En la agricultura de hoy, donde prima la alta competitividad y presión de los Tratados de Libre Comercio, TLC, la proyección y planificación deben ser la prioridad en la agenda. Quién no se enmarque dentro de esas dos premisas y siembre lo que le parezca, le aconseje el vecino o intente adivinar lo que podría ser mejor, el fracaso está a la vuelta de la esquina, y su única cosecha será la ruina.

Los expertos estiman, que el agro del futuro debe ser muy planeado y desarrollado al lado de clusters (concentración de empresas agrícolas e instituciones interconectadas para competir), engranaje que le permita al campesino saber qué va a sembrar, cómo lo debe hacer y quién se lo va a comprar.

Aparte de lo anterior, ese productor debe participar en el desarrollo agroindustrial y comercialización; es decir, en todas las cadenas de valor.

De acuerdo con Hernán Hernández Peñaloza, presidente de la Sociedad de Agricultores de Santander, SAS, este negocio agropecuario se volvió serio y competido por lo que tiene que enfrentar varios retos.

“El primero, es que la población mundial está creciendo de manera descomunal (FAO dice que en 2050 hay que alimentar 2.300 millones de personas), y que los hábitos alimenticios están cambiando en varias direcciones; entonces se necesita mucha información en el proceso de toma de decisiones de los agricultores, para que cuando salga la cosecha no se la compren o se la paguen a precios irrisorios”, agregó.

De otro lado, Hernández Peñaloza estimó que el productor debe acceder a los nuevos descubrimientos, como por ejemplo, la biotecnología que permite la utilización de microorganismos eficientes en lugar de fertilizantes minerales, el control biológico frente a los fungicidas y avispas ganándole espacios a los insecticidas.

Estimó que la planificación, estar dentro de la cadena de valor y ser capaz de evolucionar en la medida en que se transforme el mercado es la nueva dinámica de la agricultura.

“Hemos venido adaptándonos, pero estamos muy lejos de ser competitivos porque hace falta mucha transferencia de tecnología, la cual no está al alcance del agricultor común y corriente”, agregó.

Política estatal

Para ingeniero agrónomo e investigador, Víctor Hugo Morales Núñez, gerente de Agrogestión, los retos de la agricultura del país son grandes, pues debe aportar para alimentar a la humanidad, adentrarse en una mayor productividad, bajar el impacto ambiental, retener a la juventud y recurrir a nuevas tecnologías para ser eficiente y competitivo.

Sin embargo, en su concepto, lo anterior se lograría si el país agropecuario cuenta con una política estatal que lo cobije.

“Si se quiere pensar en un agro con futuro se debe partir de una política real de estado que asuma la defensa del campo y el agro. Si existe esa decisión de país se puede navegar con un horizonte claro, pero si seguimos como ocurre en Colombia que cada Gobierno frente a la actividad agropecuaria hace cosas diferentes, es imposible hablar o pensar en que la agricultura tenga futuro y sea viable”, agregó.

Agro sin ayuda

Para Indalecio Dangond Baquero, experto en financiamiento al sector agroindustrial y en políticas de gestión para el desarrollo competitivo del sector agropecuario, mientras las potencias mundiales productoras de alimentos arropan y protegen a sus productores con subsidios, en Colombia van a la deriva.

Dijo que un estudio de la Ocde determinó que las diez economías emergentes destinaron una media de 266 mil millones de euros al año a sus sectores agrícolas. EE.UU. apropia US$97 mil millones anuales para tal fin.

“En Colombia, el 96% de los productores están por fuera de los subsidios del Estado, ya que el 94% no tiene un título de propiedad de la tierra, y el 90% no accede a un crédito agropecuario”, agregó.