Los discursos sobre la calidad educativa, en campaña electoral

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Es necesaria la evaluación permanente sobre todos los procesos y componentes de la actividad educativa, pero tal evaluación debe ser formativa y no punitiva, únicamente.

La calidad educativa está de moda, es la muletilla en los discursos de los mandatarios actuales y del pasado y los que aspiran a serlo en el futuro inmediato, en esta etapa electoral que se está viviendo en Colombia.

Un padre de familia me hacía esta pregunta: ¿Cómo debe ser un colegio de calidad? ¿Qué debemos pedir a los directivos del establecimiento educativo para que ofrezcan calidad educativa a nuestros hijos?

Pueden ser preguntas difíciles de contestar porque hay múltiples concepciones de calidad educativa, son varios los factores asociados a su ocurrencia, cada gobierno implanta su propio discurso de calidad educativa. En el cuatrienio del presidente Juan Manuel Santos que comenzó en agosto de 2014, la calidad educativa es comprendida desde el factor “tiempo de trabajo académico” de los estudiantes, de ahí que se adelante el gran programa de implantación de la jornada única; la calidad del docente es otro factor sobre el que se está interviniendo; a la par de acciones de pertinencia educativa, del énfasis en la evaluación del desempeño de los docentes y del rendimiento académico de los estudiantes a través de pruebas estandarizadas que en Colombia tienen el nombre de Pruebas Saber. Tácita o expresamente, está en marcha un modelo de calidad basado en los conceptos control, eficiencia y eficacia escolar.

Pasando a la realidad

Hay quienes ya han dicho que es necesario cambiar el modelo educativo colombiano. Porque se considera que no es tan bueno que la calidad educativa y la calidad de los aprendizajes de los estudiantes estén condicionadas por prácticas y rutinas de estandarización en sus procesos y componentes. Que bueno es algo de esto pero no con el énfasis que se le está dando.

No es tan bueno el afán por medir y cuantificar todo, dar tanto énfasis a las evaluaciones y poco a los aprendizajes y a las enseñanzas que deben recibir nuestros estudiantes. Debemos salirnos de este apego a los indicadores cuantitativos como si todos los aprendizajes necesarios para los estudiantes fueran susceptibles de medir y cuantificar a través de las pruebas Saber y de los instrumentos de evaluación de desempeño de los docentes y directivos docentes.

Nueve factores de calidad

Es pertinente y necesario poner la mirada sobre otros aspectos o factores que comprende la calidad educativa.

Con base en los resultados de investigaciones educativas y de los juicios evaluativos de ya abundantes autores (Braslavsky, 2009; Hilma-Mortimore, 1998; Movimiento de Eficacia Escolar, MEN, Giné, 2002, y Brunner-Elacquia, 2005), es posible construir un novenario acerca de los factores sobre los cuales intervenir para mejorar la calidad de nuestro sistema escolar, incluyendo el nivel institucional de nuestros planteles educativos. Veamos cuáles pueden ser esos factores de la calidad.

1. La calidad de la institución escolar en su conjunto. Es necesario que cada establecimiento tenga su propio Proyecto Educativo en ejecución y no sólo como un documento que se guarda en los escritorios. Las investigaciones dicen que el aporte de la institución escolar en su conjunto es positivo sobre el rendimiento académico medido por las pruebas estandarizadas. Debe ser un plantel educativo con liderazgo pedagógico claro de sus directivos.

2. La calidad o excelencia de los docentes. Si se quiere una buena calidad de los aprendizajes de los estudiantes, habrá que disponer de docentes de calidad, con un nivel educativo previo en Ciencias de la Educación y preferiblemente con estudios de posgrado, ojalá del nivel de maestría. Son mejores los docentes con un mínimo de 10 años de experiencia. “Invertir en mejores profesores puede generar más impacto”, lo dice el estudio sobre factores asociados de las pruebas Saber de 2009 (Icfes, 2010, p. 41).

3. La calidad del currículo, su pertinencia. Que lo que se enseñe sea del interés del estudiante y de los padres de familia; que el docente sepa lo que enseña. “Los contenidos y actividades curriculares deben ser negociados con los estudiantes” (Chamorro, 2012).

4. El Clima Escolar, el Clima de Aula: Los docentes, los estudiantes y las instituciones tienen mejor desempeño en ambientes positivos, agradables, placenteros y de alta convivencia. Lograr buenas relaciones interpersonales en la institución no implica altas inversiones económicas y en cambio, generan buenos resultados académicos y productividad intelectual. “El clima escolar explica el 13 por ciento de las variaciones en los puntajes de los alumnos. No obstante, este factor está mediado por las condiciones socioeconómicas de los estudiantes”, señala el estudio de factores asociados de las pruebas Pisa para Colombia (Icfes, 2010, p. 41).

5. Los recursos educativos o didácticos. Los textos y la disponibilidad de biblioteca y equipos tecnológicos para las TIC tienen incidencia positiva sobre la calidad. Desde luego que no es suficiente contar con estos mediadores del aprendizaje: será necesario que se utilicen en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

La calidad educativa exige condiciones dignas para el trabajo escolar; por ello, en consecuencia, además de la dotación, es necesario contar con una buena infraestructura escolar.

6. Liderazgo pedagógico de las directivas. De la gestión directiva centrada en el estilo de liderazgo del rector, depende en gran parte el clima laboral del personal docente y administrativo y las características del clima escolar imperante en un establecimiento educativo. Es pertinente y necesario que el rector se preocupe y actúe sobre lo que enseñan y como enseñan sus docentes, su actividad no puede estar centrada, únicamente en aspectos administrativos y de rutina que son propios del modelo reduccionista y de control imperante en el sistema escolar.

7. Evaluación permanente. Es necesaria la evaluación permanente sobre todos los procesos y componentes de la actividad educativa, pero tal evaluación debe ser formativa y no punitiva, únicamente.

8. La participación de los padres. Los padres deben intervenir en los procesos de formación de sus hijos estudiantes, no sólo asistiendo a la reunión de padres para la presentación de los boletines sobre el rendimiento académico. Padres que acompañan y participan en los procesos educativos de sus hijos “pueden aumentar en un 21.11 puntos en Lenguaje y de 14.98 en Matemáticas, si los padres se involucran en la escuela y apoyan los aprendizajes de los estudiantes” (Unesco, Serce, 2008, p. 36).

9. La calidad de las estrategias pedagógicas. Que los docentes sepan enseñar lo que saben. En consecuencia deben tener formación pedagógica, didáctica, curricular e investigativa, previa.

Comentarios