Para la deportista de Piedras, Karla Tatiana Reyes Hernández, lo realmente difícil de su deporte no es lograr controlar su enorme motocicleta a grandes velocidades en una pista de arena, sino solventar las dificultades económicas que se le presentan para poder entrenar y competir con las mismas condiciones de la mayoría de sus rivales.

La piloto de apenas 16 años de edad, quien acelera a fondo en vehículos de dos ruedas desde hace tres, cuando un amigo que trabaja en un taller la invitó a un entrenamiento, aseguró que “no es fácil mantenerse en este deporte, pero no lo digo tanto por lo competitivo, sino en el aspecto económico. Acá se invierte mucho más dinero que en otro tipo de disciplinas”.

Y agregó: “En mi caso, tengo desventaja con otros pilotos por no contar con una camioneta. Eso es fundamental para el traslado de las motos, para uno movilizarse si necesita comprar un repuesto, para viajar a otras ciudades, en fin, para muchas cosas fundamentales”.

Eso sí, Karla no se queja, por el contrario, ella asegura que “gracias a Dios cuento con el apoyo de mis padres, así no tengamos mucho dinero. También me respalda actualmente el alcalde de Piedras, Pedro Bocanegra, la empresa de productos de cauchos Inversiones Reinoso (INR), y también me patrocina Liqui Moly, una marca alemana de aditivos, lubricantes y aceites para motos”.

El papá de Reyes Hernández, llamado Ronald, trabaja como operador en una empresa de gas, y su progenitora, doña Carolina, es ama de casa e incursionó en el mundo del ‘rebusque’ para darle una mano a su hija.

“Con mi mamá hacemos empanadas y arepas para vender. Eso nos ha permitido muchas veces obtener dinero para tanto gasto”, reconoció la ‘Pijao’.

La corredora con el número 311 contó que “no he podido practicar en Piedras, porque la pista se dañó. Estoy haciendo lo que puedo cerca al balneario, y voy al gimnasio para el fortalecimiento físico”.

Con una luz de esperanza en su rostro, la piloto tolimense sostuvo que “a pesar de tantas adversidades, el año pasado fui campeona nacional y departamental en la especialidad de motovelocidad en arena, y también me coroné en enduro. Gracias a Dios estas victorias me permitieron competir en el Campeonato Chileno de Enduro, donde me ubiqué sexta, corriendo en una moto que nunca había usado”.

Apasionada

De su vida personal relató que “yo no sé qué es una fiesta de 15 años. Hago pocas cosas que caracterizan a una joven de mi edad. Para mí, el motociclismo es mi mundo entero. No me gusta pensar en nada más. Estoy enfocada en mi sueño de convertirme en una campeona mundial.

“Eso sí, deseo estudiar una carrera profesional, a la par del motociclismo. Me gusta la odontología, pero es muy costoso. La administración de empresas también me llama la atención, pero el dinero es el problema ahora. Este año me gradúo de 11, y vamos a ver si la situación se presta para ingresar a la universidad”.