Granit Xhaka falló el segundo lanzamiento de los suizos, enviando muy desviado. Ninguno de los otros lanzadores erró, en ninguno de los dos equipos, y Grzegorz Krychowiak fue el encargado de clasificar a los polacos, convirtiendo el quinto tiro.

Treinta años llevaban los polacos sin jugar una ronda de eliminación directa de un gran torneo, desde que cayeron en los octavos de México 1986, y con esta victoria prolongan su sueño, en la primera Eurocopa de su historia en la consiguieron superar la fase de grupos.

Polonia, pese a que recibió su primer gol en esta Eurocopa, mantuvo su fortaleza defensiva, a pesar del asedio después del descanso de los suizos, que dispusieron de grandes oportunidades, a menudo desbaratadas por el arquero Lukasz Fabianski.

Suiza, por su parte, continúa con la particular maldición de no ganar un partido de eliminación directa de un gran torneo desde el Mundial de 1938.

Este partido puso punto y final a los partidos de la Copa en una de las sedes, Saint-Etienne, que había acogido tres duelos la primera fase.