El Fuego Deportivo se prendió donde nace el sol

RONAL RENGIFO - EL NUEVO DÍA
Mientras en Ibagué ardía el corazón de los tolimenses por la pérdida de varias disciplinas de los Juegos Nacionales y Paranacionales, en la Sierra Nevada de Santa Marta se encendía con fuerza el Fuego Deportivo de las justas.

Vergüenza, ese fue el sentimiento que me embargó en Valledupar frente a los colegas que fuimos invitados por Coldeportes para cubrir el encendido del Fuego Deportivo en la Sierra Nevada de Santa Marta, tras regarse como pólvora la noticia sobre la pérdida en Ibagué de cinco disciplinas para los próximos Juegos Nacionales.

Era algo que se sabía que ocurriría, pero de igual manera no dejó de ser incómodo cuando todos me preguntaban el por qué dejamos ir una enorme oportunidad de crecer como región, con las que fueron vaticinadas como las mejores justas de la historia.

Fue una lástima que esa ‘bomba’ la soltaran al país en la víspera de un día tan especial para el certamen deportivo más importante de Colombia. Sin embargo, no logró destruir el inicio simbólico del evento, el cual ahora es más nacional que nunca.

Rumbo a la Ciudad Sagrada

Con el nuevo amanecer, la obligación era pasar rápidamente el ‘guayabo’ de la noche anterior y ponerle buena cara al feo momento. Por eso, como al que madruga, Dios le ayuda, nos levantamos temprano para desplazarnos rumbo a Nabusímake.

La Ciudad Sagrada de los indígenas arhuacos, donde ellos aseguran que nace el sol, fue escogida nuevamente por Coldeportes para ser el lugar que le daría fuego, como hace tres años, a la antorcha de los Juegos, con lo que se abre la ruta definitiva hacia las competencias por el oro, la plata y el bronce.

Para llegar allí, se tomó el camino por el Cesar, partiendo desde su capital hasta Pueblo Bello. Hasta ahí, la carretera es tranquila y rápida con cualquier tipo de vehículo. Pero luego solo se puede subir a pie, en animales de carga o en una Land Cruiser de doble tracción, con un piloto digno de competir en un Rally Dakar. Unos pocos intrépidos, se atreven en moto. ¡Mis respetos!

La ruta, con un trazado de 25 kilómetros, además de la hermosa panorámica que ofrecen una cadena de picos montañosos, con majestuosa vegetación y un clima suavemente frío, tiene como característica especial una base de tierra y lodo endurecido, como si fuera el resultado de un río que perdió totalmente su cauce.

La travesía, digna de un campeonato de deporte extremo, tiene una duración aproximada de dos horas y media, dependiendo de que no llueva y de las veces que el poderoso carro quede enterrado, motivo por el cual se debe llevar una pala a mano.

Majestuosa

La vía es una tortura lumbar, pero todo queda en el olvido, incluidos los dolores de posaderas y cuello, cuando se asoma a los pies de la cordillera el Pueblo Sagrado de los arhuacos, en el que las rocas son la base de las pequeñas murallas que la encierran, así como de sus caminos interiores.

Adentro, sobresalen las chozas de bahareque con techo de paja, que conservan sus costumbres y tradiciones, aunque en una de ellas se puede comprar, para calmar la sed, una Big Cola, que competía con la limonada natural con base de panela, ofrecida a la entrada.

Los primeros en percatarse de nuestra llegada fueron los cabos y semaneros, quienes portan una especie de bastón con el que procuran guardar la ley y el orden en el lugar. Se encargan de la seguridad, y por eso son bastante precavidos con los foráneos.

Esos rostros serios de los vigilantes del resguardo contrastaban con el de los niños, los más emocionados por el arribo de extraños, quienes en este caso portaban celulares inteligentes, ‘tablets’, grabadoras y grandes cámaras fotográficas y de televisión, las cuales aumentaban su curiosidad.

Eso sí, la primera recomendación, por no decir exigencia, fue evitar exceder la utilización de estos elementos tecnológicos, especialmente en la Casa de Asambleas, un salón con sillas largas de madera tipo iglesia, donde se toman las decisiones más importantes de Nabusímake, contó Kandy Maku, representante cultural del clan.

Ceremonia de fuego y agua

Esta petición fue hecha por los Mamos, líderes espirituales y políticos de los arhuacos. Ellos, hablando su lengua nativa (Iku), y también en español, dieron la bienvenida en su ‘centro de convenciones’, cuando se nos unieron las personalidades del acto, entre quienes se destacaban el director de Coldeportes, Andrés Botero, los gobernadores de Tolima y Chocó, los alcaldes de Ibagué y Quibdó, y los dos atletas seleccionados para portar la antorcha.

Se trató de la luchadora y medallista olímpica Jackeline Rentería (Cali), en representación de las disciplinas convencionales, y el nadador Carlos Daniel Serrano (Bucaramanga), ganador de seis oros en los pasados Juegos Parapanamericanos de Canadá, como referente de los deportistas en situación de discapacidad.

A las dos en punto, tras varios saludos de parte y parte, mientras preparaban un suculento sancocho que al final no pudimos disfrutar por el itinerario del viaje de regreso a nuestras respectivas ciudades, se llevó a cabo la tan esperada ceremonia de encendido.

Fue rápida y se hizo con ‘Fuego de Agua’. Suena extraño, pero no lo es, toda vez que la llama se creó con la fricción de un par de piedras extraídas de un manantial sagrado ubicado a siete horas de la ‘Ciudad Sagrada’, y sobre un madero del mismo sitio.

Uno de los Mamos Mayores prendió la antorcha, la puso en alto anunciando que la entregaba con voluntad de unión y paz entre los colombianos en torno a las justas, y se la cedió a Botero, quien luego la pasó a manos del director de los Juegos, Fabio Ramírez.

Después fue el turno para Rentería y Serrano, quienes al mejor estilo olímpico, dieron una vuelta al centro de ceremonias, exhibiendo ante todos los presentes el Fuego Deportivo.

Fueron los primeros metros de un total de cinco mil 755 kilómetros destinados por todo el País, para que los colombianos enciendan su interés por los hombres y mujeres que buscarán dejarlo todo al tratar de ubicar en lo más alto del podio los colores de sus regiones, así algunos hagan todo lo contrario.

Credito
EL NUEVO DÍA

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