Inequidad educativa en zonas rurales

"Como docente rural de la escuela multigrado San Francisco de La Sierra, en Lérida, siento la impotencia para resolver problemas que afectan a la escuela.

El aprendizaje de los estudiantes se limita pedagógicamente porque se menosprecia a las sedes rurales sobre todo de difícil acceso, sobrevalorando las urbanas o sedes “principales” siendo ambas de un mismo sistema educativo”, son las palabras en tono de queja de la docente Luisa Fernanda Forero Aza, con relación a lo que vive en su desempeño pedagógico en esta escuela ubicada sobre la cordillera, a la cual debe llegar después de una hora y media de tránsito por caminos difíciles.

Ella, sola, debe enseñar varias asignaturas de diferentes grados de primaria y sin embargo, le ha quedado tiempo para cursar su Maestría en Educación en la Universidad del Tolima. Luisa Fernanda describe hechos y situaciones que identifican la inequidad educativa en las zonas rurales: “Lamentablemente siendo la escuela la más lejana, se le debería prestar mayor atención con los insumos educativos, alimentación y transporte escolar para que se logre la permanencia de los estudiantes en las aulas y la calidad de los aprendizajes”, complementa.

Es un ejemplo de la inequidad social que se manifiesta de diferentes maneras en las zonas rurales de Colombia y que también ocurre en el sistema escolar. Inequidad educativa entendida como aquella en la cual se da un tratamiento desigual, comparada con las condiciones que se ofrecen en las zonas urbanas en cumplimiento de los derechos del núcleo esencial a la educación: la disponibilidad y asequibilidad, el derecho al acceso a la educación, el derecho a la permanencia y a la calidad educativa.

Hay inequidad educativa cuando los infantes y adolescentes en edad escolar que residen en zonas rurales no asisten a las instituciones escolares porque no se ofrecen todos los grados de escolaridad o no de dispone del docente para la prestación del servicio educativo; cuando no se ofrece el servicio de transporte o la alimentación escolar, cuando hay alta deserción escolar y analfabetismo entre padres de familia. Para dar algunos hechos.

En el Tolima y en Colombia en general, no se garantiza la educación deseada en las veredas y en consecuencia no se cumple el mandato constitucional de tratar a la población en edad escolar de las zonas rurales como sujetos de especial protección del derecho a la disponibilidad educativa.

Desde luego que se ha avanzado considerablemente en el mejoramiento de la oferta educativa en las zonas rurales, pero las cifras actuales nos dicen por ejemplo, que la matrícula de la educación primaria decrece paulatinamente y, en consecuencia, las tasas de cobertura en la zona rural también disminuyen.

 

La educación primaria en el Tolima

No hay suficiente espacio para hacer el análisis de todos los aspectos que se relacionan con el nivel de educación primaria que cubre los grados de primero a quinto de la Educación Básica.

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Pero es pertinente recordar que el gobierno Colombiano ha adquirido la obligación de cumplir con el cuarto objetivo de desarrollo sostenible, acordado por los estados del mundo, para “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje toda la vida para todos”. Lo cual implica, que los infantes y adolescentes en edad escolar, terminen la educación primaria y secundaria. No hemos alcanzado en el Tolima, la universalización de la educación primaria, es decir, la atención educativa de este nivel, en un ciento por ciento, situación que tiene repercusiones en el desarrollo social, cultural y económico del departamento.

Si nos atenemos a los datos de la evolución de la matrícula escolar de primaria en los últimos cuatro años (2015-2018), hay que decir, en primer lugar que el total de estudiantes de primaria del Tolima, incluyendo Ibagué, ha disminuido en un 12 por ciento en este período. Es preocupante este dato. Porque se trata del nivel educativo que mayor población estudiantil tiene. En consecuencia, cuanto ocurra en la educación primara, tiene efectos e impactos significativos sobre el nivel educativo esperado para toda la población.

El total de estudiantes matriculados en primaria en el año 2015 era de 133 mil 997, cifra que pasó a ser de 117 mil 948 en el año 2018 que está por concluir. Es decir, son 16 mil 249 estudiantes menos en las aulas. Decrecimiento que porcentualmente es más alto en los 46 municipios no certificados.

 

Los docentes rurales

De la disponibilidad de los docentes y su desempeño en el aula, depende en gran parte la cobertura escolar y la calidad de los aprendizajes en las zonas rurales.

Corresponde a las autoridades educativas garantizar la vinculación oportuna de docentes en las veredas, intención que tiene el problema del poco interés de los docentes por laborar en las veredas. Porque las condiciones de acceso a las sedes rurales desestimula. Hay, además, una buena cantidad de docentes que laboran en las veredas, solos, atendiendo simultáneamente varios grados. No disponen de los recursos y medios de formación requeridos para laborar en estas condiciones o no han recibido la formación pedagógica apropiada para actuar en estas circunstancias.

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La educación primaria en zona rural

El indicador de variación de la matrícula en primaria por zonas, nos dice que el decrecimiento de la matrícula es más grave en la ruralidad que en las urbanas. En todo el departamento, los estudiantes matriculados en sedes rurales eran de 134 mil 77 en el año 2015, cifra que pasó a ser de 117 mil 943 en el año 2018, es decir, 16 mil 134 estudiantes menos en las aulas.

Ibagué tiene la oportunidad de mejorar la cobertura de la primaria en la zona rural porque su población está concentrada en la zona urbana. Sin embargo, relativamente la disminución de la matrícula de este nivel en la zona rural es alta y porcentualmente similar a la de los 46 municipios restantes, lo cual no debiera ser.

Que la matrícula rural disminuya en 662 estudiantes en estos cuatro años, es grave. Porque tal cifra equivale a un 18 por ciento de estudiantes menos en las escuelas veredales. Era de 3 mil 695 en el año 2015 y pasó a ser de 3 mil 33 en el 2018.

¿Qué hacer? Hay gratuidad educativa en la primaria, entonces se podría decir que tal disminución no se debe a costos directos causados en los establecimientos educativos. Situaciones de pobreza, seguramente. Hay programas nacionales dirigidos a las zonas rurales, entre ellos el Programa de Educación Rural, PER, y el de modelos educativos flexibles. ¿Es que no han sido efectivos para lograr el acceso y la permanencia de los estudiantes en las aulas?

La alimentación y el transporte escolar se han convertido en la estrategia más atrayente. Pero hay problemas de financiación de los costos de estos dos programas. Porque la Nación cada vez más disminuye los recursos para una mayor cobertura de la alimentación y el transporte escolar. Se ha limitado a cubrir los costos salariales y de prestaciones sociales del personal.

¿Acaso el desinterés por la educación es tan significativo? ¿Los padres de familia perciben que resulta poco útil enviar a sus hijos a los establecimientos educativos?

LUISEDUARDOCHAMORRO10@GMAIL.COM 

Credito
LUIS EDUARDO CHAMORRO RODRÍGUEZ - ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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