Este es el panorama de la educación en Murillo, Tolima

Crédito: Suministradas / EL NUEVO DÍALa sede de la Institución Educativa Lepanto.
El municipio de Murillo con sus 5.029 habitantes, se podría convertir en laboratorio social para estudiar varios fenómenos educativos. Se trata de un municipio con mayoría de población residente en la zona rural y en consecuencia su población estudiantil está ubicada en lugares dispersos de sus veredas, circunstancia que permite estudiar la oferta educativa en sedes o escuelas rurales multigrado con un solo docente, propio para saber de la brecha entre la educación formal que se ofrece en zonas rurales con relación a las urbanas.
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Murillo es el municipio más cercano al nevado del Ruiz, está ubicado a mayor altura sobre el nivel del mar, a 3000 metros y, en consecuencia, su clima es frío, condición que construye situaciones especiales en sus 28 escuelas o sedes rurales. Por el total de estudiantes matriculados en Murillo, en el año 2021, es el tercer municipio con la población estudiantil en menor cantidad, después de Suárez y Alpujarra.

La matrícula de todos los niveles educativos se concentra en dos instituciones educativas oficiales, la IE Técnica Agroindustrial de Lepanto con 546 estudiantes y la institución educativa El Bosque ubicada en el corregimiento del mismo nombre, con una matrícula de 217 estudiantes en el año 2021.

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Entonces, son 763 los estudiantes matriculados en Murillo en todos los niveles educativos, con 56 docentes que bien pueden ser participantes de una o varias investigaciones educativas para saber de sus experiencias exitosas en su desempeño en escuelas con dos estudiantes y hasta 15, distribuidos en diferentes grados para desarrollar el plan de estudios  de 9 áreas y por lo menos diez cátedras de obligatoria enseñanza. Entre ellas la de emprendimiento, de competencias laborales, de educación sexual y de afrocolombianidad.

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La oferta en zonas rurales

En el año 2020, el total de estudiantes matriculados en zonas rurales era de 70.871 en todo el departamento del Tolima, de ellos 6.628 en Ibagué.

Existen suficientes programas y modelos curriculares diseñados para hacer fácil el acceso, la calidad y la permanencia de los estudiantes en las escuelas o sedes rurales, entre ellos uno titulado Programa de Educación Rural. Pero es tan amplia y compleja la diversidad de situaciones y circunstancias que implica ofrecer educación formal en las zonas rurales, porque hay asuntos problemáticos muy singulares y críticos, entre ellas la de las escuelas o sedes multigrado.

Entre el año 2016 y el 2020, en el Tolima disminuyó en 10.966 el total de estudiantes de zonas rurales. Otro problema grave es que no se ofrece el bachillerato hasta el grado once, hubo 3.325 bachilleres graduados menos en la zona rural.

Son evidencias cuantitativas de la brecha educativa entre la oferta de educación en las zonas urbanas con relación a la de las zonas rurales. Es una diferencia debida a condiciones físicas por la ubicación geográfica de estos establecimientos educativos y las características de su equipamiento para atender la educación, principalmente en los tiempos de pandemia. Es una brecha que se traduce en inequidad, exclusión y discriminación social.

“El número de años promedio de escolaridad entre las poblaciones rurales dispersas de 15 años y más, es de seis años solamente, comparado con 9,6 años en zonas urbanas”, (MEN, 2018).

 Se calcula en un 53.4% el porcentaje de escuelas rurales que no ofrecen los cinco grados de primaria, “el 8.4% ofrece hasta el grado noveno de secundaria y solo un 5.1% ofrece educación media, es decir los grados décimo y once para graduar bachilleres”, (Chamorro, 2020, END). Es una situación que afecta a Ibagué, inclusive, “se pasó de 412 a 292 estudiantes de grado once en el año 2020”.

 

La dirección con 19 sedes

¿Cómo es la gestión directiva del rector de la IE Lepanto, un establecimiento educativo de 19 sedes, de ellas 17 en la zona rural?

Jovan Mora Sierra, es el rector de Lepanto, en Murillo. Tiene título de Magíster en Educación y bajo su dirección están los 34 docentes de la institución educativa.

 

El Nuevo Día: ¿Cuál ha sido su experiencia como rector de 19 sedes en Murillo?

Jovan Mora Sierra: “Manejar una institución con tantas sedes rurales es complicado, finalizando el 2019 logramos el nombramiento de un segundo coordinador, esto ha servido para hacer mayor presencia en las veredas tratando de dar solución a diferentes situaciones. Tenemos sedes muy dispersas y visitarlas generalmente implica todo un día, en algunas sedes la visita era anual salvo que hubieran emergencias que exigieran la presencia de un directivo.

En cuanto al tema económico, tengo sedes con cuatro o cinco niños y sabemos que los recursos que llegan son proporcionales a la matricula, esto hace imposible poder suplir las necesidades básicas de estas sedes y más si tenemos que descontar servicios contables, sistematización de notas, seguros. Todo esto termina siendo frustrante y debemos necesariamente acudir a la ayuda y voluntad de la administración municipal y departamental”.

 

END: ¿Qué situaciones ha creado la pandemia?

JMS: “En la pandemia la mayor dificultad es la falta de conectividad, es imposible programar clases virtuales a los niños de las sedes rurales, siendo la única alternativa la planeación y desarrollo de guías, reforzadas por videos, WhatsApp, o llamadas telefónicas que al final no van a reemplazar la presencialidad  en el aula.

En cuanto a la alternancia, algunas comunidades han manifestado su interés mientras que otras no tanto, pero sí hay un deseo por trabajar de manera presencial, incluso algunos docentes ya lo están haciendo esporádicamente con el consentimiento de los padres de familia”.

 

Yolima Guarnica, 32 años en escuelas rurales

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Otro caso para exaltar. El de Yolima Guarnica, la actual docente única en la sede rural de Sabanalarga, de la IE Lepanto, pero con la experiencia de 32 años como docente de escuelas rurales.

END. ¿Cómo vive, cómo ha ejercido  la docencia  en una escuela rural multigrado?

Yolima Guarnica: “La ausencia del Estado es total. Es como si el Estado quisiera que desaparecieran las escuelas rurales. La Ley General de Educación debe ser reformada. Mi desempeño docente con 13 estudiantes es algo muy agradable, hay respeto para el maestro, no hay desobediencia. Para mi tránsito desde el Líbano, donde vivo , compré un campero que requiere media hora desde Murillo para llegar a la escuela”.

 

Ser docente rural, una experiencia mágica

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Edisson Morales Muñoz es el único docente de la escuela rural Cajones de Murillo con 12 estudiantes matriculados en todos los grados de primaria, ubicada a tres horas y media a caballo, porque no entra otro tipo de vehículo para llegar a la escuela por caminos de herradura. Es Licenciado en Educación Básica de la Universidad Pedagógica de Tunja.

END: ¿Cómo vive, cómo ejerce la docencia un profesional de la educación en una escuela rural multigrado?

Edisson Morales Muñoz: “Es una experiencia mágica y única para quien trabaja en la zona rural, es algo maravilloso por las ganas de aprender que se percibe de los estudiantes, no ir un día a la escuela, para ellos es una tragedia.

Cuando llegué, hace cuatro años, la escuela estaba abandonada, sin vidrios, chapas ni pintura, con sanitarios deplorables, sin vivienda para el docente. Con la rectoría de la IE, la Alcaldía y los padres, esta situación cambió. En una bodega vieja adecué la vivienda. Durante dos años he vivido en la escuela, en los otros en viviendas de padres de familia. Me tocó comprar caballo para llegar, son tres horas a caballo desde la zona urbana de Murillo. Ser profesor me ha dado las más grandes alegrías. Ver la sonrisa, la alegría de los estudiantes, es maravilloso”.

END: ¿Qué ha pasado en la pandemia?

EMM: “Ha sido complicado por la distancia. Formé un grupo de WhatsApp pero algunos estudiantes debían caminar hasta una hora para encontrar señal, en un hogar 3 niños sólo contaban con un celular”.

Credito
Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

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