La plaza de mercado La 14 está sumida en el olvido

Crédito: Fotos: Hélmer Parra - Jorge Cuéllar / EL NUEVO DÍALa plaza de La 14 hace parte de los 33 Bienes de Interés Cultural que tiene Ibagué.
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La venta informal y la inseguridad han obligado a los comerciantes a abandonar sus puestos en la plaza y rebuscarse el sustento comercializando en la calle.
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La plaza de mercado de La 14 o Chapinero, ubicada entre las calles 14 y 15 con carrera Primera ya guarda más de 100 años de historia. Es considerada la primera central de abastos que tuvo Ibagué, y su creación, según indican algunos comerciantes, data de 1910 con la intención organizar en un solo punto de la ciudad el comercio que para la época estaba esparcido por lo que era la zona centro, incluso mucho antes ya se preveía la expansión del pabellón de carnes que estaba en la zona. 

Es conocida como la plaza campesina de la ciudad por el arribo de cientos de productores de la zona rural. Actualmente a esta central de abastos llegan agricultores del Cañón del Combeima, China Alta, Cajamarca, Dantas, Tapias, entre otros, a comercializar sus productos, ofreciendo una amplia variedad y calidad.

Los comerciantes indican que la plaza cada vez se queda más sola por la competencia que existe en las calles. 

Su valor histórico cataloga la estructura de la plaza como Bien de Interés Cultural del Municipio, de allí que cualquier intervención se tenga que desarrollar preservando las instalaciones; no obstante, de forma lamentable hoy la plaza tiene unas condiciones deficientes y no ofrece garantías en ventas a los adjudicatarios. 

La plaza pide ‘una manito’

Aunado a la desolación de la plaza de La 14 se suma la precaria situación que existe en la central de abastos, de forma particular sobre la calle 15 donde está el tradicional planchón se registra de forma continua una incorrecta disposición de basuras, además hay una amplia presencia de perros y gatos que recorren locales y tejados sin ninguna regulación de las entidades correspondientes.

Este lugar ha generado cientos de empleos directos e indirectos por largos años.

El deterioro es mayúsculo; hay humedades, techos percudidos y hace algunas semanas se reportó el daño de varias tejas; aunque algunos adjudicatarios han invertido en sus locales para mejorar su aspecto, las fallas de la plancha en concreto hacen que se escurran aguas contaminadas de un piso a otro, la plaza en general necesita adecuaciones y un control, pues los consumidores de alucinógenos que también frecuentan el sector empezaron a raspar los muros. 

Los comerciantes piden una mayor presencia de la autoridad y un mejor control de la movilidad, en días de mercado los clientes se ubican sobre los corredores y generan largos trancones.

El popular planchón ofrece una gastronomía inigualable.

“Creemos que hay falta de gobierno en las plazas de mercado, y no lo decimos por Infibagué que no tiene muchas herramientas para trabajar por las centrales de abasto, sino por la Secretaría de Gobierno, la Dirección de Espacio Público, la Secretaría de Movilidad y todos quienes tienen que ver con las plazas de mercado de la ciudad que además es un patrimonio cultural, pero el abandono es preocupante”, dijo uno de los comerciantes. 

Luis Albeiro Mora, el representante de Ascut también acotó, “el tema de la plaza La 14 es la inseguridad, en el sector hay una bajada que llega al Combeima y es donde le hemos pedido apoyo a la Policía Nacional, al Secretario de Gobierno y al Concejo para que arreglen el tema con la gente que labora en la plaza, además hay que tratar de organizar a los vendedores informales, muchas veces tapan la vía y las personas que bajan con los vehículos no pueden ingresar para llegar al parqueadero y comprar los productos. Preocupa la movilidad, la falta de organización de los informales, muchas cosas”, dijo.

Obligados a vender en la calle 

Los comerciantes han trasladado sus productos a las calles para mejorar sus ventas. 

Una de las principales problemáticas que afronta de manera particular la plaza de La 14 es la excesiva presencia de vendedores informales y la ocupación ilegal del espacio público. Todo el corredor sobre la vía de acceso principal a la central de abastos está repleta de productos de la canasta básica sin que exista un aparente control, no solo en búsqueda de una reorganización, sino en materia sanitaria, lo complejo es que la situación no es nueva y tiene ya hace varios años en ‘jaque’ a quienes tienen sus puestos dentro de la plaza.

Algunos comerciantes indicaron que la mayoría de ventas que hacen dentro de la plaza son a sus clientes fieles que por tradición aún acuden hasta ese punto; sin embargo, muchos adjudicatarios han tenido que ubicar un espacio en la calle, dejar los puestos encerrados y usarlos solo para guardar su mercancía con la intención de mejorar su economía. 

La ocupación del espacio público limita la movilidad en la zona. 

Luis Albeiro Mora, representante social de las plazas de mercado de Ibagué y presidente de la Asociación de Comerciantes Unidos del Tolima (Ascut) reseñó, “es lamentable decirlo pero hay personas a las que les ha tocado salir de la plaza para tener una igualdad económica, hay una competencia afuera que está afectando a quienes trabajan en la plaza y pagan impuestos, porque los de afuera no pagan y venden más rápido.

“Por eso las plazas hoy en día se están quedando solas. No hay compromiso del ciudadano de quedarse adentro ni de la misma administración para mejorar esta situación”, reseñó. 

Jairo Villanueva, comerciante de la plaza, indicó que los mismos clientes propician el comercio informal y que los operativos que se intentan hacer sobre el lugar no son constantes y por lo mismo insuficientes, asimismo alegó que para nadie es de agrado laborar en la calle, pero que la amplia competencia termina por obligar a muchos. 

La poca afluencia de público dentro de la plaza de mercado es habitual y contrasta con lo que se vive alrededor. 

“La gente no vive contenta de trabajar en la calle, al agua y el sol, tantas cosas, estar sacando y guardando, además cuando se recupera la plaza no hay una seriedad en el sostenimiento del operativo que se hace, lo abandonan y llega gente hasta de otras partes a invadir el espacio público, esto obliga a que los comerciantes al interior de las plazas tengan que salir obligatoriamente, además las vías de acceso se taponan y no hay forma de entrar, la gente no vende y se tienen que ir a las calles porque los clientes hacen el mercado allí. Las personas no quieren salir de las plazas, pero de pronto por circunstancias económicas les toca ir a las calles a vender y buscar el sustento diario”, dijo el comerciante. 

En un recorrido hecho por EL NUEVO DÍA se hizo evidente el buen número de puestos vacíos, no solo en la venta de productos agrícolas, sino en la sección de cárnicos, mientras tanto la abundancia de comercio en la calles es notoria. 
 

Las bondades

En medio de las carencias que tiene está importante central de abastos la comunidad ha resaltado la variedad de productos que se pueden adquirir, su calidad y frescura, pues casi que diariamente cientos de campesinos llegan a dejar grandes cargas de frutas y verduras.

Otra cualidad es su distinguida gastronomía, en el planchón de La 14 se preparan los más tradicionales platos y quienes alguna vez se han sentado a comer en los restaurantes que llevan años en el lugar solo guardan elogios por la sazón indiscutible de sus propietarios. 

Además de la plaza de mercado se desprende un sinfín de negocios comerciales, se generan cientos de empleos directos e indirectos y se guarda una enorme tradición. Quienes llevan varios años al servicio de los ciudadanos guardan historias invaluables sobre el movimiento agrícola de la región. 

“Ibagué es una ciudad que no tiene muchas empresas o fábricas y la mayoría de empleos los otorga el trabajo informal, las plazas de mercado generan más de 5 mil empleos directos e indirectos; es desde la señora que vende el tinto, el que lleva el mercado o transporta la carga, esta es un cadena larga que se beneficia de las plazas, por eso es el llamado a rescatarlas”, dijo Jairo Villanueva, comerciante. 

 

"La gente no quiere salir de las plazas, pero de pronto por circunstancias económicas les toca ir a las calles a vender y buscar el sustento diario", Jairo Villanueva, Comerciante.

Destacado

  • En la plaza hay una desmedida proliferación de perros y gatos sin ningún control por parte de los entes respectivos.
  • La plaza Chapinero o La 14 es considerada la primera central de abastos que tuvo Ibagué y tiene más de 100 años de historia.

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Credito
Redacción EL NUEVO DÍA

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