Ibagué tiene problemas de cobertura escolar, pero sus estudiantes tienen buen desempeño en las pruebas estandarizadas Saber. Le va bien en calidad educativa y ocupa el puesto octavo entre 23 ciudades capitales, pero mal en cuanto a cobertura escolar porque se ubica en el puesto 17, es decir, entre las diez con baja cobertura, según lo establece el Índice de Competitividad del año 2019.

Al centrar el análisis de la situación de la ciudad en cuanto a cobertura, con base en los indicadores educativos divulgados por el Ministerio de Educación Nacional este año (“cobertura en cifras”), se encuentra que de cada cien personas en edad escolar, 17 infantes y adolescentes que debieran estar estudiando, es decir, en edades entre 5 y 16 años de edad, están por fuera de las aulas, son ausentistas o inasistentes del sistema escolar.

De tal manera, que la población en edad escolar por fuera de los establecimientos educativos, según lo calcula el Ministerio de Educación Nacional, teóricamente llega a la cifra de 19 mil 541 en el año 2019 y era de 16 mil 33 en el año 2015. Así, el incremento de ausentistas es del 22 por ciento en el último quinquenio.

Otro indicador de la baja cobertura escolar en Ibagué, es el de la paulatina disminución de la población estudiantil matriculada. Con relación al año 2015, que se toma como base, las cifras nos dicen que son 9 mil 946 estudiantes menos equivalentes a un decrecimiento del 8.7 por ciento, que relativamente es un poco inferior al de los demás 46 municipios del departamento.

Posibles razones de la inasistencia

No hay estudios recientes que expliquen las razones por las cuales disminuye la población estudiantil y el por qué del ausentismo o inasistencia a los planteles educativos, siendo que hay gratuidad educativa en todos los niveles educativos de la educación básica y media.

Es un fenómeno que no es exclusivo de Ibagué, ocurre en el resto de país, es una situación estructural del sistema escolar que tiene explicaciones demográficas, entre otras.

Entre el año 2015 y el 2019, en curso, la población en edad escolar, entre 5 y 16 años, ha tenido una disminución porcentual del 2.4 por ciento que equivale a dos mil 782 personas menos en esa cohorte de edades, explicable en el hecho de que las tasas de fecundidad han disminuido y el promedio de habitantes por cada hogar, también.

Pero hay otro hecho. Si en Ibagué la población en general está concentrada en un 95 por ciento en las zonas urbanas y sólo el 5 por ciento restante en las zonas rurales, es una situación que crea una oportunidad y condiciones apropiadas para mejorar la cobertura escolar.

¿Acaso el modelo educativo actual estimula el poco interés de las personas por el estudio? Es posible, porque se ha llegado a la conclusión de que hay poca pertenencia educativa y, en consecuencia, padres de familia y estudiantes sienten poco interés o motivación por el estudio formal que se ofrece en los planteles educativos. Estudiantes y padres de familia encuentran poco útil y necesario lo que se les enseña a los estudiantes en las aulas. Entonces, en general, hay poca motivación por la educación y ello se expresa en el bajo interés por los asuntos educativos en los mandatarios.

A pesar de que hay gratuidad educativa, hay otros factores económicos que propician la inasistencia escolar y la disminución de la matrícula. El hecho que Ibagué sea la tercera ciudad con alto desempleo, que la incidencia de la pobreza monetaria afecte a 96 mil 673 personas y sea de 17.3 por ciento sobre la población total y que, la pobreza extrema afecte a 13 mil 411, al 2.4 por ciento de la población, son indicadores del año 2016 que de una u otra manera, afectan la asistencia a los establecimientos escolares para lo cual las familias deben asumir costos directos en vestuario, transporte, útiles escolares y algo para el recreo, entre otros gastos.

La cobertura en educación preescolar

 La cobertura escolar más baja se produce en el nivel educativo de preescolar y el de educación superior. Esto en el Tolima en general y en Ibagué en particular.

Ibagué ocupa el puesto 19 entre las 23 capitales en cuanto a cobertura del nivel preescolar, sobre las cuales se calculó el índice de competitividad en el año 2019, para las ciudades. En dicho ranking está entre las cinco de cobertura más baja en este nivel educativo. En educación superior, el puesto 14.

Al igual que ocurre en el resto del país, no se ofrece atención educativa en los tres grados de preescolar que establece la Ley 115. Sólo está garantizada la financiación estable para uno de estos niveles, el de transición dirigido a infantes de cinco años de edad. Quedan por fuera los grados de prejardín para niños de 3 años y grado de jardín para los de 4 años de edad. Esto explica el por qué de la baja cobertura de este nivel educativo vital para el desarrollo intelectual futuro de los infantes. Sólo una reforma constitucional solucionará este problema.

El grado de transición de preescolar es obligatorio, sin embargo la tasa de cobertura bruta para este nivel de preescolar ha disminuido en el quinquenio que se analiza. Era del 85.2 por ciento en el año 2015 y pasó a ser del 80.54 en el año 2019.

La matrícula se mantiene más o menos estable. Era de 7 mil 130 en el 2015 y pasó a ser de 7 mil 111 en el año 2019.

De todas maneras, no es tan bueno que la oferta educativa de preescolar esté a cargo de colegios privados, principalmente, sin llegar a cuestionar la calidad de esta oferta. Pero lo deseable es que sea el Estado el que asuma esta responsabilidad. No se puede dejar que la atención educativa de niños entre 3 y 5 años de edad sólo esté a cargo de las madres comunitarias del ICBF porque ellas no tienen la formación pedagógica para asumir tal responsabilidad, bajo el concepto de “Educación para la primera infancia” que disfraza la responsabilidad del Estado de atender los tres grados de preescolar.

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