Canta el alma de mi raza…

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
Con enorme pundonor, y contra todos los pronósticos, Deportes Tolima venció anoche al Atlético Nacional en Medellín y se adjudicó el segundo título de su historia en la máxima categoría del fútbol profesional colombiano.

Milagro, hazaña, proeza. Lo pueden llamar como quieran. Contra todos los pronósticos, el Deportes Tolima logró vencer anoche al Atlético Nacional en el estadio Atanasio Girardot, ante 48 mil espectadores que prácticamente tenían montada una fiesta.

Las camisetas blancas con el estampado del título 17 en la máxima categoría del rentado nacional se tuvieron que quedar guardadas bajo llave en el camerino de los ‘Verdolagas’, toda vez que los del festejo fueron los ‘Pijaos’.

Cabizbajos, sorprendidos y preguntándose ¿cómo pudo pasar?, algunos hinchas del denominado ‘Rey de Copas’ se quedaron en sus sillas, mientras el capitán Fáiner Torijano levantó con sus manos el trofeo que certificó al Vinotinto y Oro como campeón de la Liga Águila 2018-I, a pesar de que los pronósticos daban como favorito a su rival.

Y era lógico, teniendo en cuenta que los ‘Paisas’ se habían puesto adelante en la llave, por el triunfo 1-0 en el ‘Manuel Murillo Toro’, gracias a un tanto del tolimense Dayro Moreno, quien se quedó con las ganas de eliminar nuevamente al equipo de su región en una final, tal y como lo hizo en el 2010 con el Once Caldas.

Cuando el juez central Andrés Rojas decretó el final del cotejo de ida en el ‘Coloso de la 37’, muchos en el país se atrevieron a decir que ya todo estaba resuelto a favor del elenco antioqueño, sobre todo sus hinchas. Así lo hicieron sentir a través de las redes sociales.

Fue tal la soberbia de un par de seguidores de Nacional, que cuando los ‘Musicales’ llegaron el viernes en la tarde a la ‘Tacita de Plata’, los recibieron con una pancarta blanca con letras verdes que decía: “Bienvenidos a la tierra del más veces campeón”.

Fue también un acto de provocación, pero ninguno de los ‘Pijaos’ se dejó llevar. Seguramente, ese hecho anecdótico impulsó mucho más a los pupilos de Alberto Gamero a querer imponerse en la revancha, para silenciar a más de uno.

Pero esa no fue su única motivación. Además de querer consagrarse como profesionales, y otorgarle un botín inolvidable a la región que creyó en ellos, había nada más y nada menos que 700 millones de pesos como incentivo económico, si se montaban en lo alto del podio. Eso sí, llegar hasta allí, no fue nada fácil.

 

Preámbulo

Desde tempranas horas, el ‘Atanasio Girardot’ comenzó a teñirse de verde y blanco, empezando por el tradicional ‘Obelisco’, el lugar donde los hinchas tanto del Atlético Nacional como Independiente Medellín suelen reunirse antes del ingreso al escenario deportivo, y al término de los partidos, ya sea a festejar un triunfo o tomarse unas frías por el guayabo de una derrota.

Las filas fueron extendiéndose con el pasar de los minutos, y el ambiente de fiesta se hacía cada vez más fuerte. Música y arengas iban y venían. Los antioqueños se sentían muy seguros de poder ser campeones.

Cientos de estrellas con el número 17 eran vendidas por los ‘rebuscadores’. Las camisetas también hacían parte de la oferta, así como las banderas, junto con gorros y hasta gafas.

Ya dentro del estadio, las directivas del Club dueño de casa tomaron varias decisiones interesantes para fortalecer aún más la relación entre la hinchada y el equipo. Son acciones para aplaudir y aprender, porque en el caso del conjunto ‘Paisa’, le han servido mucho para crecer en los últimos años.

En las zonas de césped sintético entre la cancha y las graderías, se acomodaron los 28 trofeos que el Atlético Nacional ha ganado en Colombia y por fuera del país, como por ejemplo sus dos Libertadores, las cuales tenían el mayor pedido para las fotografías. Además, los fanáticos contaron con un inflable para jugar al tiro al blanco, y varios espacios para fútbol-tenis. Todo era gratuito, y se podía acceder, pero en orden y con un tiempo controlado.

Posteriormente, se llevó a cabo un ‘mini concierto’ de rock y ska, protagonizado por la banda instrumental de la reconocida barra Los Del Sur. Justo en ese instante, arribaron los pocos hinchas ‘Pijaos’ habilitados para ubicarse en un rincón de la gradería norte. Eso sí, a pesar de ser minoría, se esforzaron al máximo por hacer sentir su aliento.

Fue una hermosa ‘mancha’ Vinotinto y Oro en medio de un estadio que por poco se cae con la salida de los protagonistas del partido al campo.

Primero fueron activados los extintores con polvo verde y blanco, luego se lanzaron millones de trozos de papel picado, y por último los hinchas crearon un tifo con bombas que fueron dejadas en libertad tras la entonación del Himno Nacional.

La encargada de hacerlo fue ‘Goyo’, con sus compañeros ‘Tostao’ Valencia y Slow Mike, del grupo Chocquibtown, el cual se encargó del acto de apertura organizado por la Dimayor, antes de rodar la pelota por la disputa de la primera estrella de 2018.

 

Positiva estrategia

Antes de que el juez central Luis Sánchez decretara el inicio del cotejo, el entrenador Alberto Gamero decidió mover su nómina titular. En la que entregó la jefatura de prensa del equipo aparecía Luis Payares como central, pero finalmente fue Julián Quiñones el inicialista, por “decisión técnica”, informó la oficina de comunicaciones.

Como era de esperarse, el onceno dueño de casa salió a tratar de imponer condiciones, sin importar que ya tenía una mínima ventaja en el marcador global, tras triunfar 1-0 en el partido de ida disputado en el ‘Manuel Murillo Toro’.

Sin haberse cumplido dos minutos de partido, el zaguero Alexis Henríquez solicitó el cambió de la pelota, al sentirla con poco aire. Ya con la nueva redonda, Gonzalo Castellani hizo parar por primera vez a los hinchas ‘verdes’ con un disparo de media distancia.

Eso fue a los 10, y a los 16 el encargado de inquietar al visitante fue Dayro Moreno. El nacido en Chicoral soltó un ‘bombazo’ que le quemó los guantes al meta Álvaro Montero, quien forzó un tiro de esquina.

A los 19 Tolima mostró sus credenciales, con la fórmula que había establecido para atacar: El contragolpe. Sebastián Villa, el deportista con los pulmones más grandes de la plantilla, se proyectó por derecha hasta terreno contrario, pero en el pase definitivo la esférica le fue interceptada.

El problema es que no estaba tan claro como en otros partidos, al igual que Ángelo Rodríguez, a quien se le notaba su molestia muscular. No podía correr. Cumplía a la perfección su rol de pívot, pero le costaba desplazarse con rapidez para llegar al área.

Eso sí, su presencia obligaba a que le doblaran la marca, y con esto se abrían espacios para que sus compañeros lograran abarcarlos y meter en aprietos al conjunto de Jorge Almirón, que en el cierre de la inicial acabó pidiendo tiempo. Estratégicamente hablando, ‘La Tribu’ había cumplido una aplaudible labor.

Por eso el asistente de Gamero, Orlando Rojas, se paró en la boca del túnel para felicitar a los ‘Pijaos’, uno por uno, y aprovechó para darles algunas indicaciones, con base a lo que había observado, pues siempre estuvo sobre la línea, empujando al grupo.

 

De infarto

Para la parte complementaria se cumplió un cambio cantado en el conjunto ‘Musical’. El delantero sanandresano se quedó en el banco, y le dio paso a Marco Pérez, tal y como había acontecido en el ‘Coloso de la 37’. El destino le tenía algo muy lindo preparado al de Chocó.

Y llegó la sorpresa. Cuando nadie se lo esperaba, ni siquiera el mismo Deportes Tolima, se dio el empate. Villa lanza uno de sus tradicionales centros, pero con la buena fortuna de que la pelota se desvía con la humanidad de Jorman Campuzano para irse rebeldemente hacia el fondo de las piolas.

Decir que el estadio quedó en silencio sería inapropiado. El grito de festejo de Sebastián se escuchó en cada rincón del ‘Atanasio’, junto con el de sus compañeros, el cuerpo técnico y los atrevidos hinchas que se metieron en la ‘caldera verde’.

Fue un baldado de agua fría para el local, y un bálsamo para la visita, que empezó a aprovecharse del desespero de los ‘Paisas’. Hasta ese instante, el título se definiría en penales. Sin embargo, la alegría duró poco.

Steven Lucumí, ante una floja marcación sobre él por el carril derecho, lanzó un centro que fue capitalizado con la cabeza por el hombre más pequeño del rival, Vladimir Hernández. El mediocampista se zambulló y venció a Montero para desatar la locura en el estadio de Medellín.

El tiempo fue avanzando de manera implacable, y ahora la frustración dominaba los sentimientos de los ‘Musicales’, aunque fue un antioqueño el que terminó expulsado por dejarse llevar de la calentura: Camilo Zúñiga entró, y al instante se fue por roja directa.

Con un hombre de más, Tolima se fue al todo o nada, y quedó demostrado cuando el portero Montero se fue a buscar el gol de los penaltis, a pesar de que Gamero le gritó que se quedara quieto. Y hasta llegó a cabecear, pero no consiguió el milagro.

No fue así, porque estaba programado para el minuto 93. Villa levanta un nuevo tiro de esquina. Danovis Banguero se le suelta a su marca, y roza con la frente la esférica para inflar la red y convertir el ‘Atanasio’ en un cementerio.

Después se vino la definición desde los 12 pasos. Dayro fue el primero en el turno, y engañó a Álvaro. Le siguió Villa, que con sangre fría anotó sin problemas. Henríquez pasó al tablero, y su experiencia se hizo evidente. Albornoz fue a paso lento, pero pateó seguro y anotó.

Lenis seguía. Pero Montero le tenía preparado un amargo momento. Le controló su disparo. Banguero tenía la responsabilidad de poner a picar en punta a ‘La Tribu’, y no le quedó grande. Y seguía Vladimir, también para encontrarse con la muralla de La Guajira.

Así las cosas, todo quedaba puesto en los botines de Marco Pérez, que así como Jorge Artigas en el 2003, tuvo que definir la estrella. Gracias a Dios estuvo seguro, convencido, firme y preciso para clavar la redonda en el ángulo y decretar a Tolima, bicampeón de Colombia.

 

Síntesis

Atlético Nacional 1 (2) – (4) 2 Deportes Tolima

Estadio: Atanasio Girardot

Central: Luis Sánchez (Valle)

Asistente 1: Humberto Clavijo (Meta)

Asistente 2: Eduardo Díaz (C/marca)

Emergente: Alexander Ospina

Figura: Álvaro Montero.

Atlético Nacional: Fernando Monetti; Helibelton Palacios, Felipe Aguilar, Alexis Henríquez, Diego Braghieri; Jorman Campuzano, Gonzalo Castellani, Macnelly Torres, Vladimir Hernández; Steven Lucumí y Dayro Moreno.

Técnico: Jorge Almirón.

Gol: Hernández (65’).

Cambios: Aldo Leao Ramírez por Torres (55’), Reinaldo Lenis por Lucumí (71’) y Camilo Zúñiga por Braghieri (84’).

Amarillas: No recibió.

Expulsado: Zúñiga (87’).

 

Deportes Tolima: Álvaro Montero; Juan Guillermo Arboleda, Julián Quiñones, Fáiner Torijano, Danovis Banguero; Rafael Robayo, Carlos Robles, Carlos Rentería; Yohandry Orozco, Sebastián Villa; Ángelo Rodríguez.

Técnico: Alberto Gamero.

Goles: Campuzano (Autogol 47’) y Banguero (93’).

Cambios: Marco Pérez por Rodríguez (46’), Omar Albornoz por Orozco (69’) y Robin Ramírez por Rentería (75’).

Amarillas: Rentería (36’), Rodríguez (38’) y Pérez (85’).

Expulsados: No hubo.

Credito
RONAL RENGIFO ÁLVAREZ - ENVIADO ESPECIAL – MEDELLÍN

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