Cuidado con el impacto ambiental de las megaobras

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Colombia está viviendo el boom de las megaobras para hacer frente a los retos de desarrollo urbanístico.

A megaobras corresponden los proyectos de concesión de dobles calzadas, viaductos y túneles que unen carreteras en regiones montañosas, así como apertura de nuevas centrales hidroeléctricas como Cucuana en Tolima o Quimbo, en Huila; la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, los sistemas integrados y masivos de transporte, también llamados Sistemas Estratégicos que harán más rápida la movilidad de los habitantes de las grandes orbes y ciudades medianas como Ibagué. En regiones apartadas la ejecución de tramos viales y llenado de represas implica desvío de ríos y quebradas, reubicación de pueblos enteros y afectación de vastas zonas agrícolas y ganaderas, y remoción de gigantescos taludes de tierra con la consecuente alteración de suelos y ecosistemas.

¿Qué tanto daño causan estas gigantescas obras públicas?

Diversas organizaciones ambientales y comunitarias ya han dejado escuchar sus críticas y anunican, por lo tanto, movilizaciones populares. En la vía Bogotá - Girardot, en el tramo comprendido entre Alto de Canecas y Boquerón, el trazado de nuevas rectas por entre el lomo de la cordillera, así como la remoción de tierras para la construcción de un gran túnel, que entró a reemplazar el paso por la Nariz del Diablo, aceleró el fenómeno de la erosión y el surgimiento de fallas geológicas es el principal dolor de cabeza de la firma responsable de la concesión, pues en épocas de lluvia los taludes y derrumbes de la bancada paralizan el tránsito de vehículos a toda hora.

En la ruta Espinal - Ibagué la acometida del túnel y de viaductos para interconectar la nueva calzada aislaron por completo a aquellos municipios que fungían como poblaciones de obligada parada de viajeros. Espinal, Chicoral y Gualanday ya no aparecen a la vera del camino. Y hay algo peor: hay quienes dicen que esa bella obra de ingeniería afectó el recurso hídrico de gran manera y acabó de un solo tajo con el ecoturismo, que era el sustento de su pequeña economía. La alteración del curso de los ríos de la región: Coello y Gualanday, va a impactar y a incidir negativamente en los niveles de producción agrícola de la región y producirán la baja de la capacidad de generación de agua básica para la captación y suministro de los acueductos locales.

En San Luis, la construcción de la presa Corea también es causa de protesta social. Personería local y habitantes piden que se suspendan las obras complementarias de la represa y se mitigue el impacto ambiental generado por el cambio de curso y represamiento de las aguas del río Cucuana a la altura de la vereda Gauadalajara.

La Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, anuncia que por encima de cualquier consideración técnica y de desarrollo se protegerán los recursos naturales por lo cual estudia de manera juiciosa el impacto de las obras autorizadas en un principio a Usocoello en virtud de la declaratoria de Urgencia Manifiesta para desarrollar el proyecto denominado ‘Rehabilitación estructural de la presa de captación sobre el río Cucuana’.

“Este permiso aún no está en firme”, ha sido categórico en decir el subdirector de Calidad Ambiental de la entidad, Rodrigo Hernández.

Credito
EL NUEVO DÍA

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