¿Qué es?
Se denomina con este término a aquellos testículos que no se encuentran en la bolsa escrotal.
¿Qué tan frecuente es?
Hasta en un tres por ciento de los recién nacidos a término hay testículos no descendidos. En los bebés pretérmino y con bajo peso, la probabilidad aumenta en hasta un 30 por ciento.
¿Por qué se produce?
En el estudio de las posibles causas existen factores cromosómicos, hereditarios, hormonales y ambientales.
¿Qué consecuencias tiene esta enfermedad?
Los testículos que no se encuentran en situación normal sufren daños irreversibles en sus células a partir del año de edad. Esto finalmente producirá disminución en la cantidad y calidad de los espermatozoides con el potencial compromiso de la fertilidad.
El testículo no descendido también se asocia con hernia inguinal y puede sufrir torsiones de difícil diagnóstico, por estar en posición no palpable.
Las células del testículo no descendido pueden sufrir transformación maligna y desarrollar cáncer posteriormente.
¿Cómo se trata?
El tratamiento para el niño con testículo no descendido es quirúrgico, ya sea para realizar el descenso de la gónada a la bolsa escrotal, lo que se denomina orquidopexia, o para retirar dicho testículo por presentar alteraciones importantes en su forma y calidad.
El momento recomendado para dicho procedimiento en la actualidad es entre los seis meses y el año de edad.
Es necesario el seguimiento a largo plazo de estos pacientes y la recomendación de autoexamen del testículo.
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