Tras la jornada de reposo y una etapa de transición en Nimes que dejó como vencedor al australiano Caleb Ewan, el Tour de Francia se encamina hacia los Alpes, que serán los jueces definitivos de la edición 2019 de la ‘Grande Bouclé’, con un aperitivo de 200 kilómetros camino de Gap y dos premios de montaña, el último, de tercera categoría a 8,5 kilómetros de la meta.

El guión establece que un perfil de ese tipo reserva la victoria para un aventurero y que la disposición deja pocas opciones a que los equipos de los ‘sprinters’ puedan controlar el pelotón para buscar un final agrupado.

Pero tampoco parece que la dificultad de la jornada, que comenzará en el turístico Puente romano sobre el Gard, sea suficiente como para que los favoritos de la general puedan desencadenar hostilidades.

El aliciente principal será la subida del Col de la Sentinelle, 5,2 kilómetros al 5,4 % de pendiente media, cuya cima se sitúa a las puertas de Gap, que acoge la meta al final de su escarpado descenso.

A lo anterior, hay que agregar que el recorrido esconde 2.400 metros de desnivel positivo que, junto al calor y dos semanas de fatigas, harán daño.

Lo destacado de ayer

Y en cuanto a la etapa de ayer, que transcurrió bajo un sofocante calor, hay que decir que el danés Jakob Fuglsang se retiró tras una fuerte caída.

También fue al piso el galés Geraint Thomas. “Fue frustrante. Fue un accidente muy extraño. Tenía la mano en el manillar, las marchas saltaron y se atascaron y me caí”, anotó el británico.

Y en cuanto a los colombianos, el perjudicado del día fue Nairo Quintana, quien cedió 1’:02’’ con el grupo, tras verse involucrado en una caída. “En una de las caídas del tramo final tuve que poner pie a tierra, no me caí, pero me quedé del grupo”, señaló.