la inestabilidad. En el mundo empresarial (del cual he sido obrero) se insiste en el cambio permanente, en la visión de futuro, visión que en el siglo pasado se proyectaba a 25 años y que luego se redujo a cinco y que hoy es a un año, gracias a la velocidad con que los cambios se producen por cuenta de la cuarta revolución industrial. Empresa o negocio que no cambia, que no responda a las nuevas exigencias del mercado, que no se adapta, desaparece. Eso dicen los empresarios. Por esto es que me parece incomprensible que el sector privado, el que crea las condiciones para que el trabajo genere riqueza, sea tan resistente al cambio político.
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La explicación la creo encontrar en que seguimos atados al modelo feudal de la propiedad de la tierra, con sus secuelas de esclavismo, racismo y sojuzgamiento, que a su vez se convierte en un germen de violencia. No obstante que el país ha dejado de ser rural para convertirse en urbano, la mentalidad y la política colombianas se han comportado obedeciendo a las relaciones sociales de antaño.

El cambio llegó para seguir cambiando, para desarrollar el capitalismo que aún no tenemos, para generar la riqueza y distribuirla más equitativamente, para tener visión de futuro e insertarnos en el mundo global a través de la ciencia, para defender la tierra con sus ecosistemas, para liderar la vida, para consolidar la paz. Solo había que vencer el tapón de una clase dirigente y política egoísta e incapaz de ver al mundo contemporáneo. Elegimos a un presidente que sabe interpretarlo, que analiza las causas de nuestros problemas y encuentra caminos de solución. Ahora necesitamos unir. Rodolfo Hernández ayudó a vencer a esa clase indolente y perversa, por eso lo veo apoyando a Petro, haciendo causa común contra la corrupción, construyendo puentes con la sociedad confundida que aún no comprende cual es la salida. La paradoja del cambio es ver a dos contendores edificándolo hombro a hombro, para el bien de todos.

Jaime Calderón Herrera

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