Gratuidad educativa: ¿cantidad o calidad?

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
La gratuidad se puede dar subsidiando a las familias con sus hijos y/o transfiriendo los costos anuales a la Institución educativa por cada estudiante; esta figura es más como un concepto de mercado llamado gratuidad, que es un alivio o subsidio a toda la demanda que se genere en esa escolaridad. La gratuidad es una política oficial.

Ahora que he terminado mis estudios de Maestría en esa área de educación, después de dos años de estudio, he podido comprender todas las inquietudes y menciones que mis compañeros han hecho y referido de esa gratuidad educativa; todos coinciden en que ese aspecto ha vuelto más soso y flojo el producto final llámese como se llame; dicen que lo único que le importa al ‘Establecimiento’, es que el estudiante se forme con lo básico y como lo ordena el Estado Colombiano en todo su contexto.

De esa manera, al comparar una Institución Educativa del sector público con un colegio privado, las diferencias son abismales en todo lo concerniente al aspecto físico de las mismas. Se refieren a instalaciones sanitarias, coliseos, áreas para laboratorios, piscinas, tecnologías de información y comunicación y otros aspectos de ayuda para la formación integral del estudiante.

Así, vale la pena comentar el siguiente caso: acabo de llegar de pasar mis vacaciones en Rionegro, (Antioquia) Vereda Cabeceras de Llano grande; existe allí la Institución Educativa Gilberto Echevérry Mejía, que no tiene nada que envidiarle al mejor colegio privado de Ibagué; me pregunto y sin herir susceptibilidades ¿qué sucede en mi región? ¿Por qué en Ibagué no existe una Institución (como dicen los muchachos de hoy en día) con todos los juguetes?

Es el caso de uno de mis compañeros que trabaja en la Vereda los Naranjos de Ortega. Me cuenta que son cuatro profesores: uno para primaria y tres para secundaria; él, posee su área de conocimiento en Matemáticas, pero también dicta Religión, Informática, Sociales, Educación Física y los otros compañeros, dictan de a tres asignaturas; me dice que no poseen instalaciones sanitarias en la Institución y que tiene que ir al igual que los estudiantes a buscar en el vecindario quien los auxilie con esos menesteres. La vía para llegar a esa vereda es destapada y por ende en invierno es imposible y en verano el polvero es inevitable; me cuenta que la infraestructura de la Institución es deficiente, no hay suficientes libros y la Internet funciona unas veces sí y otras veces no; además, el servicio de agua es muy malo y toca pedirla a los vecinos que en últimas los auxilian siempre. Eso que hasta este año 2015 le sumarán la primera promoción de egresados de grado Once.

Muchos compañeros cuentan sus historias de malos y buenos momentos en las diferentes localidades donde ellos ejercen su oficio; algunos como Coello, Ortega, Líbano, Mariquita, Palermo (Huila), Arbeláez(Cundinamarca), Bogotá (sector del Kennedy) y otros, aquí en Ibagué; todos coinciden en que la gratuidad educativa ha vuelto flojo el sistema desde el punto de vista social, cultural, económico y educativo; coinciden en que cada vez es más arduo y difícil llevar a cabo el oficio, porque el estudiante no se ejercita ni se exige a sí mismo; espera que el sistema le dé todo con la mínima exigencia.

Muchos estudiantes desean estudiar, otros no tanto; otros aprenderán, otros no tanto; muchos engrosarán los anaqueles de las Instituciones de donde salen, pero pocos podrán llegar lejos y podrán construir un mundo más equitativo y parejo para beneficio de todos.

Aquí todos los actores de la historia se preguntan y se seguirán preguntando: ¿hasta cuándo? ¿Qué es más interesante, la cantidad de estudiantes generados al sistema o la calidad de ellos al momento de ingresar a la educación superior? ¿Es más importante entonces la cantidad o la calidad de ese producto final?

La respuesta la deben generar ustedes después de la lectura de este artículo; la gratuidad ofrece oportunidades para todos, pero no equilibra las cargas por igual dentro del sistema educativo. Gratuidad o no, cada uno escoge su destino y debe llegar hasta donde quiere. El sistema lo iguala pero no lo hace competitivo, solo depende de usted lograrlo.

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