Carrozas, una manifestación folclórica identitaria

El artista Olmer Rojas Lozano, con más de 25 años de trayectoria, es un referente en la elaboración de carrozas. Sus creaciones, que apelan a la identidad regional, han engalanado los tradicionales desfiles departamentales y nacionales del folclor.
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Olmer Rojas Lozano es un artista plástico innato que ha forjado una amplia trayectoria a pulso y carácter. El talento le corre por las venas, ese mismo que transmite a cada una de sus obras.

Sin espacio a dudas, es un referente cultural de la región y se podría indicar que es uno de los artistas con mayor destreza para la elaboración de las tradicionales carrozas que engalanan las calles de Ibagué durante los desfiles del folclor.

En efecto, en este arte tiene más de 25 años de experiencia y ha elaborado piezas invaluables que se han quedado en la retina de los tolimenses y visitantes que coinciden en la región durante las festividades.

Carrozas

Sus inicios

Olmer recordó que desde su infancia logró explotar el talento que tenía con la elaboración de trabajos manuales y pictóricos, con los que se sobresalió en primaria y secundaria en el colegio: “Mis amigos destacaban mi capacidad creativa con trabajos en barro, con materiales reciclados, carteleras, ambientaciones en obras de teatro, entre otros”, explicó.

No obstante, ante algunas vicisitudes en salud y en materia económica tuvo que retirarse de la secundaria: “Ahí me afiancé en la parte artística para enfocar mi proceso y tener un estilo de vida cercano a la pintura. Empecé a conocer la extensión cultural de la Universidad del Tolima con la opción de participar en los talleres de gestión cultural que en su momento direccionaban los maestros Calderón y Naranjo”.

En adelante avanzó de forma sensata en el camino del arte, a mediados de los 80 coincidió con otros artistas en espacios como Viva el arte y Corcultura: “Ya después, de alguna forma, me independicé para crear un proceso, muy personal e independiente, con mi propia obra y busqué la manera de llevarla a otros países”.

Experiencia con las carrozas

Olmer comentó que su proceso en esta materia inició a través del instituto municipal de Cultura, con el que fungió como instructor en varias comunas de la ciudad.

“Las niñas comuneras debían preparar sus propias carrozas cuando llegaban las fiestas, así fui encauzando la posibilidad de que este proceso creativo se proyectara en entregar, como trabajo final, la carroza con el apoyo de los jóvenes”, expresó.

Posteriormente cuando surgió la Corporación Festival Folclórico, presentó una propuesta para la elaboración de carrozas y contó con la aceptación de la entidad para el proyecto.

“Desde ahí fabriqué las carrozas comuneras que eran sencillas en willis pequeños. A las niñas municipales se le realizaban las carrozas sobre camionetas de estacas y las carrozas nacionales se trabajaban en formatos más grandes”, mencionó.

Sus años de experiencia le permitieron acumular un buen volumen de figuras e insumos, por lo que tenía la posibilidad constante de transformar esa materia prima desde los primeros meses de cada año, con un margen de tiempo amplio de cara a las festividades. 

Por ejemplo, podía transformar el Mohán que ya había empleado en un pescador, a la candileja en una sirena, lo que demuestra que su creatividad no tiene techo ni límite alguno: “Así no me aprobaran carrozas desde los primeros meses ya estaba transformando figuras. Era mi forma de trabajar”.

Ahora bien, lo anterior lo hacía con el fin de ir un paso adelante, toda vez que en ocasiones las convocatorias se abrían tardíamente y a escasas semanas o días de los desfiles del folclor.

“Me pongo en los zapatos de artistas nuevos que deben presentar una carroza nueva desde cero, sobre un mes o un mes y medio, es muy difícil que logren entregar un trabajo de alta calidad”, mencionó.

Sello personal

Las carrozas de Olmer se caracterizaban y sobresalían por los materiales que empleaba para su elaboración, tales como figuras en varillaje, papel maché, esmaltados, así como materiales naturales: fibras, costal, cabuya, fique, tejidos de palma y telas para forrar los elementos.

“El proceso del papel maché se acerca mucho al empleado para la elaboración de las máscaras de los matachines del Guamo, así que tiene un alto valor el trabajo manual”, acotó.

De la misma forma, siempre apeló a consolidar elementos que daban cuenta de autenticidad regional.

Tras más de dos décadas de trayectoria en este arte, Olmer decidió dar un paso al costado y dar por culminado su ciclo para enfocarse un poco más en otros proyectos personales.

Pese a la decisión tomada, durante todo mayo su móvil sonó incansablemente y no paró de repicar, pues lo llamaron distintas personas y entidades, que lo buscaron para proponerle trabajar en las carrozas de este año.

Creaciones representativas

Dentro de la innumerable cifra de creaciones que tiene Olmer, destaca con especial cariño la primera carroza que realizó para una candidata comunera del barrio La Gaviota, cuando era instructor, toda vez que fue una elaboración a gran formato y muy estética. Además, posteriormente la candidata fue la ganadora del reinado.

Asimismo, resalta una carroza alegórica a la mitología regional: “Era una mixtura de elementos. Tenía el rostro del Mohan reflejado en una cascada de gran volumen en la parte trasera, mientras que en la delantera contaba con personajes como La Candileja, La Madre monte, Los Tunjitos y La Madre agua”.

Y su top lo complementa con una carroza alegórica a la madre naturaleza construida con elementos orgánicos, vegetales, flora, fauna, peces girando, guacamayas. “Tenía papel maché, escarchados, olas en cartón escarchado, entre otros elementos, con una paleta de colores bastante bonita”.

Algunas de sus obras

Dentro de sus obras pictóricas más representativas figuran las series Colombia mía, Vuelos, Horizontes espirituales, Diálogos espirituales y Crisálidas, con las que ha tenido presencia en escenarios internacionales como Brasil, Cuba y Europa.

Entre tanto, en lo que tiene que ver con sus trabajos escultóricos está el Bolívar ecuestre (Espinal), Monumento a los presidentes (Chaparral), el sendero mitológico del barrio Galán de Ibagué, las esculturas del Parque de la Música en la capital tolimense, escultura de Nuestra Buena Madre en el Colegio Champagnat, entre otras.

 

Credito
MANUEL BRISNEDA

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