Luego de innumerables desencuentros, acusaciones de todo tipo y mucho ruido en las redes sociales, los dos mejores peso welter del momento se subirán al cuadrilátero de la Grand Garden Arena del hotel-casino MGM Grand para pelear por el maná prometido.

Será la pelea que más ingresos genere en la industria del deporte, con alrededor de 500 millones de dólares, según los organizadores, 300 millones de los cuales se lo repartirán entre Mayweather (60 por ciento) y Pacquiao (40 por ciento).

Además de los dos títulos mundiales de peso welter que ostenta Mayweather en el Consejo Mundial de Boxeo y la Asociación Mundial (AMB), y el de Pacquiao en la OMB, el ganador se llevará un cinturón de esmeraldas, oro y plata, avaluado en un millón de dólares, donado por el CMB.

También será el combate más mediático de la historia, con unos mil 500 periodistas de todo el mundo acreditados, y se transmitirá a 150 países. Las dos cadenas de cables más fuertes del mundo, Showtime y HBO, dejaron de lado sus diferencias para vender el paquete de PPV en casi 100 dólares por suscriptor.

El combate

Para dar más sazón al pleito, los dos bandos se han encargado de plantearlo como el clásico duelo de Chico Bueno contra Chico Malo. En realidad, se debería enfocar más como el western espagueti de Sergio Leone: El Bueno, El Malo y El Feo.

Lo Bueno, que van a pelear por fin. Lo Malo, que defrauden. Lo Feo, que el público salga inconforme y arme otra estampida como la que casi arrasa el casino del MGM en diciembre de 1996, cuando Mike Tyson le dio el mordisco en la oreja a Evander Holyfield.

Mayweather expone, además, su récord invicto de 47-0, y su sueño de conseguir las dos victorias que le faltan para igualar la foja del mítico Rocky Marciano.

Pacquiao no arriesga nada, debido a que sus opciones se vieron devaluadas luego del estrepitoso nocáut que le diera el mexicano Juan Manuel Márquez en diciembre de 2012.