“Despierta de una vez”: Palosanto, de Enrique Bunbury

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“En los tres años en los que estuve escribiendo este álbum, el hartazgo y alienación llevó a jóvenes y no tan jóvenes, a salir a la calle a manifestar el descontento y desencanto”, Bunbury.

Bunbury, peregrino de canciones y libros (no en vano su nombre artístico lo toma de un personaje de ‘La importancia de llamarse Ernesto’, de Oscar Wilde) nunca se queda quieto en una sola propuesta estética. Sus discos no son simples variaciones de un mismo concepto. Por eso, luego de ‘Licenciado Cantinas’ (un álbum donde hace sus versiones de clásicos populares de la música latinoamericana), sorprende con ‘Palosanto’ (2013), un disco de rock que oscila entre una lectura mordaz del mundo contemporáneo y la mirada interior que indaga los sentidos del amor, de la solidaridad, del propio arte y de una conciencia crítica frente al pasado pues “cada esquina / nos devuelve nuestra historia”, tal como lo indica en el tema ‘Plano secuencia’.

Varias canciones del más reciente disco de Enrique Bunbury tienen letras de una cuidadosa elaboración poética, por ejemplo “Noticias imperiales”, donde se encuentran versos como “riega mis desiertos / de cuerpo prestado”. En dicha canción pareciera advertir que en las cosmogonías antiguas hay muchas enseñanzas valiosas para los problemas de hambre y destrucción de la naturaleza que agobian el presente. De ahí que invite a revisitar los tiempos del mito y de los rituales aztecas: “…y las alas de tus pies / de plumas de Quetzal / recaudadas en ofrendas”. Para el artista español, en vez de las épicas que han hecho “de la historia un fraude”, es primordial romper con los nacionalismos y no olvidar cuanto horror provocaron los Cortés, Aguirre, Pizarro, Fujimori o Pinochet; todos ellos apellidos monstruosos a los que se hace el ajuste de cuentas en la canción ‘Hijo de Cortés’: “No me digas hijo de Cortés / no digas más palabrotas / que Moctezuma jamás se vengó / de este vuestro hermano sincero o idiota”.

Resulta fundamental resaltar que la belleza de “Palosanto” se funda en la embriaguez sonora de sus canciones: el rock se enriquece con elementos sinfónicos y hasta el góspel de un trio de mujeres. Su belleza posibilita, a la vez, una reflexión sobre la historia (el eco de los horrores de la Conquista y las dictaduras en Suramérica) y un presente donde las manifestaciones y protestas se toman las calles para denunciar múltiples crímenes económicos, sociales y culturales de la globalización. Justamente el primer tema del disco se titula “Despierta” y en él -como lo sugiere el video musical- es necesario romper con una vida zombi que repite en el confort de la casa lo que dicen los aparatos titilantes (televisores y tecnologías que ponen la virtualidad por encima de la experiencia): “Despierta de una vez / respira / y bébete el aire”. El mismo Bunbury ha llegado a reconoce que durante la com-

Credito
JORGE LADINO GAITÁN BEDOYA*

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