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Y es que lo que afronta no es nada fácil. Corre el riesgo de ir a la cárcel por supuestamente agredir a su expareja Daniela Cortés, quien presentó moretones y cortes en su rostro.
El día a día de Villa cambió por completo en Buenos Aires. No se entrena normalmente de manera virtual como lo hacen los demás jugadores de Boca. A su teléfono móvil entra cualquier cantidad de llamadas de familiares, amigos y abogados para un consejo, una recomendación y para enterarlo de cómo va su denuncia ante la justicia argentina.
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La primera mala noticia que recibió fue la prohibición de salir de Argentina por solicitud del abogado de su expareja, Fernando Burlando, petición que fue aceptada por la juez del caso.
De lo poco positivo para el colombiano está la llamada que recibió del técnico de Boca, Miguel Ángel Russo. El entrenador lo aconsejó, se preocupó por su estado de ánimo, pero dejó en evidencia su inquietud por lo que pueda pasarle.
Villa tuvo que mudarse de la casa de Juan Fernando Quintero ya que tiene una orden de restricción hacia su pareja - son vecinos con el jugador de River -, y en un apartamento que hoy ocupa en una zona de Puerto Madero lo acompaña un colombiano del que pocas referencias se tienen.
Así es el día a día de Villa, un jugador que sonaba para llegar a la Selección Colombia por su buen momento en Boca, y que estaba en carpeta para ser transferido al balompié europeo, pero una mala jugada lo tiene con un pie en la cárcel.
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