Tasa de pobreza en el campo duplica a la urbana

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
La tasa de pobreza rural de 46,2% que afecta a 60 millones de personas es muy superior a la tasa de pobreza urbana, que está en 23,8%, advierte un informe.

El nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo, ‘Trabajar en el campo en el siglo XXI en América Latina y el Caribe’, fue presentado el jueves en Bogotá, en el que se presenta un panorama laboral actualizado sobre la realidad y las perspectivas del empleo rural en la región, dejando como principal conclusión que el mercado laboral rural se caracteriza por ofrecer empleo más vulnerable, menos asalariado, y una incidencia de pobreza que es el doble de la existente en áreas urbanas.

Cifra que refleja esta realidad es que, de acuerdo con la OIT, la tasa de pobreza rural es de 46,2% que afecta a 60 millones de personas, número muy superior a la tasa de pobreza urbana, la de 23,8%.

“El campo hoy día no es lo que era 20 o 30 años atrás. Vemos grandes transformaciones: urbanización acelerada, menos jóvenes y más adultos mayores, una reducción del empleo agrícola y un aumento de las ocupaciones no agrícolas”, dijo el director de OIT para América Latina y el Caribe, José Manuel Salazar.

El informe destaca que si bien ha habido aumento de la productividad en el campo, aún persisten grandes diferencias entre la situación del empleo rural y urbano. Una de las principales, es que hay mucho más empleo vulnerable en las áreas rurales, 56% comparado con 27% en las áreas urbanas.

“Hay 52 millones de trabajadores rurales, de los que al menos 27 millones están en situación de empleo vulnerable”, agregó Salazar.

En el documento también se señala que el desempleo en el campo es mucho más bajo que en las zonas urbanas. La tasa promedio regional de desocupación de 3,1% es menor a la urbana, de 6,9%; pero aclara que esta situación en parte se explica por la necesidad de trabajar ante las altas tasas de pobreza y el menor acceso a la educación.

“Dado que en la región la mayor parte de los ingresos laborales provienen del trabajo, es evidente que en gran medida el desarrollo y el bienestar de las áreas rurales dependen de lo que ocurra en los mercados laborales, de los ingresos y las condiciones del empleo”, indicó el Director de OIT para América Latina y el Caribe.

Salazar explicó que la coyuntura actual de la situación laboral en zonas rurales y urbanas se atribuye, principalmente, a que las zonas agrarias reciben una menor proporción de inversiones públicas y privadas, y ese es uno de los motivos por los cuales se generan brechas de infraestructura productiva y social entre zonas rurales y urbanas, lo que se traduce en brechas de productividad.

“A pesar de los avances, persisten grandes brechas. El sector rural concentra el núcleo duro de la pobreza, la exclusión y la informalidad en la región. Las políticas públicas deben redoblar esfuerzos para la inclusión productiva y laboral de quienes trabajan o tienen emprendimientos en el campo”, comentó el directivo de la OIT.

En el caso de la seguridad social en áreas rurales, Salazar destacó que hubo incremento en la cobertura de los seguros de salud, pero considera que la cifra sigue siendo baja, pues en el campo solo 37% tiene seguro en comparación con 62% en la zona urbana; además hubo un incremento en la cobertura de los sistemas de pensiones, pero todavía solo 26% está cubierto en el campo con respecto al 56% en las zonas urbanas.

INFORMALIDAD Y POBREZA

Por otro lado, en el caso de trabajadores asalariados, que con más frecuencia contraen una relación laboral formal, la proporción se invierte y es de casi 70% en el ámbito urbano, y de apenas 40% en el sector rural.

El predominio del ‘cuentapropismo’ y de trabajadores familiares auxiliares sin remuneración “determina que las condiciones de trabajo en zonas rurales sean muchas veces precarias e informales”, además el informe demuestra que “la asociación entre informalidad y pobreza es directa y clara en el ámbito rural”.

En el caso de los jóvenes, su participación en el mercado laboral es ligeramente mayor en las áreas rurales, lo cual está asociado con un abandono temprano del sistema educativo. Mientras los adultos mayores aumentan, el número de jóvenes en áreas rurales se redujo en 1,7 millones entre 2005 y 2014.

Finalmente, la OIT presentó recomendaciones de política para reducir la brecha entre lo urbano y lo rural. En primer lugar, propone aplicar políticas de desarrollo productivo y de inversión en educación y formación profesional en el campo.

La Organización también considera necesaria la formación para el trabajo rural, incluyendo acreditación de habilidades, certificación de competencias, y formación de emprendedores, así ampliar la cobertura de la seguridad social, el cumplimiento del salario mínimo y la formalización de los contratos de trabajo por escrito.

Credito
COLPRENSA

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