Ibagué bien en cobertura escolar y regular en eficiencia interna

Crédito: Colprensa - EL NUEVO DÍAPor sexo, hay una ligera mayoría de mujeres matriculadas
Unos 9.654 de los estudiantes ibaguereños reprobaron, desertaron o repitieron el año escolar en el 2019.
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La Alcaldía de Ibagué, cuando han transcurrido ocho meses y medio del cuatrienio 2020-2023, no ha realizado ni ha programado el evento anual de rendición de cuentas. Todavía no es obligatorio que lo haga, pero sería bueno tener información integral sobre la marcha del sistema escolar en estos tiempos de la pandemia del Covid-19. Porque la crisis que se ha vivido, en primer lugar, es un problema de salubridad pública y, en segundo lugar, ha afectado significativamente el funcionamiento de los planteles educativos, con aulas cerradas desde marzo y en otros sectores, con impactos sobre la economía, la pobreza y el mercado de trabajo.

Boletines de prensa, el informe de Calidad de Vida de Ibagué Cómo Vamos, los indicadores del anuario estadístico que publica Planeación Municipal, el Dane y el Ministerio de Educación, han reportado datos cuantitativos sobre la atención educativa en la capital del Tolima, con relación a las bases de datos que se originan en las instituciones escolares.

En resumen, se puede concluir: Durante los últimos tres años, 2018, 2019 y el presente 2020, la población estudiantil matriculada en los niveles de la educación formal se ha estabilizado. Es decir, dejó de decrecer al ritmo de los años anteriores. Entonces, en cobertura escolar la capital está bien, según los datos de matrícula que se comenzaron a registrar a fines del  2019 y que continuó en los tres primeros meses del 2020.

No es posible, por lo tanto, conocer datos sobre los efectos de la pandemia, para lo cual habrá que esperar la matrícula del año 2021. Se sabrá sobre la evolución de la matrícula en la Educación Superior, entre el semestre A y semestre B, porque su periodicidad es semestral.

En cuanto a los indicadores de eficiencia interna, que miden la permanencia de los estudiantes en las aulas, hay situaciones preocupantes: Crece la reprobación o “pérdida del año” y la repitencia escolar, según los datos del año 2019, porque los del 2020, todavía no han sido calculados por el Ministerio de Educación y el Dane.

Por sexo, hay una ligera mayoría de mujeres matriculadas.

La evolución de la matrícula

El indicador de cobertura escolar más importante, en el momento de evaluar la relación entre la población en edad escolar y la población estudiantil matriculada, es el de asistencia escolar. Según este, hacia el año 2020, teóricamente se satisface la demanda de escolaridad para los 89.880 infantes y adolescentes que están edad escolar, entre los 5 años del grado de transición de preescolar y el grado 11 en bachillerato, a los 16 años de edad, cuando se espera que estén recibiendo el título de bachiller. Por ello, la tasa bruta de escolaridad de Ibagué es de  117.78%, según el sistema de matrícula del Ministerio de Educación, Simat, 2020.

Se supera el 100 por ciento porque en la cifra se incluye estudiantes de cualquier edad, es decir, los de extraedad. Pero, igualmente, es una cifra que no cobija la cobertura de los tres niveles de preescolar que establece la Ley General de Educación.

Son dos los niveles educativos con las tasas de cobertura más bajas. La Educación Superior (tasa bruta del 40%) que ofrece 25 universidades, la mayoría privadas y, la educación preescolar porque sólo atiende el grado de transición para infantes, de cinco años de edad, dejando por fuera de las estadísticas a los de los grados de prejardín y jardín para niños de 3 y 4 años.

Estos dos últimos grados sólo son ofrecidos por colegios privados, situación que se espera será solucionada si la Alcaldía cumple con el mandato del Plan de Desarrollo Municipal, el cual incorporó la oferta estatal de estos dos grados.

La matrícula está concentrada, en un 93.6%, en los establecimientos educativos oficiales y privados urbanos y sólo el 6.45% en las zonas rurales, lo cual está relacionado con la distribución porcentual de la población en general.

Que la población en edad escolar esté ubicada, principalmente en la zona urbana, es una fortaleza y oportunidad que tiene el Estado para que, a través de su Secretaría de Educación, mejore la cobertura, la permanencia y la calidad de la educación.

Por sexo, hay una ligera mayoría de mujeres matriculadas. Pero una de las debilidades de la oferta educativa, que se hace en Ibagué, es que la tasa de cobertura de la educación media (grados décimo y once), es la más baja entre los niveles educativos restantes.

Hay inequidad educativa en la oferta de este nivel educativo entre la zona urbana y la rural porque en los establecimientos educativos de la zona rural sólo se ofrece educación media a 869 estudiantes, en el año 2020, frente a 14.984 en las instituciones escolares urbanas.

Es bueno repetir, que la oferta educativa en un 74.8% es oficial y del 25.2% restante en colegios privados. Los colegios privados no contribuyen con oferta educativa en las veredas.

Por sexo, hay una ligera mayoría de mujeres matriculadas.

Los problemas de reprobación y repitencia escolar

Hay problemas de eficiencia interna escolar porque los planteles educativos no lograr retener y garantizar el derecho a la permanencia de sus estudiantes matriculados año a año.

De cada 100 estudiantes que se matriculan, 10 reprueban (10.62%), repiten o abandonan las aulas durante el año escolar, según los últimos datos, los del 2019.

En cifras absolutas fueron 9.654 los estudiantes involucrados en esta situación que tiene efectos sobre la vida futura de infantes, adolescentes y jóvenes. Situación sobre la cual no se escuchan reacciones en la ciudadanía, tampoco en las autoridades educativas, ni en los políticos.

No puede ser tal ineficiencia, el Estado no garantiza el derecho fundamental de la permanencia, a sus estudiantes. Siendo que tal derecho se puede garantizar a través de acciones de tutela, no se ha escuchado sobre una “tutelatón”, como se recurre ante otras situaciones menos importantes. Porque, entre otras cosas, son datos que hacen evidente el poco interés por la educación, en general.

La reprobación escolar tiende a crecer. Reprobaron o “perdieron” el año escolar 6.834 estudiantes (tasa de reprobación intraanual de 6.93%), 2.499 desertaron (tasa de deserción del 3.21%) y 321 eran repitentes (0.48%), sobre una matrícula total de 108.485 en el año que se analiza para efectos de la evaluación de la eficiencia interna.

Son cifras que hacen evidente el fracaso escolar de nuestro sistema educativo en la capital, concepto que para la Secretaría de Educación Departamental ha sido de “mortalidad académica” porque de una u otra manera, comparando esta situación con los profesionales de la salud, son estudiantes que ven frustrado su proyecto de vida, en muchos casos y “mueren” para el mundo escolar.

Está sucediendo que pocas personas se conmueven con estos datos y hechos. Corresponde a los rectores de las instituciones educativas, tomar las decisiones inmediatas, porque cada institución escolar tiene la facultad para establecer su propio sistema de evaluación y promoción de los estudiantes (decreto 1290 de 2009).

Pero, igualmente, corresponde a las secretarías de Educación y a los alcaldes, estimular, asesorar y tomar decisiones colectivas para que esto no ocurra. Si en Japón no hay cifras de repitentes, por qué acá ocurre ese fenómeno que afecta la autoestima de los estudiantes que llegan a esta situación.

Del tratamiento que se le da a esta situación en otros países se puede aprender. Entre los países con baja reprobación están República Eslovaca, Hungría, Islandia, Irlanda, Serbia, Austria, Croacia, Polonia. Los hay, también con casos de alta reprobación como Portugal e Italia (In focus, 2013).

¿Qué decisiones se han tomado sobre estos problemas con motivo de la pandemia? Será bueno saberlo, incluso antes de que se divulguen las cifras correspondientes, dentro de uno o dos años. Italia, por ejemplo, en los momentos más críticos de la expansión del Covid-19, tomó la decisión de dar por aprobados todos los cursos y grados a sus estudiantes.

Credito
Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

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