Álvaro Barrios: el arte de volver a crear

Es pionero del arte conceptual en Colombia y uno de los artistas más importantes de las últimas décadas en el país. Entrevista hecha por el escritor tolimense Albeiro Arias el pasado 29 de enero, en Barranquilla.

ALBEIRO ARIAS: Pensando en el tema de lo metafísico que tanto le interesa a usted, el hecho de apropiarse de obras del pasado ¿tiene algo que ver con la el tema de la reencarnación, resucitación o con algo cíclico?

ÁLVARO BARRIOS: Yo en general prefiero la palabra recrear. Para mí, la palabra recrear significa eso: volver a crear. El artista básicamente es un creador. El creador es el que produce algo que no existe. Por ejemplo, la naturaleza cada vez produce un árbol, pero no es el mismo árbol, aunque parecidos, cada uno tiene una ligera variante. De la misma manera cada flor tiene variaciones en el tono del color, en el tamaño, en el olor. Cada flor es otra cosa. La naturaleza no se repite. Hablo de la naturaleza como creadora, simbólicamente hablando. La naturaleza crea cada vez entes nuevos. Por ejemplo, en la teoría de la evolución se crean cosas nuevas a partir de lo que ya existe. Los monos son un eslabón en la cadena evolutiva de los humanos, pero los monos son los monos y el hombre es el hombre. No es que el hombre esté inspirado en el mono ni tampoco que el hombre sea una versión nueva del mono.

A.A. Es indudable que usted es quizá el artista que más se ha apropiado, recreado o citado la obra de Duchamp. Uno se preguntaría: ¿qué sentido tiene volver a hacer una obra que ya existe?

A.B. Yo en primer lugar no me propongo a hacer recreaciones. Son creaciones distintas abordadas desde balcones distintos, desde ángulos diferentes. Comenzando por el ready- made, concepto inventado por Duchamp, valioso como su creación. Sin embargo, el arte post-Duchamp continúo evolucionando.Yo no hago ready- made conceptualmente hablando, pues estaría en un retroceso, devolviéndome cien años. No soy tan ingenuo. En 2017, La Fuente de Duchamp cumplirá 100 años. Si yo un siglo después estuviera haciendo ready-made, mi obra no tendría ningún sentido, pues como artista no estaría creando nada nuevo.En el arte actual, crear cosas nuevas no significa cambiarlas físicamente sino cambiarlas conceptualmente. Eso es lo que yo hago.

A.A. ¿Qué tiene de diferente un artista de alguien que no lo es?

A.B. El artista tiene la facultad de ser un puente. El artista es un médium, ya lo dijo Duchamp. Porque el artista no es el verdadero creador. El conocimiento, la inspiración, le vienen de otra parte. Uno es como un radio que recibe las ondas, que transmite lo que viene de otra dimensión, la “inspiración” del universo. El artista es quien tiene esa facultad.  

A.A. ¿Hay alguna reflexión sobre el tiempo en su obra?

A.B. Mi obra es como una máquina del tiempo. En las tiras cómicas hay una  historieta que yo conocía desde antes de aprender a leer. Aparecía en el suplemento del diario La Prensa de Barranquilla, Trucutú (Alley Oop), el tema era una máquina del tiempo inventada por el científico del siglo XX, Elbert Wonmug, que le permite a un hombre de la edad de piedra viajar hacia el futuro. Trucutú termina modernizándose. También recuerdo a Brick Bradford, en esa tira cómica el protagonista se desplaza por el espacio y el tiempo en un aparato que tiene forma de trompo y que fue inventado por el profesor Kala Kopak. Mi obra es como si yo viajara en una máquina del tiempo que me permite mezclar el pasado con el presente. Esto lo he hecho a través de cincuenta años de producción artística. Elementos de mi pasado, inclusive desde antes de ser artista, de mi infancia, aparecen, reaparecen y desaparecen. Hay una visión de una arcadia, de algo idílico que se perdió. Viajo, tomo, retomo, olvido. Lo mío es como una meditación en el presente tomandocomo bola de cristal algo que ya existe. Algo así como una videncia. 

A.A. ¿Usted es vidente?A.B. Yo tengo una visión distinta de los espiritistas clásicos, por llamarlos de alguna forma. Yo tengo algunas facultades medio-anímicas. Sólo soy un médium escribiente y parlante. Tengo alguna capacidad de intuición desde antes de interesarme por estos temas. La intuición es como el camino hacia la videncia. Yo dejo que la intuición trabaje sola, siguiéndola como un lenguaje, como si alguien me hablara. Sin embargo, no me interesó desarrollar la videncia porque otras facultades medio anímicas me llegaron con mayor facilidad. 

A.A. ¿El espiritismo influye en su creación?

A.B. Igual que las doctrinas clásicas del espiritismo no influyeron en mi desarrollo del tema, en el campo del arte no tuve profesores. Solo tengo un diploma en Historia del Arte. Lo obtuve únicamente por cumplir un requisito de la compañía naviera Italian Line, que, en 1967, ofrecía tiquetes de regreso gratis a quien estudiara Historia del Arte en Italia. Pero, a pesar de que me llaman “maestro”, realmente yo no tengo ningún diploma que me acredite como tal. 

A.A. ¿Cuándo fue su primer encuentro con Duchamp?

A.B. Estudiando arquitectura conocí el libro Conversaciones con Marcel Duchamp de Pierre Cabanne cuyas entrevistas se hicieron en 1966 y en el que el artista habla por primera vez de su obra. Lo interesante de este libro es que no tiene imágenes de obras suyas, sólo sus ideas esbozadas en las entrevistas. Desde ahí me intereso en las ideas por encima de las formas. En cuanto a obras, la primera la vi en Italia, en Venecia, se trata de la pintura Joven triste en un tren (1911). 

A.A. ¿Cuándo se apropia iconográficamente por primera vez de las obras de Duchamp?

A.B. En 1978 hago ‘Sueños’ con Marcel Duchamp, un Grabado popular que aparece en El Diario del Caribe. Pero ahí no hay ninguna apropiación de sus obras sino de una foto de Duchamp. La primera exposición sobre el tema Duchamp fue en el año 1980 en la galería Garcés Velázquez. Creo que mi primera apropiación de la obra de Duchamp fue mi Rrose Sélavy, un ready-made reciproco en donde dos objetos encontrados se apoyan uno con el otro y forman un tercero. En mi obra dos obras de Duchamp se apoyan, la primera es LHOOQ, que es la Mona Lisa con bigotes, por eso me dejé el bigote. La segunda es Rrose Selavit. Estas dos obras que se convierten en una tercera, mi obra.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

A.A. Se ha trabajado mucho sobre Duchamp. ¿Tiene usted conciencia de ello?

A.B. Sobre Duchamp se han hecho muchas cosas. Cuando empecé mis series sobre Duchamp en los años 80, tenía muchas dudas sobre si eso tendría alguna trascendencia. Era consciente de que seguramente se habían hecho muchísimas cosas sobre Duchamp y que una más o una menos no habría diferencia. Pensé que dirían: “un latinoamericano más haciendo cosas sobre Duchamp”. Cuando el Museo de Arte Moderno de Nueva York adquirió mi versión de Rrose Sélavy y un conjunto de mis Sueños con Marcel Duchamp, comprendí que mi diálogo con la obra del artista francés sí había trascendido.

A.A. ¿A usted le hablan artistas del pasado? ¿En algún momento habló con el espíritu Marcel Duchamp?

A.B. No me interesa retomar conocimientos de otras esferas para la esfera en la que estoy. Lo que nos tenían que dejar los artistas ya lo dejaron en sus obras, en sus acciones, en sus pensamientos. Duchamp cumplió su ciclo, dejó sus obras, trasmitió su ejemplo, sus escritos y sus ideas. No veo la necesidad de buscar en el campo espiritual más conocimientos o explicaciones de las que en vida dio el propio Duchamp. He tenido contactos no buscados con Duchamp en lo relacionado con el juego del ajedrez, pero no en el arte. 

A.A. ¿Por qué es tan importante Duchamp para usted?

A.B. Él es el artista más importante del siglo XX, pero para mí es como una bola de cristal, simplemente un pretexto. No es que en la bola de cristal se vean cosas. Ella siempre seguirá siendo un objeto, un apoyo material, físico, que permite disparar lo metafísico o lo paranormal, para poder “ver”.

A.A. ¿Por qué aborda con frecuencia en su obra el tema del homoerotismo?

A.B. El erotismo me interesó siempre. Aunque mi obra tiene muchos frentes. El erotismo tiene que ver con el amor más que con la sexualidad. La sexualidad es un reto. Sería raro que personas sanas no tuvieran sexualidad. La sexualidad está íntimamente unida a los artistas y sería raro no desarrollarlo de alguna manera en la obra. El erotismo es diferente de la sexualidad explícita, del desbordamiento y de algún sentimiento personal con el que se quiera dar una bofetada a la sociedad. En el mundo del arte es muy normal encontrar artistas homosexuales. Siempre he evitado hablar explícitamente sobre el tema. Si bien es cierto que pueda llegar a tener algún interés para los estudiosos de mi obra, he mantenido en la mayor privacidad mi vida personal. Colombia ha sido muy respetuosa de la privacidad de los artistas plásticos.

A.A. ¿Tiene asistentes?

A.B. Yo hago la parte creativa. Uso asistentes sobre todo en la obras de gran formato. Yo mismo preparo los colores, siempre hago las líneas negras y aplico la capa final.

A.A. Usted les entrega la Copa Duchamp a varios artistas mediocres que se volvieron extraordinarios. ¿Son en realidad mediocres?

A.B. (Risas) No. Comenzaron como mediocres, después llegaron a ser excelentes. En la serie que realicé sobre este tema, los artistas mediocres están representados simbólicamente como los debiluchos que aparecen en la publicidad de Charles Atlas en los años 50.

A.A. Ha hecho usted muchas obras con la Fuente de Duchamp…Así como Duchamp convirtió su urinario en una fuente, yo he convertido mi versión de la misma en muchas cosas: en algunos casos ha sido un trofeo, en otros es un niño o un astro flotando en el espacio.

A.A. ¿Sus obras son hechas con técnicas convencionales?Técnicas convencionales para expresar ideas no convencionales. Lo que no funciona es usar técnicas convencionales para hacer obras convencionales.

Credito
REDACCIÓN EL NUEVO DÍA

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