La situación educativa en Rovira

Es prematuro hacer un balance de los efectos de la jornada única en el Tolima, pero es el momento de iniciar un proceso de investigación científica para saber si se cumplen los objetivos para los cuales se está estableciendo.

Rovira tiene una población de 21 mil 141 habitantes de los cuales el 67 por ciento reside en la zona rural (16 mil 183). De ahí que su población estudiantil matriculada en las ocho instituciones educativas oficiales, esté ubicada en las seis que operan en la zona rural.

Son 81 escuelas o sedes rurales y sólo seis urbanas, éstas últimas integradas en las instituciones educativas Francisco Miranda y La Ceiba. No hay establecimientos educativos de carácter privado.

Al igual a cuanto ocurre en la mayoría de los establecimientos educativos y entidades territoriales del país, en Rovira también se manifiesta el fenómeno de decrecimiento paulatino de la matrícula.

En Rovira eran cinco mil 753 los estudiantes matriculados en 2015 y este año, esa matrícula pasó a ser de cinco mil 608, es decir, 145 estudiantes menos entre un año y otro (menos el 2.52 por ciento).

En el tradicional colegio o institución educativa Francisco Miranda la disminución la matrícula es más acentuada. Entre 2015 y 2016, fueron 84 estudiantes menos matriculados, por razones que sería pertinente indagar.

Rovira es uno de los 47 municipios tolimenses con la tasa de cobertura bruta más alta. Ocupó el segundo lugar en 2014, después de Prado, con una tasa de cobertura de 122.2 por ciento, lo cual es algo singular, tratándose de un municipio con población rural en alta proporción.

La jornada única en La Ceiba

La Institución Educativa Técnica La Ceiba, una de las ocho instituciones educativas oficiales de Rovira, es una de las 11 instituciones escolares que en 2015 habían acogido el programa de jornada única en el Tolima.

En consecuencia es pertinente saber cómo se ha desarrollado este programa en esta institución escolar, cuál ha sido el grado de aceptación del mismo y hasta dónde se han logrado los objetivos diseñados para su ejecución. Con la advertencia de que no es el momento, aún, como para saber de los efectos de la jornada única.

La Ceiba funciona en 2016 con 693 estudiantes matriculados y, de ellos, 532 en jornada única, la cual se desarrolla en preescolar, primaria y en los ocho grupos de los grados sexto a noveno de educación secundaria. No se aplica la jornada única en las sedes rurales, tampoco en los grados de educación media técnica.

Percepción de la jornada única en la Ceiba de Rovira

El coordinador de esta institución educativa y a la vez estudiante de la Maestría en Educación de la Universidad del Tolima, Erlin Andrey Hernández Castellanos opinó lo siguiente.

“Se observa apatía por parte de los estudiantes a permanecer durante toda la jornada manifestando entre otras cosas infraestructura deficiente, clases o actividades que no resultan interesantes, fatiga o estrés por el encierro de más de nueve horas diarias.

“Material pedagógico deficiente, limitación a desarrollar actividades recreativas, artísticas, culturales, deportivas por el extenso horario, pérdida de recursos por el hecho de no tener tiempo para realizar alguna actividad que genere recursos”, señaló.

No se desarrolla la jornada única en las escuelas o sedes rurales de estas instituciones educativas debido a circunstancias poco favorables para su implementación.

Está el caso de la sede rural de El Moro que funciona con sólo cinco estudiantes, “no cuenta con servicio de acueducto veredal por lo cual debe esperar las aguas lluvias para abastecerse en tanques aéreos.

Igual sucede en la sede de La Chapa, con ocho estudiantes, o en El Real, con sólo seis estudiantes, la cual se encuentra a menos de 20 minutos de la cabecera municipal sobre la vía a Roncesvalles.

“En todas las sedes o escuelas rurales existe servicio de energía eléctrica pero carecen de agua potable, no hay conectividad a Internet”, dice el Coordinador Hernández Castellanos.

EL CUMPLIMIENTO DE LOS OBJETIVOS DE LA JORNADA ÚNICA

Uno de los objetivos de la jornada única es aumentar el tiempo de aprendizaje y enseñanza, que de acuerdo con las normas, debe ser, como mínimo, de siete horas, para adicionar horas de clase en matemáticas, lenguaje y ciencias. En La Ceiba el horario de clases en secundaria va de 6:30 de la mañana a las 3 de la tarde.

Según el coordinador de La Ceiba, entre las dificultades encontradas hasta ahora, está: “Deserción o inasistencia de jóvenes que trabajan en las fincas de las familias; o debido a que el servicio de transporte sólo hace un recorrido; las instalaciones de las sedes carecen de la infraestructura adecuada para las prácticas pedagógicas en las horas de la tarde, por el intenso calor”.

Además, hay dificultades en el servicio de alimentación escolar por la carencia de menajes de cocina. En cuanto al objetivo de “mejorar los índices de calidad educativa”, no hay docentes contratados “y se deben dar horas extras a los mismos docentes de la IE y en algunos casos se recurre a docentes de otras sedes. La institución presentó un índice sintético de calidad muy por debajo del índice del Departamento y del nacional”, dice Hernández.

Credito
Luis Eduardo Chamorro Rodríguez Especial para El Nuevo Día

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