El rey de los Playones El rey de los Playones

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Desde la copa del árbol más alto, un Chavarri (Chauna chavarria) vigila el entorno, desempeña muy bien su papel de “rey de los pantanos”, alto esbelto, negro grisáceo con su coronilla negruzca, lados de la cabeza y garganta blancos, pescuezo negro. Majestuoso. Cumple su papel en solitario: vigila, cuida y señala. Es amigo del planeta.

El compromiso de haber nacido en Chimichagua me obliga en el interés de estudiar la ecología de los ecosistemas que rodean el entorno del chavarri.

Y no he podido entender por qué en estos años, desde cuando recibimos el mensaje cósmico en Chapultepec, México, hace 66 millones de años, cuando el impacto de un gran meteorito contra la Tierra produjo la extinción de los dinosaurios y un gran número de criaturas marinas vino con tanto poder destructivo que aún la evolución no ha podido lograr la recuperación total de todo un planeta que marcaba una evolución diferente.

Hasta la fecha, la evolución ha dado tantas ventajas al hombre frente a las demás especies vivas, y nos pone a pensar en dimensiones cósmicas apenas sospechadas…

Pero el espectáculo de ver a un ser humano con una escopeta apuntando a cualquier especie nos hace pensar en una gran discriminación y ventajas que entregó la evolución al ser humano, frente a las otras especies.

Hoy por hoy ignoramos todo sobre la vida en el cosmos, nos refugiamos en la ciencia y películas de ficción y le robamos el destino a las otras posibilidades.

Hemos escogido las maravillas del ciclo del Chavarri (Chauna chavaria) como símbolo de conservación ecológica, y por ello es nuestro interés en compartirlo.

Sus señales de identidad

Es un ave grande de 79 a 91 cm. de longitud. Se distingue por la presencia de una coloración roja alrededor del ojo, presenta unas plumas de color negro que sobresalen en la coronilla, las patas son de color rosado rojizo, los lados de la cabeza y la garganta son de color blanco, el cuello es de color negro y el cuerpo en general presenta un color gris oscuro con algunas partes verdosas.

Se encuentran en un rango reducido de distribución en Suramérica, observándose únicamente en Colombia y Venezuela.

En Colombia se localiza en tierras bajas en pantanos, lagunas con gran vegetación en sus alrededores, madreviejas y áreas abiertas o boscosas, hasta 200 m.s.n.m. en la región Caribe en la Sierra Nevada de Santa Marta y en el Valle del Magdalena medio.

Se considera una especie común en los valles bajos de los ríos Cesar y Magdalena, con un ciclo muy evolucionado con adaptaciones a todos los ambientes y ecosistemas de nuestro territorio. Se alimenta principalmente de la vegetación semiacuática como el clavo de Ciénaga y el berro.

En la Zapatosa

En Chimichagua funciona un grupo de amigos del chavarri, liderados por Hugo Alberto Gutiérrez, quienes tienen un amplio conocimiento de su ciclo: elaboran el nido encima de la vegetación acuática formando montículos. La hembra pone de 2 a 7 huevos color blanco o amarillo y el periodo de incubación dura de 42 a 44 días. La elaboración del nido e incubación de los huevos es realizada por ambos padres.

Se encuentran solitarios, en parejas o grupos pequeños. Son de carácter tranquilo, pero cuando están en celo pueden tornarse agresivos. Su canto es muy sonoro parecido al sonido de una trompeta, lo que permite su fácil ubicación.

Estado de conservación

A nivel global se encuentra clasificada como especie casi amenazada, pero en el ámbito local se clasifica como especie vulnerable, debido a la destrucción creciente de su hábitat por el drenaje de los humedales para usos agrícola o ganadero, la destrucción de los manglares, la caza indiscriminada y el tráfico ilegal para su comercialización como mascotas.

La población estimada en Colombia es menor a los 10 mil individuos y se cree que en el país se encuentra la población más viable, correspondiente a cerca del 70 por ciento de la población global. Es considerada una especie casi endémica de Colombia y por lo tanto es de gran preocupación todo lo concerniente a su conservación.

Dentro de las medidas de conservación tomadas en la actualidad está su preservación en sitios protegidos como el Parque Nacional Natural los Katíos y el Santuario de Flora y Fauna de la Ciénaga Grande de Santa Marta; de igual forma, en cuanto a las medidas propuestas se encuentran proyectos para la protección y el mejoramiento de las condiciones de los humedales, políticas contra la extracción del petróleo y la ratificación de la convención de Ramsar (1997). Se requiere de más investigación en cuanto a la ecología y a la reproducción.

Urgencias biológicas

Obedeciendo a esa urgencia biológica, el Grupo Ecológico de la Universidad del Tolima en el 2007 publicó un libro llamado ‘El último vuelo del chavarri’, en el que se plantea la posibilidad de una campaña para salvar la especie.

Compromisos ambientales del Tolima

Hemos intentado convencer a los tolimenses para que permitan instalar criaderos en algunas fincas del Tolima, con algunas dificultades. La primera es que parece ser que las autoridades de las carreteras saben más que nosotros sobre el transporte de estas y otras especies acuáticas y coincidiendo con las épocas de reproducción incrementan la vigilancia especialmente en las carreteras que vienen del río Cesar.

Desde la Universidad del Tolima recolectamos información sobre la existencia en el pasado de estas especies en forma silvestre y hemos pretendido restablecer criaderos y adultos domésticos con la pretensión de salvar la especie en el Tolima.

Hemos encontrado agricultores que han tenido en sus fincas algunos ejemplares de chavarri y corroboran la sabiduría popular de nuestros amigos en Chimichagua, quienes afirman que crecen muy fácilmente con un estilo doméstico hasta cuando los impulsos de reproducción le indican que llegó la época de aparearse que es cuando reorientan su destino y un buen día viajan disparados en búsqueda de sus bandadas.

En Chimichagua hemos conversado con muchas familias que podrían colaborar con la recolección, el crecimiento y muy probablemente con la domesticación y reproducción, y matricularse entre los protectores de la especie.

Credito
EL NUEVO DÍA

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