Las pruebas estandarizadas Saber

En el curso de la semana anterior se realizaron las pruebas Saber para los estudiantes de los grados Tercero, Quinto y Noveno al mismo tiempo que llegan los resultados de la clasificación de los planteles educativos que efectúa el Icfes con base en las pruebas Saber del grado Once, realizadas en agosto pasado.

Estamos en tiempos de evaluación y promoción de los estudiantes de la educación Básica y Media porque de las pruebas internas que cada docente hace sobre los aprendizajes de los estudiantes en cada asignatura del plan de estudios, depende la aprobación o no del año escolar y el año escolar está cerca de terminar.

Los resultados de las pruebas estandarizadas Saber, tienen mayor impacto en el público en general, por la importancia que se les ha dado a estas pruebas por parte de los organismos estatales de la educación. Se ha enfatizado en la idea de que los resultados de estas pruebas evalúan la calidad educativa en general y califica a los mejores colegios e instituciones educativas. En los planes de desarrollo de las entidades territoriales se incluyen metas e indicadores de resultado con base en los logros en estas pruebas; hacen parte de la rendición de cuentas que los mandatarios y directivos de la educación presentan como resultados de su desempeño.

De ahí que resulte propicio hacer algunas precisiones sobre los alcances de estas pruebas estandarizadas que se realizan en varios países, entre ellos Colombia, donde son censales y se efectúan anualmente.

Se percibe un interés a veces desorbitado por evaluar el rendimiento académico de los estudiantes, por encima de otros aspectos curriculares. Se enfatiza más en la evaluación que en los contenidos o competencias que los estudiantes deben aprender.

Ya hay suficientes expertos e investigadores que se han referido a las conveniencias e inconveniencias de realizar estas pruebas estandarizadas. En Colombia este asunto debiera ser objeto de mayor estudio científico, por parte de docentes de la educación básica e investigadores educativos en general.

Se acepta que los resultados de estas pruebas apenas evalúan algunos de los factores de la calidad educativa, en consecuencia, “no deberían ser usadas para evaluar la calidad de la educación… No suministran un indicio preciso de la eficacia de la enseñanza”, es lo que expresamente dice Janes Popham (2001), en documento que publica la Preal (Programa de promoción de la reforma educativa en América Latina y el Caribe), citado en el periódico Altablero del Ministerio de Educación Nacional.

Son pruebas que están influenciando de diferentes maneras la calidad de los aprendizajes de los estudiantes en las instituciones escolares.

Porque muchos docentes concentran su actividad pedagógica a instruir para la preparación de estas pruebas y de esta manera influyen en lo que se enseña en los establecimientos educativos. De tal manera que los aprendizajes y las evaluaciones se convierten en ejercicios mecánicos y repetitivos, condicionados por los tipos de pruebas que el Icfes aplica en las pruebas estandarizadas Saber. Pruebas que no pueden evaluar lo que los estudiantes debieran aprender en cuanto a muchos aspectos deseables en su formación para el futuro desempeño en la sociedad.

Estas pruebas, por ser estandarizadas, iguales para estudiantes indígenas, para quienes viven en zonas rurales, para quienes viven en culturas diferentes, contradicen a Gardner (1994) en su teoría sobre las inteligencias múltiples. En cuanto cada estudiante tiene diferentes capacidades intelectuales y habilidades distintas, que ameritan evaluaciones distintas.

Son evaluaciones que le apuntan a los resultados y no a los procesos de formación, se le da exagerada importancia a los números, a los promedios, a las clasificaciones, como si ello fuere suficientemente científico para establecer la buena calidad de los aprendizajes de los estudiantes.

Algunas ventajas de estas evaluaciones

Pero no todo es malo. Hay ventajas. Han puesto a la educación en la mirada de los mandatarios y permiten establecer comparaciones sobre el rendimiento académico en uno y otro lugar, en uno y otro plantel educativo. Los resultados pueden ser utilizados para el diseño y desarrollo de estrategias pedagógicas y curriculares dirigidas a mejorar el desempeño académico de los estudiantes.

Poco a poco, la mirada debe desviarse hacia hechos y fenómenos de reprobación escolar, porque los datos estadísticos de este indicador de eficiencia interna del sistema escolar, nos está diciendo que la reprobación o “pérdida” del año escolar, está creciendo paulatinamente. Siendo que es competencia y responsabilidad del docente los procesos de enseñanza y las estrategias de evaluación que ellos desarrollan en el ámbito de las aulas. Esas evaluaciones internas que realizan los docentes, a mi modo de ver, tienen mayor importancia que los resultados de las pruebas estandarizadas que lleva a cabo el Icfes.

Credito
POR LUIS E. CHAMORRO RODRÍGUEZ ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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