En siembra de frutas no puede dar ‘papaya’

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
La improvisación es muy frecuente en el establecimiento de proyectos frutícolas. Para los expertos, se improvisa, principalmente, en aguacate, cítricos, guayaba y guanábana. Sin rigor técnico, el proyecto fracasará.

Don Gilberto quiso ser un pequeño fruticultor, y con los ahorros económicos de toda su vida, compró una pequeña finca.

Plantó guayaba, pera, guanábana y cítricos.

En el pasado Congreso Nacional Frutícola que se efectuó en Cenfer, miraba otras opciones de producción, todo porque no le fue muy bien con los dos primeros cultivos, pues por los costos de producción y el precio del producto en pico de cosecha, se le volvió una actividad comercial no rentable y poco atractiva.

Decidió salir de ellos, al punto que tumbó esos árboles; es decir, perdió más de cinco años de trabajo e inversión.

¿Qué es lo primero que debe saber y hacer una persona que se quiera dedicar a la siembra de frutales?

De acuerdo con Juan Pablo Salamanca, coordinador regional de la Asociación Hortifrutícola de Colombia, Asohofrucol, las improvisaciones son preocupantes, pues existe una tendencia y moda a la hora de sembrar, sin tener en cuenta lo básico: las condiciones agroclimáticas de cada región, qué tiene que ver con la relación existente entre el suelo y el clima, y si estas son acordes para el establecimiento del proyecto frutícola.

Según el directivo, es preocupante lo que está pasando en Santander en aguacate, cítricos y guanábana, pues las siembras se están efectuando sin el mínimo de los acompañamientos técnicos.

“El segundo paso que se debe efectuar es definir, bajo el asesoramiento de un técnico o experto, qué cultivo se establecerá y con qué variedades o híbridos.

“Cuando no se tienen en cuenta estos dos primeros pasos, la única cosecha que se logra es el fracaso económico en el mediano plazo”, sentenció.

Luego viene el análisis de suelo, para determinar los planes de corrección del mismo, fertilizaciones y abonamientos.

Conjugar variables

Para Jairo López González, profesional del área de frutales del Centro de Investigación La Suiza, de Corpoica, la siembra de frutales reúne una serie de variables que deben estar concatenadas o, de lo contrario, la iniciativa fracasa más temprano que tarde.

En su concepto, lo primero que se debe tener en cuenta es la altura sobre el nivel del mar en que se encuentra el predio; es decir, en qué piso térmico se va a establecer el proyecto frutícola o si es una zona marginal.

Para el investigador, sí hay celeridad e improvisación a la hora de establecer proyectos como por ejemplo, guanábana, mora y aguacate, pues sus siembras responden a tendencias más que a la realidad técnica.

“Por ejemplo, es primordial y de primer orden tener certeza de qué tipo de suelo se posee, ya que se tienen plantaciones en zonas donde los suelos son arcillosos, cuando, por ejemplo, el aguacate requiere todo lo contrario. Lo anterior conlleva a una mayor presencia de enfermedades, menor producción, más utilización de fertilizantes y un recorte sustancial en la vida del árbol. Por eso, podemos encontrar plantaciones que a los cinco años, ya no existen”, agregó.

López González dijo que otro factor que no se respeta son las distancias de siembra, las cuales se determinan dependiendo de si se tendrá una planta de copa mediana o grande.

“Los limones deben ir entre 5 y 6 metros; y las naranjas y tangelos a 7x7. Si no se respetan esas distancias, será, incluso, difícil recoger la cosecha”, agregó.

Igualmente, el investigador estimó que el manejo sanitario debe ser milimétrico y que este involucra un acertado control de plagas y enfermedades, que necesariamente debe ser dirigido y coordinado por un profesional en la materia.

“Hay casos en mora, donde los mismos campesinos formulan sus cultivos y fumigan con químicos, a pesar de que la cosecha es cada ocho días”, agregó.

Según Julián Herrera Stella, con más de 30 años como fruticultor, lo primero que se debe analizar antes de emprender un proyecto frutícola es la clase de suelo y las condiciones ambientales.

Esas dos variables son sustanciales, en su concepto, máxime cuando el cambio climático es un problema latente, inevitable y cada día más acentuado.

“Le doy un ejemplo: Sabana de Torres hace cinco años era ideal para piña; pero por sus altas temperaturas, intensidad solar y poca lluvia, dejó de serlo; y aunque no se crea, emerge la Mesa de Los Santos como alternativa, al cambiar las situaciones climáticas”, agregó.

También considera que es primordial producir lo que demande el mercado, pues no tiene sentido hacer lo contrario. Ese medidor lo dan las centrales de abastos de las ciudades. “¿Para qué siembro mandarina, si el mercado está saturado?... No tiene sentido”, agregó.

Herrera Stella estimó que, además, es sustancial que el campesino se actualice a diario, pues en materia de tecnología y nuevos productos los avances son constantes y rápidos.

Hoy, consideró, se tienen productos y sistemas de riesgo muy eficaces.

“Antes, un ataque de antracnosis era mortal en guanábana; ahora, no hay siquiera que aplicar un fungicida para controlarla. Eso se debe al adelanto científico, del cual uno se tiene que apropiar”, agregó.

Cifras del sector

* En el país se producen más de 95 frutales y 42 especies de hortalizas.

* En el ámbito latinoamericano, Colombia es el tercer país con el mayor número de hectáreas cultivadas; el quinto con mayor producción (8,5 millones de toneladas) y el séptimo productor de hortalizas (100 mil hectáreas cultivadas), con 1.8 millones de toneladas.

* En los últimos 10 años, las exportaciones se duplicaron y hoy están en el orden de las 1.800 toneladas, las cuales valen US$800 millones.

* La mayor oferta de frutales la componen el mango, limón, sandía, cítricos, pitahaya, bayas, melón, piña, guayaba, maracuyá, banano, papaya y feijoa.

* La oferta más fuerte de verduras se tiene en tomate, cebolla, champiñones, guisantes, plátano, espárragos y papa.

* La calidad de la fruta se mide en grados brix (dulzura), color, sabor, aroma y contenido de sólidos solubles.

* Asohofrucol trabaja para que en los próximos 15 años, el área cultivada llegue a las 130 mil hectáreas en el país.

Las plagas y las enfermedades 

De acuerdo con los expertos, cuando se desea sembrar frutales, hay que tener sumo cuidado con las plagas y enfermedades, las que si no se controlan, acaban el cultivo en un cerrar y abrir de ojos.

Se tienen ataques de hongos, bacterias, insectos y virus; y hay muchos casos, por no adelantar los controles adecuados, donde se pueden presentar todos los complejos en un mismo lote de siembra.

En el caso del aguacate, se presenta pudrición de la raíz (muy frecuente), architamiento, roña, mancha angular, mancha del fruto, muerte descendente de hojas y necrosis del tallo; y además, ataques del pasador del fruto y barrenador de las ramas.

En los cítricos, de acuerdo con Asohofrucol, pueden atacar 12 enfermedades fungosas, dos por bacterias, dos por nemátodos y siete por presencia de virus; y además, por mal manejo de poscosecha, se pueden presentar ocho tipos de pudrición de la fruta.

Como si fuera poco, sobre los cítricos se cierne una amenaza (en Colombia aún no se ha reportado) que ha acabado las siembras en muchos países. Se trata de la Huanglongbing, HLB, que tiene como vector a la Diphorina citri. Para su control, el cultivador debe revisar los cultivos a diario. 

Credito
MARCO A. RODRÍGUEZ PEÑA

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