La formación ciudadana en las instituciones educativas de Ibagué

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
La importancia de formar a un buen ciudadano desde la escuela, quien después se convertirá en un gestor de lo público y transformará su realidad, fue argumentado a través de una tesis doctoral en Ibagué.

Bajo el concepto, teorías y prácticas que se relacionan con las competencias ciudadanas, dirigidas a formar la ciudadanía en las instituciones escolares, hay abundantes libros, documentos e informes de investigaciones científicas sobre el tema. El campo de la formación ciudadana guarda relación estrecha con elementos como convivencia escolar, formación para la paz, la formación política y la participación y vida democrática de un Estado. Por tanto, se trata de un campo teórico amplio y complejo.

En el Ministerio de Educación se realiza un programa de Competencias Ciudadanas y éstas son objeto de evaluación a través de las pruebas Saber.

Es tal la importancia que se le da a la educación para la ciudadanía, que varios filósofos y entre ellos Martha Nussbaum (Sin fines de lucro, 2010), llega a afirmar que hay una crisis mundial en materia educativa porque la formación que se ofrece en las instituciones escolares se privilegia en la educación para obtener renta, el conocimiento aplicado, la que promueve la rentabilidad y se descarta o no se le da la misma importancia a la educación para la ciudadanía, las carreras y áreas o asignaturas relacionadas con las artes y las humanidades, la búsqueda del pensamiento crítico, la educación para la participación “la capacidad de imaginar con compasión las dificultades del prójimo”, dice la filósofa norteamericana.

 

La tesis doctoral de José Julián Ñáñez Rodríguez

En el doctorado en Educación de la red de nueve universidades que integran Rudecolombia del Centro Académico de la Universidad del Tolima, quienes cursan estudios de este máximo nivel, tienen la opción de profundizar en el campo de la formación ciudadana y realizar su tesis sobre los temas que comprenden José Julián Ñáñez Rodríguez, profesor de tiempo completo del Instituto de Educación a Distancia de la U.T., ante tres jurados internacionales y nacionales, sustentó la tesis titulada “Lo público en los procesos de formación ciudadana: Una lectura comprensiva en las instituciones educativas de la ciudad de Ibagué”, que mereció la calificación de meritoria. Fue su directora, Liliana Margarita del Basto Sabogal que se desarrolló para dar respuesta a las siguientes preguntas de investigación: ¿Qué concepciones de lo público y de la ciudadanía están presentes en la escuela? ¿Cómo se relacionan las concepciones de lo público y la ciudadanía al interior de la escuela? ¿Qué categorías surgen de la relación de lo público y la ciudadanía que permitan una teorización sobre la formación ciudadana en la escuela? De tal manera que la investigación realizada por Ñáñez apunta hacia lo que se debe hacer en las instituciones escolares para formar en ciudadanía, apoyándose en varios autores y documentos estatales sobre el tema, las entrevistas a 31 docentes y doce grupos focales de estudiantes, uno por cada institución seleccionada, de seis colegios privados y seis instituciones educativas oficiales, en desarrollo de un paradigma cualitativo y de métodos y técnicas propias de la hermenéutica, la etnografía crítica y la teoría fundada.

“La formación ciudadana como formación para lo público significa enseñar y aprender desde el contexto lo que nos toca, lo que está a la mano, lo inmediato, lo que les permita a los estudiantes pensar sobre su existencia, generar conexiones con las de los otros y lo que les rodea y ser conscientes de la realidad histórica en que viven. La formación ciudadana, como formación para lo público, se convierte en un ejercicio estético en el que el estudiante se transforma en ciudadano y éste, en la medida en que está bien formado, a su vez se convierte en gestor, constructor de su propia realidad”, es la nueva visión a la que llega la investigación, sobre la formación ciudadana y lo público.

 

Orientaciones sobre formación ciudadana

Es pertinente decir que en el discurso teórico oficial, expresado en documentos del MEN, se conceptualiza la competencia como la capacidad y destreza para realizar una tarea y se pide a los docentes de todos los niveles educativos que diseñen los planes de estudio y enseñen con base en competencias, teniendo en cuenta el ser, el saber y el hacer, y que, las evaluaciones, tal como se hace en las pruebas Saber, se hagan bajo el modelo de las competencias.

Se establece que hay cuatro tipos de competencias ciudadanas, los conocimientos, las competencias cognitivas, las emocionales y las comunicativas, que teóricamente se deben desarrollar en el proceso de formación de los estudiantes.

En la investigación de Ñáñez, “El proyecto de formación ciudadana no puede ser pensado como apéndice de la formación del estudiante, ya que formar a un estudiante significa formar a un ciudadano y si en él se potencian solamente los conocimientos considerados científicos y por otra va la formación de la persona, el mensaje resulta desalentador”. Palabras que incitan al docente a no quedarse en la enseñanza de teorías y conceptos sobre las competencias ciudadanas sino que ellas deben convertirse en acciones prácticas en el ámbito escolar y del contexto.

De otra parte, al abordar el tema de la opinión pública, dice: “Nadie objeta el hecho que la formación ciudadana tiene como propósito estimular el ejercicio de la opinión pública… la formación para la opinión pública es un derecho que tiene el estudiante/ciudadano y es responsabilidad de la escuela el potenciarla”.

 

La dimensión de lo legal, lo social y lo político

Siendo que la investigación se apoya en la teoría crítica, el filósofo alemán Jürgen Habermas implícitamente está presente como referente al conceptualizar e interpretar datos que surgen de las entrevistas, los documentos y los grupos focales de estudiantes. Con Habermas, también el colombiano Hoyos Vásquez y la filósofa norteamericana Nussbaum, entran en otros enfoques.

Para la teoría crítica, la política es un elemento válido al abordar la formación ciudadana, lo público y la formación para lo público que es objeto de la investigación que describo tangencialmente.

“Tomar la ciudadanía implica la potenciación de todas las dimensiones: legal, social y política. En las instituciones educativas, en el nivel medio es fuerte e insistente el cultivo de la dimensión social a través de la convivencia, no obstante, los problemas en este campo continúen, lo cual despierta todas las alarmas frente a la educación en general, pues se plantean cuestionamientos sobre fallas que causan esos desbalances sociales, queriendo averiguar de dónde vienen, qué los causa y, finalmente, cuál es la responsabilidad de la escuela en este aspecto”, dice el informe de investigación de Ñáñez.

 

Formación política y la Democracia en la escuela

A veces en forma explícita, otras veces entre bastidores, se dice que la escuela debe dar formación política en las aulas. Por lo menos así lo expresa el brasilero Paulo Freire (Pedagogía y currículo crítico) en forma clara. Porque uno de los supuestos de Freire es que la escuela debe ser entendida como “un acontecimiento político”. De tal manera que, bajo esa concepción, le corresponde a la escuela y al docente, investigar y enseñar para transformar o “emancipar”, en los términos de Habermas.

En la investigación que registramos, la formación en ciudadanía desarrollada en la Instituciones incorpora la dimensión política, sin mayor énfasis, lo cual es una falencia, ya que la democracia “no funciona en forma natural y, por lo tanto, se aprende, ya que es una creación humana… contradictoriamente, en la escuela sólo se acentúa el cultivo de la participación efectiva a través del proyecto de gobierno escolar, dejando de lado componentes importantes de ella como el uso de diferentes mecanismos de participación, el establecimiento y funcionamiento de las formas de control político, el fortalecimiento de las emociones políticas, el cultivo del patriotismo, la interculturalidad, entre otros”.

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