Los ‘primíparos’ y el mundo universitario

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
“No sólo se viene a aprender, también a socializar”, es el consejo de expertos. Un diálogo y, a la vez, un seguimiento de los padres a sus hijos puede contribuir a buenos resultados en el desempeño.

Los jóvenes cambian y con ellos el mundo universitario; el ingreso de los ‘primíparos’ marca una nueva etapa tanto para padres como para estudiantes. Responsabilidad y autonomía universitaria son conceptos que ahora se ven mayormente amenazados por la inseguridad y las formas de compartir, interactuar y vivir el desenfreno que ofrece el entorno.

 

Alcohol, sexo y hasta la delincuencia común se han convertido en las razones para que las directivas de las instituciones de educación superior involucren a los padres de familia no sólo para que conozcan el nivel académico de los estudiantes, especialmente en primer semestre, sino también las aulas y oficinas en los que pueden solicitar asesoría psicológica y efectuar cualquier consulta administrativa dentro del plantel.

La figura del padre que sólo aportaba el dinero correspondiente al semestre académico está siendo reemplazada por una figura más activa que, con la implementación de talleres de padres, busca sensibilizar al núcleo familiar frente a los problemas que se presentan en el mundo académico y los que traen el exceso desmedido de la ingesta de alcohol, el sexo sin responsabilidad, las ‘malas’ compañías universitarias y el consumo de drogas. 

Para la psicóloga María del Pilar Salamanca, el ingreso a la universidad está marcado por un periodo de salida a la adolescencia, en donde entran a mediar nuevos procesos de identificación y relación con el entorno, de ahí que los grandes problemas a los que se enfrentan los jóvenes parten principalmente de la capacidad de deliberación que tengan de sí mismos y el respeto por su integridad. 

Para la profesional, es fundamental en la implementación de talleres hacia los padres comprender que el ingreso a la educación superior está siendo liderado por jóvenes cada vez más pequeños, que por lo regular ingresan a los 17 años, pero que existen otros que de 15 y 16 años ya inician una carrera universitaria “sin tener claro qué quieren estudiar e ingresan por sugerencia de otros, porque les pareció, por no quedarse en la casa o porque existen problemas familiares y, al final del semestre, se ven las grandes pérdidas”. 

Salamanca advierte que otros de los problemas que afectan el rendimiento académico no sólo los proporciona el entorno; también se presentan cuando el estado psicológico y anímico de los jóvenes afecta la capacidad de deliberación y les impide poner límites a los deseos y decisiones de los demás. 

 

La especialista sugiere a los padres tener un diálogo abierto con sus hijos y hacer un seguimiento de cuáles son sus amigos, dónde van a realizar sus trabajos y qué actividades tiene la universidad para que puedan involucrarse sanamente en actividades culturales. Así mismo, llevar un control académico  para que a mitad de semestre sean los padres quienes se enteren de cómo evoluciona el nivel académico de sus hijos.  Por último, recuerda que a la universidad “no sólo se viene a aprender, sino también a ­socializar”.

Credito
EL NUEVO DÍA

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