“Me gustan los colores del equipo”, Kena Marcela Romero

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
La vida de Kena Marcela Romero no ha sido nada fácil. La nacida en Valledupar, Cesar, ha sufrido las ‘verdes y las maduras’.

“Un día desperté con una llamada y era el asesinato de mi padre por robarlo”, contó la delantera del Deportes Tolima Femenino.

 

Tristeza y felicidad

Han sido los dos sentimientos en los que ha vivido. La tristeza llegó nuevamente con el fallecimiento de su mamá, a quien le diagnosticaron azúcar en la sangre.

“De un momento a otro se enfermó y en Colombia no le hacían el tratamiento y se fue para Venezuela y allí le trataron la enfermedad”, explicó.

Antes de ese triste suceso, la felicidad llegó un día cuando visitaba en el hospital a su mamá. En un correo electrónico le confirmaban la convocatoria a un microciclo de trabajos con la Selección Colombia femenina en 2010.

Con esa alegría, habló con su mamá y ella solo le respondió que “siguiera lo que le gustaba que era el fútbol”, aseguró.

Con el respaldo de su madre, regresó al país y se concentró en los trabajos con el grupo. Duraron casi todo un semestre.

Pero un día “estábamos viendo el partido de la Sub 20 de hombres con Perú en el que surgió James. Me llamaron al celular para notificarme el fallecimiento de mi madre”, recordó.

Por el hecho, el técnico Ricardo Rozo le dio permiso. A su regresó a la Selección, no quedó en el equipo que se estaba preparando para afrontar el Mundial por una baja en su rendimiento.

“Mi familia era muy unida. Somos cuatro hermanos: dos mujeres y dos varones. Mi hermano se casó y mis otros dos hermanos se quedaron con el papá y yo vivía con mi abuela, es decir, cada quien formó su hogar y nos distanciamos”, afirmó.

 

La ‘guardiana’

Con esos cambios en su vida, Kena se desordenó y se dedicó a trabajar, trasnochar, salir con amigas y amigos, y dejó a un lado el fútbol; sin embargo, una familia le tendió la mano y volvió a correr detrás de un balón.

“En Valledupar hay un club que se llama Futuras Estrellas y viví con la familia del entrenador Édgar Gallego. Ellos me acogieron bien hasta el punto de convertirse en mis padres adoptivos”, reseñó.

Con ese respaldo, se fue a Cartagena a jugar con la Selección Bolívar durante cinco años, tiempo en el cual se independizó y consiguió un trabajo en un hotel de ‘La Heroica’ como guarda de seguridad por dos años.

Estando allí se presentó al Real Cartagena y para poder hacerlo, habló con su jefe inmediato para que le diera el turno de la tarde y así poder asistir a los entrenamientos y laborar en la tarde.

“Me gané el cupo y pasaron unos inconvenientes económicos, por lo que seguí como guarda de seguridad”.

 

Conoció a Dios

Regresó a Valledupar y conoció al pastor William, que en ese momento tenía una fundación y un equipo en Fusagasugá, por lo que asistió con la esperanza de retomar el fútbol.

Se fue a Fusagasugá y allí entrenó dos meses. Pero el proyecto del equipo de mujeres se ‘cayó’ y se quedó entrenando con los hombres.

 

Deportes Tolima

Por cosas de la vida, se encontró de nuevo con el ‘profe’ John Agudelo y quien le dijo que si quería jugar la Liga Femenina y aceptó sin pensarlo dos veces. “Desde octubre del año pasado entrenó en el club del ‘profe’ y este año se me dio la oportunidad de integrar el Deportes Tolima Femenino”, agregó.

En su primera escuadra profesional ha anotado 4 goles, pero tiene el agridulce de no poder ganar.

Pese a eso, Romero no baja los brazos y seguirá entrenando duro todos los días para alcanzar las metas grupales y personales que se trazó.

“A corto plazo, clasificar a los cuartos de final con Tolima, tener la posibilidad de llegar a la final y luego a la Libertadores, y a largo plazo, volver a la Selección Colombia”, sintetizó. Pero ese anhelo se esfumó porque el equipo quedó eliminado del certamen en el Grupo E.

 

Cifra

31 años tiene la delantera vallenata.

Credito
FABIÁN CAMACHO A.

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