Problemas de estudiantes en extraedad

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Quince mil 190 estudiantes superan la edad exigible para cada grado de escolaridad, en el Tolima.

Al mirar las cifras divulgadas por el Ministerio de Educación sobre las características de la matrícula escolar en el Tolima (MEN, Sudirección de acceso, Simat), hay unos datos que aparentemente son positivos.

Tiene que ver con el fenómeno de la extraedad escolar, que tiende a disminuir, lo cual es positivo en los últimos cuatro años. Sin embargo, no tanto como para aplaudir sonoramente.

Las cifras nos dicen que en el Tolima, incluyendo a Ibagué, en el año 2018 que está concluyendo, son 15 mil 190 los infantes y adolescentes matriculados de extraedad (de ellos 4 mil 441 en Ibagué), en edades superiores a las que establece el Ministerio de Educación como normales para cada nivel educativo y para cada edad. Es una cifra que es inferior a la del año 2015 que se toma como base.

Hace cuatro años, eran 17 mil 380 los estudiantes matriculados en extraedad en el Tolima. Así, se pasó de un porcentaje de 6.3 estudiantes en extraedad a un 6 por ciento, en el año 2018.

Con relación a esto de la extraedad, es pertinente recordar a qué se refiere este concepto e indicador educativo. El Ministerio de Educación Nacional ha definido la extraedad como “el desfase entre la edad y el grado y ocurre cuando un niño o joven tiene dos o tres años más por encima de la edad promedio, esperada para cursar un determinado grado. Lo anterior, teniendo como base que la Ley General de Educación ha planteado que la educación es obligatoria entre los 5 y 15 años de edad, de transición a noveno grado y que el grado de Preescolar obligatorio (transición) lo cursan los niños entre 5 y 6 años de edad. Por ejemplo, un estudiante de segundo grado debe tener entre 7 y 8 años de edad, si tiene entre 10 o más años, es un estudiante en extraedad”.

 

Eficiencia escolar

Se puede establecer que el fenómeno de la extraedad es un problema de eficiencia interna del sistema escolar colombiano, porque se trata de que los infantes y adolescentes no están llegando a las aulas a la edad que teóricamente ha sido establecida como ideal o adecuada. Edades que para el grado de transición obligatorio de Preescolar son los 5 años, para la primaria son las edades entre 6 y 10 años, para la básica secundaria 11 a 14 y para el nivel de educación básica 15 y 16 años de edad. Entonces, lo ideal fuera que tales prescripciones se cumplieran.

La extraedad, está asociada a la repitencia escolar y en consecuencia para algunos es una manifestación de fracaso escolar.

¿Acaso es anormal que infantes y adolescentes de edades superiores a las establecidas para cada grado, realicen sus actividades académicas junto a compañeros de aula con edades distintas?

Si nos atenemos al derecho fundamental a la educación, no se podrá negar la matrícula ni la permanencia en las aulas a estudiantes de extraedad.

A los docentes, entonces, les corresponde la tarea de diseñar estrategias de enseñanza diferentes, teniendo en cuenta las diferencias de edades de sus estudiantes, porque según la edad, el estudiante tendría diferentes niveles en su desarrollo cognitivo y físico. Hay niveles de competencias para el aprendizaje, que va del pensamiento concreto al pensamiento abstracto (Piaget, 1.977), que deberá tener en cuenta el docente.

 

Segregación y exclusión

La extraedad, en los términos y en las cifras ya mencionadas, como queda dicho, está asociada a la repitencia escolar, que no es deseable, porque no aporta desarrollos significativos en la calidad y cantidad de aprendizajes esperados.

Pero, también está asociada a situaciones de segregación y exclusión si por motivos de edad, se niega la matrícula o la permanencia de los estudiantes en las aulas y, entonces, se caería en la negación del derecho fundamental a la permanencia y al acceso a la educación.

“La repitencia y la situación de extraedad pueden representar para el niño (a) o joven una lesión afectiva de consecuencias irreversibles; generalmente el niño no tiene capacidad para pensarse como «diferente» en relación a los demás en cuanto a sus procesos de aprendizaje y como «igual» en cuanto a sus derechos y oportunidades, por tanto comienza a sentirse relegado del grupo, lo cual atenta contra su autoestima”, lo dice Linares (1998, citado por Deyse Ruiz M y Lizabeth Pachano, 2006).

Lo que dicen los rectores

Hernán Sigifredo Rubio, rector de la Institución Educativa General Roberto Leyva de Saldaña, dice sobre este tema: “La extraedad, riñe con la edad mental del niño que está dentro del rango normal. El estudiante de extraedad se siente discriminado porque se da cuenta de que es diferente a los demás niños; o porque es más grande o su voz es más ronca; su comportamiento es diferente, su forma de ver a los niños y a las niñas es distinta.

Esa situación, genera situaciones donde el niño se siente marginado, excluido, discriminado, estigmatizado porque sus mismos compañeros le dicen que está muy grande y estar muy grande es como sinónimo de ignorancia.

Un niño en extraedad, si es adolescente, ve a las niñas de otra manera y se puede prestar para abusos, ostentación de poder, matoneo hacia otros o al revés. No es una situación cómoda, no lo es para el profesor que tiene que dar el tratamiento como si fuera diverso, con un diseño de aprendizaje diferente”.

Herly Hernández, coordinador de la Institución Educativa Ismael Perdomo, de Cajamarca, dice por su parte: “En las relaciones, en algunos casos el estudiante se aísla, su situación emocional se ve afectada porque sus demás compañeros quieren juegos de niños y ellos quieren algo distinto; a veces comportamientos bruscos, lenguaje inapropiado para la edad escolar, en la que se encuentran sus demás compañeros. A veces, problemas de sexualidad porque habrá adolescentes que han tenido experiencias sexuales. A veces son propensos a peleas, problemas de acoso escolar porque los grandes son los que mandan en la escuela; y a veces en las relaciones con los docentes se sienten igual que ellos, muy grandes y no hay suficiente respeto”.

Mábel Lozada, rectora de la Institución Educativa Darío Echandía de Ibagué, opina: “Desde la psicología, eso está plenamente establecido que el desarrollo de cada niño depende de su edad. Cuando nos toca recibir niños extraedad, donde hay niños de 8 y 9 años y ellos ya tienen quince o dieciséis años; empezando por los intereses de cada niño, son distintos. El niño pequeño se siente atemorizado por el grande y este siente que tiene un poco de mayor poder, y empieza a generar complicaciones en el grupo”.

Credito
LUIS EDUARDO CHAMORRO - ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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