Buen resultado de convivencia en el colegio Carlos Lleras

SUMINISTRADA– EL NUEVO DÍA
La Institución Educativa Carlos Lleras Retrepo es una de las más populosas de la capital, con tres mil 46 estudiantes matriculados en 2013, en tres jornadas: la de la mañana, la de tarde y la sabatina, ésta última para jóvenes y adultos que cursan estudios “por ciclos” y pueden aprobar y avanzar dos grados en un año.

En el año que está cerca de terminar, como consecuencia de la Ley 1620 de marzo pasado, que crea el Sistema Nacional de Convivencia Escolar, ésta institución, de la cual es su rector José Alirio Ramos, fue una de las primeras en constituir el Comité Institucional de la Convivencia y, con la asesoría del Observatorio de la Calidad Educativa de la Secretaría municipal de Educación, se impulsó el funcionamiento de un Laboratorio de la Convivencia Escolar, que ya tiene varios antecedentes.

El Comité de Convivencia Escolar de la institución, con el liderazgo del rector, del secretario Mario Fernando Quintero y de la psicóloga Clarena Toledo Huaca, logró en la comunidad educativa varios resultados positivos sobre la convivencia escolar.

Uno de ellos es que la institución educativa haya conseguido ascender a la categoría alta, según la clasificación que elabora el Icfes con base en los resultados de las evaluaciones Saber 11 hechas a los estudiantes que se graduaron hace pocos días.

Hay una situación especial que es casi atípica. Entre los docentes están el sacerdote y párroco de La Gaviota, Augusto Cadena, y la exreligiosa María Irene Bonilla Gómez, quienes han logrado la alianza para estos asuntos, con los docentes de ética y religión. 

El documento diagnóstico sobre convivencia tiene 144 páginas, lleva la firma de Toledo y es el resultado de entrevistas grupales a 112 estudiantes de todos los grados y niveles educativos; entrevistas a 19 docentes, a padres de familia y el análisis documental sobre nueve “observadores del estudiante”. 

Se logra, así, una radiografía sobre el estado de la convivencia escolar en el mencionado establecimiento educativo (‘¿Cómo es nuestra convivencia?’, se titula).

Hay datos interesantes en este documento. Los estudiantes hablan de lo que les  desagrada del comportamiento de sus compañeros y de los docentes.

Docentes y estudiantes construyen el “perfil del docente anhelado” y señalan como características deseables:  Que sea “conocedor de los estudiantes”, que aporte a la formación humana, no sólo académica, que tenga habilidades para la escucha, “es tolerante, paciente, mediador de conflictos, une e integra a su grupo; frente a los problemas de comportamiento privilegia las acciones formativas a las disciplinarias” (Toledo, 2013).

El concepto de convivencia

La ley de convivencia escolar no define la convivencia y lo hace para los problemas o situaciones que la pueden afectar o están íntimamente relacionadas con ésta: las competencias ciudadanas, la educación para los derechos humanos, el acoso escolar o bullying, el ciberbullying. 

Se entiende que lograr la convivencia escolar debe ser uno del propósito de formación en cualquier establecimiento educativo, entendiéndola como las relaciones positivas y cordiales entre las personas que interactúan en la institución escolar.

En el Carlos Lleras, cada persona tiene su propio concepto sobre convivencia.

“Buena convivencia significa tener buen trato en las relaciones con compañeros y docentes, respeto mutuo y tolerancia, principalmente;  sin embargo, hay quienes opinan que hay que estar dispuesto a pelear si se es provocado”, es una forma de concebir la convivencia, es decir aceptando que también puede darse el conflicto y la agresión.

Para los infantes de primaria, el concepto está en “no agredir a compañeros, padres y docentes, controlar la ira y no colocar apodos”.

Para otros estudiantes es “amistad, compañía, respeto a los amigos y a la familia. No ser grosero, no pegar, ser buen estudiante”.

En este diagnóstico sobre convivencia se acepta que hay “predominio de problemáticas de grupo en donde se presenta: alta conflictividad, rumores, apodos y deficiente integración”; sugiere deficiencias en la formación de competencias ciudadanas y atención de las dinámicas de grupo, principalmente en lo relacionado con la prevención y manejo de conflictos.

¿Qué proponen los estudiantes?

A docentes, estudiantes y padres de familia se le planteó la opción de que hicieran propuestas para mejorar la convivencia.

Los estudiantes apuntan recomendaciones diversas entre las cuales están: Que se les escuche en sus reclamos, que se realicen actividades de convivencia, “organizar comités para el manejo de conflictos”, incentivar las actividades recreativas y deportivas, evitar los apodos, dedicar 15 minutos diarios de reflexión sobre problemas de convivencia, “hacer que el bullying y el maltrato sea rechazado”, realizar pactos simbólicos de no agresión, “aplicar multas simbólicas a quienes amenacen la convivencia”.

Credito
EL NUEVO DÍA

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